viernes, 12 de octubre de 2007

Me encanta que se follen a mi mujer

Como pueden apreciar, soy casado y ya llevo más de 20 años con la misma mujer, ella se llama Viviana y yo Carlos.

Vivi tiene un cuerpo espectacular un culo que todos se dan vuelta para mirarlo y además le gusta mostrar, sus tetas paradas y duras de un tamaño importante la hacen muy deseable para cualquiera.

Desde joven he tenido relaciones bisexuales, con algún vecino y/o amigo, dichas relaciones tuvieron un corte a mis 18 años y por muchísimo tiempo no tuve más contactos sexuales con hombres. Esta parte de mi vida se las había ocultado durante un montón de años a mi mujer.

Resulta que un día en unas vacaciones yo solo aquí me fui encontrar con un amigo Luis que también mi mujer conocía y muy bien por que hacia tiempo lo invitamos a una fiesta de otro amigo ya que estaba solo y como era una fiesta de disfraces cada uno estaba vestido de una manera espectacular, yo de smoking y una careta de gorila, mi mujer vestida bien de los años 30, para eso se puso un vestidito muy cortito de seda y lleno de flecos apenas le tapaba la cola, abajo una tanguita bien puta y nuestro amigo en común vestido de las mil y una noches.

Yo en un momento dado bastante bebido los vi bailando muy apretaditos y él le metía la mano en la cola, luego los perdí de vista, como pude me puse a buscarlos cuando siento en el cuarto de servicio de la casa unos gemidos que conocía, despacio fui entrando y la veo a ella apoyada contra el lavabo y Luis penetrándola desde atrás. Ella le pedía más y más y le decía que tenía una pija espectacular que le gustaba mucho y que quería que la partiese en dos, ella no me vio pero mi amigo en un momento me mira y me sonríe.

Cuando veo que acaban yo me voy y al ratito ella viene a mi lado toda mimosa y me dice si no quería cojerla en el baño, fuimos allí me puse a chuparle la concha que estaba llena d leche de mi amigo y luego la coji, le dije que estaba empapada y ella me dijo que se había calentado mucho y nunca más hablamos del tema.

Bueno volviendo a la cosa fui a ver a Luis, nos pusimos tomar algo y a ver una película porno, con las pijas paradas nos pusimos a pajearnos de repente como quien no quiere la cosa él me tomo la mano y se la llevo a su pija. La agarre como hacía mucho tiempo no tomaba una y sin más comencé a pajearlo y de repente me puse a mamarla y al rato me estaba comiendo una pija impresionante.

Mientras me penetraba me hacia recordar la fiesta, y me decía así:

- ¿Te gusto aquel día que me la coji a Vivi?

- Si, me encanto.

- Siempre te gusto ser cornudo, ¿no?

- No lo se, lo que si sé es que me éxito mucho verla cogiendo y gozando con tu pija.

- Sí, gozaba como lo haces ahora vos, yo sabía que en algún momento esto iba a ocurrir, gozarla a Vivi y a Vos.

Días mas tarde de este episodio me junto con mi mujer y le cuento lo sucedido ella comenzó a llorar y me dijo de todo y le conté que ya había tenido relaciones antes y que no se que me impulso nuevamente a querer gozar de esta manera.

De a poco ella se fue acostumbrando a lo que le había contado y mientras hacíamos el amor me tocaba el culo y despacio comenzó a insitarme a que compre un consolador, cosa que hice.

A partir de ese momento mi vida cambio, ella me empezó a coger una y otra vez en cada relación que manteníamos ella me cogía con más ganas. Había días donde ella no me dejaba penetrarla y me decía que ella era el macho y que yo era una putita.

Paso el tiempo y un día otro matrimonio amigo el cual frecuentábamos mucho él me dijo directamente que estaba caliente con mi mujer y que proponía que hiciéramos un intercambio. Yo me quede duro pensando y cuando volví a casa le conté a Vivi lo ocurrido y me dijo así:

Mira Carlos vos te diste unos cuantos gustos y yo también quiero dármelos así que anda y decile a Pepe que tu mujer tiene muchas ganas que se la coja, además vas y le decís que a vos también te gusta que me cojan.

Cosa que hice y realmente mi mujer fue garchada una y otra vez, yo también cogía a su mujer pero el se ganó el premio ya que mi hembra salía con el cuándo él quería y luego yo me chupaba sin saber su leche ya que ninguno de los dos me decía nada.

Pero eso sí yo la veía a mi mujer contenta y me decía

- "Ay mi querido cornudo, no sabes como me gozar tu amigo, esa pija es tan o más grandota que la de Luis"

Y en ese momento me dice:

- La tiene grande Luis no?

Le digo:

- Sí, cómo sabes.

Y ella me dice:

- Bueno te cuento que me lo cogí en la fiesta aquella, te acordas cuando fuimos al baño y me dijiste que mojada que estaba bueno eso era la leche de Luis. Así que ahora sabes que te puse los cuernos con el que te cogió a vos también.

Un día mi mujer me dice por que no la cogíamos juntos allí comenzó otra etapa ya que estábamos los dos con ella yo le chupaba la concha mientras el se la cogía desde atrás y de paso le pasaba la lengua por la pija, ese día no me dejo cogerla solo me decía :

- Mira papito como me coge Pepe, te gusta verla a tu mujercita con otra pija adentro? Si se que te encanta y vas a tener mucho más te lo prometo.

La siguiente vez que estuvimos los cuatro me insinuó a chuparle la poronga de Pepe adelante de la esposa cosa que nunca tampoco ella me había visto hacer las damas estaban complacidas con lo que veían y mi amigo más que satisfecho ya que tenia a su mujer, la mía, y al chupa pija de su amigo todos para satisfacerlo a el.

Un día se corto esto y siempre quede con las ganas de que me cogiera adelante de mi hembra así ella podía ver al putito de su marido.

Pasaron algunos años 3 y de nuevo comenzamos a salir con este amigo y se la volvió a coger, fuimos a varios telos juntos y me muestran como cogen como se la mete, como ella le chupa la pija y como cada día se pone más puta.

Una de esas salidas ella vestida como una diosa, con portaligas y ropa interior sumamente sexy se pone ha hacer un striptease y me dice, hoy, querido cornudo, voy a darte algo muy pero muy especial. Esto es para que aprendas que soy yo la que dice qué y cómo se hace, y dicho esto se empezó a reír.

Le dice, vení, Pepe, quiero enseñarle a este cornudo, chupa pijas lo que podes hacer con esta pijota que tenés, en ese momento ella ya desnuda se pone en cuatro patas y me dice, vení, cornudo, chupame la concha y especialmente el culo, calentame bien.

Así se lo fui mojando y ella parando la cola bien alto le dijo: Pepe quiero que me cojas por el culo, mostrale a este amigo tuyo como me desvirgas el orto ya que a él le gusta saber que no me desvirgó nada. Y le dice así: te cuento algo, Pepe, sabes que este amigo tuyo que me conoce desde los 14 años tuvo la oportunidad de desvirgarme la concha y no lo hizo, me dejo que otro amigo de él lo hiciera y me cogiera durante bastante tiempo y recién después empezó a salir conmigo cuando ya estaba bien cogida y tenía la concha bien abierta y dicho esto Pepe se la empezó a enterrar de tal manera que ella gritaba y me decía, ves, cabrón, esto es coger.

Yo mientras tanto miraba como se la enterraba hasta que le lleno el culo de leche y quedaron tendidos en la cama, luego de que se la saco me puse a lamerle el culo a ella y me decía que se lo limpiara bien que estaba lleno de la lechita del macho y que quiere que me la tome toda.

Pasó una hora y dice que sigue caliente así que me ordena que le chupe la poderosa pija que tiene y se la toco bien, luego Vivi vuelve a coger con él.

Con Pepe hemos estado muchas veces con él y una amiguita intima que tiene y le hemos hecho de todo a ella y también se la chupe delante de ella. A los dos les gusta muchísimo que se la chupe ya que ven al putito de amigo que tienen.

Una noche estábamos en una orgía espectacular los tres y ella de a poco le fue diciendo que me la colocase así que me fueron poniendo vaselina y esta amigo mío me la puso toda. Por fin la pija que coge a mi mujer me estaba cogiendo a mí también (eso pensaba yo). Cuando estamos cogiendo con mi mujer ella me dice que mi amigo la llama y quiere hacer cosas con ella sola y ella no quiere ya que le gusta mostrarme como me cornea y el le ha contado que me ha cogido lógicamente yo se lo niego pues quiero que ella le pida que me coja adelante de ella.

Me encantaría entregarme a él y que ella vea que además de cornudo consciente y alegre también me gusta que me la meta su macho y no solo el consolador que me pone Vivi.

Hace un par de meses que no estamos saliendo los tres pero mi mujer en un viaje que tuvo que hacer y el avión tuvo que quedarse una noche en una ciudad del interior por desperfectos se fue apuntando un pendejo de 20 años que la estaba calentando mucho, llego la hora de salir a cenar ya que el hotel no tenía donde y/o casualidad van a parar en el mismo lugar una cantina amena con músicos y mucha alegría.

Fabián, así se llama, se le acerco y comenzaron a charlar vino, comida, música hicieron su efecto y terminaron los dos en el mismo cuarto ella recibiendo pija y el concha. En el medio de esa cogida yo la telefoneo y me atiende recibiendo pijazos y me dice que la estaba pasando muy bien y que mañana me contaba, cuando corta no que bien colgado el teléfono por lo tanto yo pude escuchar lo que sigue.

Fabián que bueno que estas como me coges, el que me llamo era el cornudo de mi marido que no lo es más porque no puedo hacer más de lo que hago pero cada vez que tengo una oportunidad llego a casa con la concha llena de leche para que me la chupe.

El, así que le gusta que lo cornees y por qué no haces que escuche como te la pongo mientras él está allí solito, justo en ese momento tengo un ataque de tos y sienten por el teléfono y ella agarra el tubo y me dice, cornudo estas allí, Sí, aquí estoy, Que bien así sabes como voy a llegar mañana y quiero que me busques en el aeropuerto por que quiero que lo conozcas a Fabián.

Después de eso puso el teléfono sobre la cama y me hacia escuchar como se la metía hasta los huevos y la hacia acabar una y otra vez hasta de repente me colgó el tubo.

A la mañana siguiente voy al aeropuerto a buscarla como me lo había pedido y veo que salen abrazados y vienen hacia mí y me dice hola querido te presento a Fabián desde anoche que estamos juntos y quiero seguir un rato más ¿qué te parece si le pedís algo?

Yo le digo por favor cógela bien los llevo a un telo ahora mismo.

Después de unas horas salieron del hotel y lo llevamos hasta un shopping ya que tenia que trabajar.

Cuando lo dejamos ella me comenzó a contar todo lo que habían hecho y me dijo como te gusta que otros me cojan y esto me encanta ya que sos un cornudo sumiso y esto sí que es bueno.

Quiero que lo llames y le digas que puede salir conmigo cuando quiera. Yo puse un poco de reparos pero ella me dijo toda mimosa, dale mi amor si no lo haces entonces va a ser peor por nunca más te voy a dejar saber ni ver nada.

Me paso el celular marco el numero y yo le dije:

Hola habla Carlos quiero que sepas que te la podes coger cuando quieras a Vivi porque ME ENCANTA QUE SE COJAN A MI MUJER.

Ya veníamos haciendo realidad nuestras fantasías desde hacía mucho tiempo y ella siempre exigiéndome más y haciendo más y más cornudo y también gozando de ciertas situaciones, pero le encantaba hacerme pedir las cosas y ella tratarme como un cornudo.

La fui alentando a que se levantara un tipo en diferentes lugares despacito se fue haciendo el bocho y un día en un boliche estábamos tomando algo y le vi la expresión de excitación en sus ojos. Se había calentado con un tipo corpulento, castaño, la miró y vino a la mesa sin importar que yo estuviera saludó a los dos y le dijo si quería bailar, ella me miró, me tiró un beso y se fue.

La veía bailando apretados y sensuales cada vez más lentos y más apretados de repente le dio un beso en la boca y comenzó una franela sin igual al rato vienen a la mesa se sientan así abrazados y me lo presenta así Andrés, éste es mi marido Carlos que debe estar en este momento con la pija dura de vernos de esta manera, y me toca, si no te lo dije mira está al palo.

Bueno querido ya encontré lo que necesito así que salgamos los tres y ya que Andy está sin coche nos llevas al primer telo que encuentres y nos esperas en la cochera.

Salimos del boliche y me puse a manejar como chófer ellos atrás besándose y tocándose de una manera fantástica.

Estuve 5 horas esperando cuando salieron ella estaba sin bombacha y me dijo al entrar al auto que le tocara la concha, hervía, estaba roja y llena de leche. Y me dice que realmente no se había equivocado que el nuevo amigo era un pijudo bárbaro, larga y gruesa y que era un semental. Lo alcanzamos a la casa ellos siempre atrás y besándose y franeleando y cuando llegamos a la puerta de la casa me dice: vení pasate para atrás así por lo menos ves lo que me comí.

Me siento y saca del pantalón una garcha que semi erecta media como 20 x 7 ella me agarra la cabeza y me dijo dale Willy dale un besito a la pija que me hizo gozar, le di un beso, mejor dicho me la metí en la boca y tenia todavía sabor a concha de mi hembra se la limpie toda y luego se fue.

En el auto no me hablo se quedó sentada atrás y yo manejando como su chófer ella con su concha abierta y tocándose el clítoris.

Cuando llegamos a casa ella me dijo, viste que pija, bueno cuando se le para mide como 6 cm más y se pone más gruesa aun, vení, puto cornudo, vení y ahora chupate todo lo que tengo en mi concha y en mi culo.

Así comenzó ella a salir con Andy que la venia a buscar a casa y a mí me dejaban esperando. Yo portándome bien siempre la esperaba despierto para que ella me contase y él también. Ella no conforme con esto un día estando en casa una amiga nuestra le dice, Sandra tengo que contarte algo que no sabes y te va a gustar mucho, si Vivi contame.

Carlos, me llama,

Si Vivi,

Vení, sentate aquí a mis pies, así lo hago y ella dice: Sandra este que ves aquí es un marido especial y espectacular, me deja hacerlo cornudo, le gusta y es más también le gusta chupar pijas.

Yo no podía creer lo que estaba contando ya que somos amigos y nunca se dio nada entre nosotros, pero ella lo estaba haciendo.

Sandra, no lo puedo creer y me mira, así que resultaste ser un buen cornudo consentido, que bien ya que me gusta saber que tengo una amiga que si que la pasa bien y con permiso.

Después Vivi le comenzó a contar de todo sin poner ningún reparo, como cogía como me hacia ver y como me hacia chuparle la pija y le leche en su concha.

Un día mi mujer me dice que quería hacer un jueguito y darle una sorpresa a Andy y me dice que me quiere vestir de mujer, yo me negué y ella con vos autoritaria me dice: Mira, puto y cornudo, aquí quien manda soy YO y vos vas hacer lo que yo digo ¿entendido?

Si mi amor voy hacer lo que ordenes, fue mi contestación.

Me depiló las piernas, culo, bolas y pija, también todos los pelos del pecho, me baño bien, me hizo una enema, y comenzó a vestirme medias, tanguita, pollerita, corpiño con algodón, blusa, zapatos de taco mediano, peluca y finalmente maquillaje, y VOILA allí estaba yo hecha una ella, divina perfumada y ella a partir de ese momento comenzó a llamarme Marcela.

Llego Andy esa noche y le dijo te quiero presentar a una amiga nueva se llama Marcela y me llamo cuando me vio dijo está divina ¿qué le vamos a hacer a ella?. Será a partir de ahora, nuestra amiga, sirvienta, amante y todo lo que quieras.

Vení, Marcela me dice Andy, me siento a su lado y el abrazando a Vivi me da un beso en la boca que casi me deja sin respiración. Vivi viendo esto se calienta y le empieza a sacar la pija que yo ya conocía de habérsela chupado esa noche en el auto y cuando la tiene afuera me agarra de la cabeza y me dice; Marcela esta pija que me pertenece te va hacer muy feliz por que vas a comenzar a gozarla como lo hago yo.

Dicho esto me pongo a chuparla y ellos se besan como novios, luego me hacen ir al dormitorio y que me desnude cuando ellos llegan ya están sin ropa y veo una pija de tamaño descomunal.

Estoy en la cama y ella me comienza a chupar el culo y a dilatarlo, Yo no lo podía creer ella me iba a sodomizar delante suyo finalmente. Minutos después él estaba apuntando con su enorme palo y despacio me lo va enterrando.

Vivi miraba y se agachó para decirme, se siente bien no es cierto bueno a partir de ahora tu culo va quedar en flor por que ya no sos un macho sino una hembrita caliente, no es cierto. Yo asentí con la cabeza y él me pregunta como me llamo y le digo MARCELA.

Las dos me saludan sonriendo y Susana la esposa de mi jefe me dice, Bueno Carlitos creo que a partir de ahora nos vamos a entender bien. ¿Cómo debo llamarte? Vivi le contesta rápidamente se llama Marcela.

Aha! Marcela ahora que sabemos tu secretito te vas a portar muy bien y muy solicita, comenzá y trae la cena que tenemos hambre.

Durante la cena el tema se llevo así: Carlos/Marcela éste sí que ha sido un buen regalo de tu Vivi especialmente para mí ya que ahora quiero que sepas que tu jefe en cualquier momento viene a culearse a tu mujer y vos no solamente estarás de acuerdo sino que quiero que se lo agradezcas.

Vivi: se ríe y le dice ésto me encanta ya que ahora por fin las cosas se pondrán en orden y al día.

Traje el café y me dice Susana ven Marcela sentate aquí en la alfombra a nuestros pies mientras nosotras tomamos el café. Cuando me estoy acomodando me tropiezo y derramo una taza de café. Vivi se levanta enfurecida y me da un cachetazo y me dice mira putita de mierda y gran cornudo lo que has hecho ponte ya mismo en cuatro y lame todo ese desparramo. Susana al tiempo se levanta y le dice podemos además darle algún otro castigo.

Luego de limpiar todo me llevan las tres al cuarto y me dicen desnúdate y ponte boca abajo en la cama ni bien lo hice recibo unos chirlos en el culo cada vez más fuertes hasta que al aflojarme todo siento algo en mi trasero cuando me quiero dar vuelta Silvina que hasta ese momento estaba inactiva me dice: NI SE TE OCURRA DARTE VUELTA y sin más me dice chúpame la concha que estoy recaliente. Nunca en mi vida vi algo así un marido cornudo y marica a la vez ésto sí que me esta gustando, mientras la chupaba en el culo me estaban poniendo un pepino muy grande que me lo estaba rompiendo todo.

La noche siguió y me hicieron de todo y ellas divirtiéndose y riendo me llamaban cornudo, puto, come pijas etc., etc.

Al día siguiente, me llama mi jefe y me dice que tengo que ir a la oficina ya que había que terminar algo.

Cuando llego él me mira con una sonrisa y me dice: Carlos, Susi me contó algunas cosas ¿así que sos un buen cornudo? Sí señor.

Hace tiempo que tengo ganas de cogerla a Vivi y creo que ahora voy a poder hacerlo ¿no es cierto? Sí señor y quiero. En eso entra Susana y dice sigan en lo que estaban. Bueno como le decía, sí señor desde ahora podrá coger a Vivi cuando quiera y quiero decirle que le agradezco mucho que lo haga por favor así mi dueña goza como debe.

Susana me dice, MUY BIEN MARCELA, contame que tenés puesto ahora debajo de ese pantalón, no mejor mostranos y me bajé los pantalones y apareció mi bombacha de encajes.

Uy Uy Uy, que bien. Dice él.

Susana, ¿viste Antonio las cosas que te hago conocer? Bueno Susi esto sí que no lo esperaba. Bueno Car, Marcela quedate aquí terminando el trabajo y luego te vas.

Al promediar el día suena el teléfono y siento a Vivi, Marcela no sabes cómo me está dando Antonio me esta haciendo pelota Ahhh qué bueno y vos allí trabajando. ¿Cuando terminas? Ya en unos minutos. Bueno Cornudo apúrate que no estoy con ganas de esperarte todo el día.

Antonio desde lejos dice, Apúrate Cornudito así la ves a Vivi Comiéndose una buena pija como se lo merece.

Cuando llego a casa una hora después la encuentro en la cama boca abajo con el culo lleno de leche y Antonio vistiéndose y me dice: Mira como quedo con el culo roto y lleno de mi leche podes ponerte a limpiarla así sabes el gustito que tiene.

Mientras le lamía el culo él me dijo muy bien ahora me voy que lo disfrutes.

Vivi estaba contenta y toda la tarde me hizo cariños, diciendo Marce sos muy buena y me gusta que seas tan comprensiva conmigo así que esta noche te voy hacer un regalo.

Llego la noche suena el timbre y voy a abrir la puerta. Hola papá, Cómo estas muy bien Vivi me llamó para que viniera que esta con ganas de que la coja y que a vos también.

Esa noche mi padre se la cogió y me cogió a mi hasta el amanecer.

El Domingo quedé de cama y muy feliz de verla a Vivi feliz.

Cuando el lunes llego a la oficina me llama Antonio y me dice, desde ahora vas a ser mi secretaria, empieza por traerme un café. Sí señor.

Desde ese día también tuve un cambio en mi vida ya que Antonio comenzó a cogerla muy activamente a Vivi y yo complaciéndolos, Susana disfrutando también cogiendo con consoladores y entre las dos llamándome cornudo y mostrándome a sus amigas.

Días más tarde Vivi hizo una reunión en casa con 10 amigas y les dijo que a partir de ahora podrían llamarme cornudo y que me llamaran Marcela ya que me hizo recibirlas en lo que ella me convirtió.

Todas ellas lo festejaron mucho y algunas además le pidieron permiso para contarlo a sus maridos cosa que Vivi les dijo que sí y me dijo que les diga a todas en vos alta lo que me encanta.

Y sin esperar más dije: ME ENCANTA QUE SE COJAN A MI MUJER.

Saber que se la cogía mi padre me puso de la cabeza ya que estaba todo el tiempo caliente y además cada día que llegaba a casa suponía que allí había estado él cogiéndola.

Un día me quede en casa esperando a Vivi lógicamente vestido de Marcela como ella me obligaba a hacerlo y resulta que a las dos horas llega ella y me dice que viene mi padre a cenar y a dormir con ella. Rápidamente me fui a cambiar pero Vivi me paró y me dijo.

Marcela quiero que lo recibas así a tu padre y yo le dije que no, entonces ella se acerca y me dice: ACÁ SE HACE LO QUE YO DIGO y me pegó una bofetada que me dio vuelta la cara. Sí, mi amor, lo que digas, y me quedé así.

A la hora llega mi viejo y le abre Vivi y le dice Pedro tengo una sorpresa para vos que no lo vas a creer, Sí que? MARCELA veni.

Al entrar mi padre me mira y me dice, mira con qué nos traemos, la abraza y besa a Vivi en la boca y luego dice, ¿así que el cornudo de mi hijo se deja hacer estas cosas? Sí y mucho más, sabes esta noche vamos a pasarla muy bien por que vas a tenernos a nosotras dos, mientras decía esto le abría el pantalón y le sacaba la pija afuera.

Cuando la tuvo afuera y comenzó a manoseársela me dice veni, Marce acércate a Papá que necesita mimos.

Llegue a su lado y ella me agarra de la cabeza y me fue haciendo arrodillar hasta que su pija quedo frente a mi cara y me dijo chúpala, puto de mierda y cornudo. Abrí la boca y me puse a mamarla hasta que estuvo bien parada.

Mi padre mientras tanto le decía, no puedo creerlo esto es una maravilla, es fantástico lo que lograste con mi hijo.

Esa noche mientras él la cogía yo le chupaba la concha desde abajo y los huevos a él y cuando estaba por acabar la saco de ella y me la puso en la boca y me dice traga toda la leche que quiero verte muy putita.

Después de esto me levanté y nos fuimos a la mesa a cenar yo servía la comida y me siento a cenar con ellos y el diálogo se llevaba de esta manera.

Decime Vivi desde cuándo es que Carlos esta así.

Mira, Pedro, el puto de tu hijo desde chico ha tenido relaciones con hombres y fue tan imbécil que hace unos años no pudo más y me lo contó, así que desde ese momento comenzamos a vivir de otra manera y bueno ya hace un tiempo que en casa es Marcela.

Decime Marcela, estás contenta así ahora.

Bueno Papa, la cosa es que realmente Vivi es quien dice aquí qué es lo que tengo que hacer y cómo y ella decide con quién coge, cuando, y si que es lo que debo hacer. Yo estoy contenta de verla gozar y también que me haga gozar a mi.

Bueno, Bueno, creo que esta noche la vamos a pasar muy bien.

Eso espero Pedro, ya que Marcela esta lista para que hagamos lo que queramos con ella.

Vivi se levantó y fue al dormitorio y al volver estaba desnuda con el consolador puesto y me dice, ponete en cuatro ya.

Así me fue penetrando delante de mi padre y él se tomo la pija y comenzó a masturbarse. Cuando la tuvo bien dura se levantó y vino donde estábamos nosotros, Vivi me sacó el consolador del culo y lo reemplazó por la pija de mi padre, mete y saca, hasta que me llenó con su leche.

Ay que noche. Hoy si que creo voy a quedar seco, me van a sacar todo lo que tengo.

Vivi le da un beso en la boca mientras él la manosea toda metiéndole casi toda la mano en la concha haciéndole una paja descomunal y ella acaba gritando si quiero MAAAASSS.

La noche continuó cuando fuimos al dormitorio y Vivi me dice, quiero que duermas en el cuarto de visita ya que hoy quiero estar solita con tu papito y mañana cuando traes el desayuno me limpias toda con tu lengua.

Son las 8:00 llevo el desayuno al dormitorio y mientras ellos toman la leche yo le chupo bien la concha a ella sacando todo lo que había quedado allí, luego se da vuelta y me dice límpiame el culo que lo tengo lleno de leche también.

Mi padre se rió y me dice esto sí que es servicio completo. Marcela, quiero que me la chupes a mí también antes de irte al trabajo.

Ese día estuve muy caliento durante toda la jornada ya que los dejé en casa solos. Al llegar a media tarde me encuentro con una nota que decía:

Marce, prepara la cena para 4 personas que vienen dos amigas del trabajo a cenar.

Preparé todo como a ella le gusta.

Hola amor, mira te traje un regalito. Miro y me había comprado ropa interior nueva una pollerita y un top.

Rápidamente me lo probé y me quedaba espectacular.

Bueno Marce, esta es una noche muy especial.

¿Si, por qué?

Bueno mira, en un rato vienen unas amigas la cual una seguro que sabes quién es, pero la vas a ver cuando llegue.

Suena el timbre, Vivi corre a abrir. Hola chicas, ¿cómo están? Muy bien y muy curiosas con lo que nos querés mostrar. Bueno, en realidad les quiero presentar a alguien que vos conocés pero no así Susana, y me llama.

Cuando entro en la sala no lo podía creer me estaba mostrando y humillando delante de la mujer de mi jefe y otra amiga la cual se presente como Angélica.

Bien, bien, bien, ahora veo por qué fue cambiando durante los últimos años este muchacho.

Sí y te cuento más sabes lo que más le gusta es que se LA COJAN A SU MUJER.

Las dos me saludan sonriendo y Susana la esposa de mi jefe me dice, Bueno Carlitos creo que a partir de ahora nos vamos a entender bien. ¿Cómo debo llamarte? Vivi le contesta rápidamente se llama Marcela.

Ah! Marcela ahora que sabemos tu secretito te vas a portar muy bien y muy solicita, comenzá y trae la cena que tenemos hambre.

Durante la cena el tema se llevo así: Carlos/Marcela éste sí que ha sido un buen regalo de tu Vivi especialmente para mí ya que ahora quiero que sepas que tu jefe en cualquier momento viene a culearse a tu mujer y vos no solamente estarás de acuerdo sino que quiero que se lo agradezcas.

Vivi: se ríe y le dice ésto me encanta ya que ahora por fin las cosas se pondrán en orden y al día.

Traje el café y me dice Susana ven Marcela sentate aquí en la alfombra a nuestros pies mientras nosotras tomamos el café. Cuando me estoy acomodando me tropiezo y derramo una taza de café. Vivi se levanta enfurecida y me da un cachetazo y me dice mira putita de mierda y gran cornudo lo que has hecho ponte ya mismo en cuatro y lame todo ese desparramo. Susana al tiempo se levanta y le dice podemos además darle algún otro castigo.

Luego de limpiar todo me llevan las tres al cuarto y me dicen desnúdate y ponte boca abajo en la cama ni bien lo hice recibo unos chirlos en el culo cada vez más fuertes hasta que al aflojarme todo siento algo en mi trasero cuando me quiero dar vuelta Silvina que hasta ese momento estaba inactiva me dice: NI SE TE OCURRA DARTE VUELTA y sin más me dice chúpame la concha que estoy recaliente. Nunca en mi vida vi algo así un marido cornudo y marica a la vez ésto sí que me esta gustando, mientras la chupaba en el culo me estaban poniendo un pepino muy grande que me lo estaba rompiendo todo.

La noche siguió y me hicieron de todo y ellas divirtiéndose y riendo me llamaban cornudo, puto, come pijas etc., etc.

Carlos

Marta y los cuernos

Hacía tiempo que sospechaba de la fidelidad de Marta, que era entonces mi novia. No había hechos definidos y claros, pero ella dejaba aquí y allá pistas sugerentes: no estar en la casa por la noche, cuando la llamaba, algunas distracciones extrañas, un tono distraído en algunas de nuestras conversaciones telefónicas, como si estuviera con alguien.

Esa mañana la llamé desde el trabajo y esa sensación de que estaba con alguien se hizo demasiado patente. Alguna frase entrecortada, una exclamación inexplicable, en fin, indicios que coincidían en una sola y única conclusión. Acorté la comunicación, fijando una cita para la tarde. Así no esperaría nada de mi parte que interrumpiera lo que fuera que estaba haciendo. Con un pretexto cualquiera me fui de la oficina: era pleno verano, había poco trabajo y poca gente y los jefes prestaban una atención esporádica a lo que ocurría, salvo cuando se les ocurría una idea genial (eso creían ellos) y pretendían que todos nos pusiéramos manos a la obra en el mismo minuto. Ese no era uno de tales momentos y mi salida no interesó a nadie.

Me dirigí a la casa de Marta, que estaba muy cerca, a unos 15 minutos de viaje. La velocidad de mi llegada era esencial para descubrir qué estaba ocurriendo. Mi corazón latía acelerado, en una mezcla de angustia y excitación. Cuando llegué a la entrada del edificio, tuve suerte. En ese mismo momento salía una persona, lo que me permitió ir directamente al departamento de Marta sin necesidad de llamar por el portero eléctrico. Por lo tanto, mi primer aviso fue tocar el timbre de su puerta. Abrió desprevenidamente la mujer que limpiaba por las mañanas. La pobre se sobresaltó, pues ya me conocía bien, pero no le di oportunidad de cerrarme el paso y me metí sin más trámite.

Fui de inmediato al dormitorio de Marta y, como lo suponía, estaba vacío. Volví sobre mis pasos y encaré hacia la puerta cerrada del dormitorio de sus padres. Yo tenía todos los motivos para saber que Marta prefería la cama matrimonial para sus juegos eróticos. La puerta, naturalmente, estaba cerrada. Ni siquiera pensé en la posibilidad de que su padre estuviera adentro (por su madre no tenía que preocuparme, porque sabía que pasaba el verano en la playa, donde Marta se le uniría en pocos días.

Abrí la puerta y entré al dormitorio. La primera visión fue la de un culo peludo que apuntaba en dirección a mí y que se movía rítmicamente, arriba y abajo, arriba y abajo. Quedé paralizado. No es que no lo esperara, es claro, pero ver tan brutalmente confirmadas mis sospechas era algo demasiado fuerte. Mi irrupción no pasó desapercibida, a pesar de lo entretenidos que estaban el propietario del culo peludo y mi Marta debajo de él. Marta me miró con una combinación de sorpresa y sobresalto. No me esperaba, eso era evidente. Y hubiera preferido que no la encontrara en tal postura, eso también era evidente.

Yo había quedado sin palabras. Marta también. Le correspondió a "culo peludo", que se salió de arriba de Marta, se recostó junto a ella sobre su codo derecho y me miró con expresión entre sorprendida y maliciosamente satisfecha, romper el silencio.

- ¿Quién eres?, me preguntó con descaro.

Yo no pude responder nada, pero la muy puta recuperó la compostura y contestó por mí:

- Es Ángel, mi novio.

Y, como si estuviéramos en la más inocente de las situaciones, completó la presentación, diciéndome:

- Él es Guillermo…, mi macho.

Tanto descaro aumentó mi estupefacción y seguí mudo. Una sensación de dolor y humillación me paralizaba. Pero también, en algún punto de mi interior, esa escena me excitaba enormemente.

Poco a poco, pude ir captando la totalidad de lo que estaba ante mis ojos. Ambos estaban completamente desnudos. El bello y exuberante cuerpo de Marta estaba tendido de espaldas, con las piernas separadas y sus grandes tetas derramadas sobre su tórax. El hombre que gozaba de ella era un individuo alto y delgado, bastante velludo, que me miraba con curiosidad y una sonrisa satisfecha. Apreciaba la ventaja que le daba el que yo fuera el cornudo y él el encornudador. Su pija seguía erecta, tal como la había sacado de la concha de Marta al entrar yo. Y debo reconocer que era un ejemplar de buen tamaño, al menos algo mayor que la mía.

Como yo seguía sin decir nada, Marta retomó la palabra.

- No sé quieres hacer. Si te parece, dejemos nuestra relación. Porque yo no dejaría de acostarme con Guillermo.

Que pusiera las cosas tan claras ayudó a que superara mi perplejidad y dijera algo que me costó creer que saliera de mi boca.

- No, Marta. No quiero que dejemos. Quiero seguir siendo tu novio, aunque tú necesites de alguien más para estar satisfecha.

Mi rival (al que yo mismo estaba reconociendo como imbatible) soltó una risa grosera. Marta lo miró con embobamiento, como si esa fuera la cosa más maravillosa del mundo, giró hacia él y lo besó con pasión en la boca. Se entretuvieron en su entrechocar de lenguas por unos buenos minutos, mientras yo miraba cada vez más dolido y humillado. Y cada vez más excitado, de lo que daba testimonio la hinchazón en mi pantalón.

Cuando por fin decidieron separar sus bocas, Marta volvió a mirarme. (El crápula también.)

Nuevamente, el sonido de mis propias palabras me sorprendió, porque no creía lo que yo mismo estaba diciendo:

- No quiero que me apartes de tu vida. Quiero estar contigo, aunque sea para verte coger con otro.

Era un permiso demasiado amplio como para que no tuviera una respuesta.

- Cierra la puerta, me ordenó, seguramente para que la fámula no se beneficiara con el espectáculo. Y con una lentitud deliberada se inclinó sobre el hombre, bajó la cabeza y comenzó a besarle el duro miembro. Repasó con su lengua el tronco, arriba y abajo, lamió suavemente el glande, volvió a bajar con los labios y la lengua por la nervuda estaca, se dedicó a besar, lamer y chupar los huevos, tornó a subir por el tronco hasta engullirse la cabeza entera y tragarla con deleite. Guillermo se tendió boca arriba, con expresión de placer y emitiendo unos rugidos elocuentes.

Marta siguió con su tarea (yo bien sabía de su destreza artesanal para realizarla) hasta que los rugidos de Guillermo se hicieron más continuos y más fuertes. Un grito de él y una más afanosa chupada de ella indicaron el momento de la eyaculación. Marta continuó mamando hasta que agotó todo el semen y sólo entonces soltó su golosina, con la lentitud de quien abandona algo que quisiera conservar.

Entonces, se irguió en la cama, me miró nuevamente y me dijo con firmeza: - Si quieres ver, tienes que ser parte. Ven, bésame.

Me acerqué de su lado de la cama y pegué mi boca a la suya. Recorrí con mi lengua su interior, sintiendo en la suya el acre sabor del semen y de los jugos vaginales que habían empapado a aquella pija antes de que ella la limpiara con su mamada. Cuando consideró que ya había degustado lo suficiente los sabores del sexo en su boca, cortó el beso y volvió a ordenarme: - Ahora , chupame la concha cogida por otro.

Otra vez obedecí sin saber bien por qué me sometía a ese trato. Me arrodillé al lado de la cama, hundí la cabeza entre sus piernas y le propiné una memorable lamida. Me sentía como un trapo de piso, pero la situación me excitaba terriblemente.

Sin mover sus piernas, para que yo siguiera chupando, llevó el torso hacia el cuerpo de Guillermo y comenzó a besarlo en la boca, en el cuello, detrás de las orejas y en el pecho peludo. Desde mi posición los oía hablarse apasionadamente. Él la llamaba su hembra, su puta, el estuche de su pija. Ella lo llamaba su hombre, su macho, su fuente de leche caliente. El le devolvía los besos, cada vez con más violencia. Finalmente, la mano de Guillermo me apartó del ardiente sexo de mi novia, volvió a treparse sobre ella, que retribuyó rodeando la cintura de él con sus piernas y la pija (que a mí ya me parecía gigantesca, agrandada por la posición superior en que se encontraba respecto de mí) se hundió otra vez en aquella cueva que yo había considerado sólo mía.

Me senté en el suelo a mirar cómo cogían. Y debo reconocer que fue todo un espectáculo. Con sonido incluido, ya que los gritos, jadeos y gemidos no hubieran permitido a un ciego dudar sobre lo que allí estaba ocurriendo.

Por fin acabaron al unísono, con gran estruendo. Y nuevamente me tocó la tarea de limpiar la hermosa concha de todo vestigio de la cogida, mientras la boca de Marta hacía lo mismo con la pija de su amante.

Guillermo me tocó festivamente la frente, diciéndome cornudo en todas las variantes que se le ocurrieron. Cuando Marta terminó su higiénica labor, me apartó de la mía y me dijo con mucha seriedad:

- De ahora en adelante, ya lo sabes. Yo voy a seguir cogiendo con Guillermo. Él es el dueño de mi concha, de mi boca y de mi culo. Tú puedes ser mi novio y coger conmigo cuando Guillermo no esté. Y también vas a poder vernos cuando cogemos, con la condición de que hagas lo que te digamos. Ah, y que nos traigas cerveza de la heladera.

Los dos se rieron a carcajadas cuando él agregó: - En invierno puede ser café.

Echando una mirada al notorio bulto en mi pantalón, Marta me autorizó a masturbarme sobre las sábanas paternas, que de todos modos debían ser cambiadas después de semejante sesión de sexo de ellos dos.

Antes de volver al trabajo, tuve que ir a la cocina a buscar aceite (ante la mirada burlona de la sirvienta), untar el culo de Marta y presenciar cómo Guillermo se la metía en tan preciado agujerito. Cuando salía, Marta me dio un ligero beso de despedida y me dijo:

- Así me gusta, que me ayudes a disfrutar. Eres un buen cornudo y te quiero más por eso. No te preocupes, Guillermo no me va a durar mucho, pero ya habrá otros que sembrarán en mi jardín para que siempre tengas tus cuernos bien crecidos.

La guinda

Andres me había insistido que de ninguna manera buscara hotel en BCN cuando tuviera que ir por cuestiones de trabajo, se había casado, tenia una hija de pocos meses y una hermosa casa cerca del Borne. Nos conocíamos desde hacia diez años, estuvimos trabajando en la misma empresa una temporada y siempre me pareció un buen tipo, abierto, jovial y trabajador. Solo una cosa siempre me había escamado, su interés por mi vida sexual, era de ese tipo de tíos que parece disfrutar mas oyendo y viendo que haciendo.

Tenia una semana para cerrar una serie de asuntos y allí estaba llamando al timbre de su casa.

Me abrió Andres efusivo, me dio un fuerte abrazo y me presento a su esposa Marta, mas joven que el, bajita y con unos hermosos ojos color miel. eran las 8 de la tarde, sentados en el salón me invito a una cerveza y con ella en la mano recorrí la casa mientras Andres me la mostraba, en su habitación había una cuna y Marta estaba sentada al borde de la cama dándole teta a su pequeña Julia, atisbe unos pechos pequeños pero hinchados por la lactancia, por educación deje las formalidades y los saludos para mas tarde. Deje la maleta en la habitación de invitados y me metí a darme una ducha mientras Andres y Marta cocinaban y cuchicheaban en la cocina.

La cena transcurrió como transcurren las cenas de viejos amigos cuando hace tiempo que no se ven, con Marta atenta y sonriente pero poco habladora y Andres ensalsandome ante su mujer, hablándole de algunas de mis aventuras que el conocía, tuve que hacer un ejercicio de modestia ante su esposa:

-Tu marido exagera¡ Como ves no soy Tarzan y mis atributos son mas bien normalitos

-Y cual es el truco? pregunto ella

-No hay ningún truco, al menos que yo sepa. todo es una mezcla de morbo, ternura y desenfreno, ofrezco complicidad

-Quizás eso sea lo que queremos muchas mujeres- me contesto y dicho esto se despidió-me vais a disculpar tengo que darle la cena a la niña y además estoy rendida.

Alrededor de una botella de whisky de malta Andres y yo proseguimos la charla, le iba bien, en el trabajo, en la vida y su mujer era maravillosa:

-Marta es muy sumisa-me dijo guiñándome el ojo- somos felices, solo falta LA GUINDA porque....

-Por que?

-Tu me conoces sabes que siempre me ha gustado que me cuenten cosas y verlas, no soy muy activo que se diga.....bueno la verdad es que yo también soy bastante sumiso

-Venga ya Andres¡

-Si es la verdad, sueño con verla en brazos de otro hombre pero una cosa tengo clara....paso de intercambios y de entrar en una vorágine que destroce mi matrimonio.....por eso pensé en ti

-Que has pensado en mi?

-Si, no te preocupes, ya he hablado con Marta, ella hará todo lo que a mi me complazca porque eso es lo que le complace a ella, cuando me anunciastes tu visita comenzamos a contar los minutos...tu eres un tio discreto, limpio y sobre todo buena gente...te conozco bien, se que jamás le harías daño a un amigo.

-Que quieres decir?

-Que quiero que folles con mi mujer, primero sin que yo este para que cojais confianza y luego conmigo delante, ya lo tenemos claro, mañana estaré toda la tarde fuera, es tu momento, además tienes toda la ventaja del mundo.

-Y eso?

-Porque sabes que ella aceptara todo lo que le propongas.

Me quede estupefacto pero intente disimularlo. Eran las dos de la mañana cuando me fui a la cama.

Desayunamos juntos, Marta sostenía la mirada cuando yo la miraba, en sus ojos había excitación, morbo, sumisión, ahora la miraba sin cortarme sabiendo que eso ponía bien caliente a mi amigo, era hermosa, pelo castaño tirando a rubio, no mas de 1.60, guapa, de piel clara y muy proporcionada, con unas sugerentes y pequeñas tetitas hinchadas por la lactancia, mi polla se revolvía dentro de mis pantalones mientras la miraba.

Despues de una serie de reuniones nos vimos en un restaurante para almorzar, bebimos buen vino y Andres se retiro de nuevo a su trabajo, Marta y yo nos fuimos en un taxi a su casa, puse mi mano extendida sobre su rodilla y ella me miro sonriente.

En la casa me vino una inspiración, estaba con una mujer maravillosa pero el proceso de seducción estaba de mas, era sumisa, ya estaba todo hablado, el tono debía de ser imperativo:

-Desnúdate- le solté a bocajarro en cuanto cerro la puerta

Agacho la cabeza y obediente comenzó a hacerlo, lentamente, sensual, se desabrocho la camisa, puse música:

-Hazlo al ritmo de la música¡

Su cuerpo se bamboleaba al ritmo de la música, desabrochándose lentamente el sujetador, dejándome ver sus dulces tetitas, pequeñitas con el pezón hinchado, no pude contenerme, mientras ella se quitaba los jeans mis labios se apropiaron de sus pezones que me obsequiaron con ese néctar glorioso que es la leche de madre, mi polla se puso a reventar nada mas saborear la primera gota mientras ella con los ojos cerrados moviendose al ritmo de la musica se quedaba con unas minusculas braguitas transparente como unica vestimenta.

Seguí chupando como un ávido nenito lactante mientras acariciaba su suave piel, me despoje de mis pantalones y mis slips dejando asomar mi polla dura y desafiante, deje de mamarle las tetas, no dije nada, basto una mirada para que Marta se arrodillara ante mi y comenzara a chuparmela como una chica traviesa chupa una piruleta, lamiéndome la punta, metiéndose la hasta la mitad en la boca y sacándosela mientras hace una suave succión, todo ello mirándome dulcemente a los ojos. Una mirada maravillosa que hablaba sola, que me decía soy tuya, te pertenezco, usame para tu placer porque eso es lo que me da placer, acaricie su melena mientras comenzaba suaves movimientos de cadera, follandole la boca, ella recibiendo mi polla, complaciente y sumisa, entre sus calidos labios, se la saque de la boca, tenia el capullo descubierto y brillante y comencé a darle pollazos en la cara mientras le ordene que se masturbara, sacaba la lengua y recorría mis huevos con ella mientras yo jugueteaba y rozaba la punta de mi capullo por sus labios, su cara y su frente.

Me sente en una silla y le ordene:

-Montame

Moviéndose sinuosamente como una dulce y tímida gatita, mirándome a los ojos, relamiendo sus labios con la lengua se puso sobre mi, situo mi polla entre los labios de su coño y descendiendo suavemente hasta que se la metió hasta las pelotas en su mojadisimo coño, comenzó el sube y baja, deslizando su coño en mi polla, hechizado por el suave y apretado tacto (a pesar de su reciente maternidad) de las paredes internas de su coño.

Le di una fuerte chupada en un pezón y sentí como la leche manaba de el inundando mi boca, Marta gimió y se clavo la polla hasta la raiz, fue inevitable, me corrí abruptamente, casi con dolor en su maravilloso coñito mientras ella me besaba y compartía su leche conmigo.

A veces me pasa y esta era una de esas veces, no pude controlar ni retener mi eyaculacion, apenas llevaba tres minutos con la polla clavada en su coñito pero su experta mamada previa, el morbo de follarme a la mujer de mi amigo con su consentimiento y el sabor de su exquisita leche fueron un explosivo cóctel superior a mis fuerzas, a mi poder de concentración.

Nos quedamos abrazados y unidos mientras mi polla disminuía de tamaño dentro de su coño donde sus jugos y mi leche se fundían.

Pidiendo mi aprobación con la mirada me descabalgo, se puso de nuevo de rodillas y comenzó a limpiar mi polla a lenguetazos, con mi corrida tan reciente el roce de su lengua ne la punta de mi capullo me dejaba próximo al desvanecimiento y me daba escalofríos.

Unos diez minutos estuvo Marta lamiendome el capullo, golpeandose los labios con mi polla y mirándome a los ojos (que cosa mas linda es que te miren a los ojos cuando te la están chupando) hasta que la inste a que se levantara, se sentara en el sofá, me tomara en brazos y me diera de mamar como a su bebe (creo que ese día la nenita se tuvo que merendar un biberón). Con los ojos cerrados mamando de sus tetitas, saboreando sus pezones hinchados mientras ella me acariciaba y como a su bebita, me musitaba, casi ronroneando:

-Mi niño, toma teta de mama. si chupamelas, tomate toda mi leche.

De nuevo sentir el dulce calor de la leche materna en mi boca y que mi polla se pusiera para estallar de dura fue todo uno. Marta se dio cuenta y comenzó a meneármela suavemente, subiendo y bajando la piel de mi polla al mismo suave ritmo que mis chupadas en sus pezones me alimentaban. Disfrutando de este sublime momento pase mas de media hora hasta que le ordene a Marta que se pusiera de rodillas en el sofa mirando a la pared y con el culito bien levantado, su hermoso coñito asomaba entre sus nalguitas brillantes por el flujo derramado, mi polla ya estaba entre sus labios y entrando en ella, comencé a follarla dulcemente primero, aumentando el ritmo del mete y saca despues, dejándosela enterrada en el coño hasta la raíz levantandola casi en peso mientras apretaba sus pechitos y podía ver como los chorritos de leche brotaban de sus tetas, nuevemente me corrí copiosamente y mucho antes de lo que hubiese querido, pero no había posibilidad de controlar el placer que follar a Marta y toda la situación que rodeaba a nuestra follada.

-Me vas a disculpar que no me lave, Andres esta al llegar y se que se pondra loco de contento si puede follarme sabiendo que tu semen aun esta dentro de mi.

Dicho esto nos vestimos y esperamos sentados viendo la tele y acariciandonos la llegada de mi amigo. Cuando llego la situación era alucinante Andres me miraba expectante, yo le respondía guiñándole el ojo como afirmación, todo eran miradas cómplices.

Cenamos pronto y Andres y Marta se disculparon y se retiraron pronto a su habitacion, me quede mirando la televisión, entre excitado e incomodo, me levante y pegue la oreja a la puerta cerrada, podia oir los murmullos de Marta, estaba contándole a mi amigo como me habia amamantado, chupado la polla y follado, en cuestion de minutos los quejidos y gemidos de placer eran audibles en toda la casa, estaba follando como locos, me puse una copa y me senté en el sofá a ver la tele.

Eran casi las doce de la noche y estaba a punto de irme a la cama cuando Andres entro en el salón, desnudo, sonriente y feliz, se acerco a mi y me dio un fuerte abrazo:

-Soy el mas feliz de los cornudos¡¡ nunca me había dado tanto gusto follar a Marta como me ha dado hoy sabiendo que tu leche todavía estaba en su coño, me he corrido dos veces, la segunda ha sido follando pero la primera ha sido mientras Marta me contaba todo lo que habeis hecho, por favor Carlos desnudate y ven conmigo a la habitación, quiero ser un cornudo dichoso, quiero ver como te follas a mi mujer por todos sus agujeritos delante mía.

Marta estaba tumbada en la cama con las piernas abiertas y con una morbosa sonrisa esbozada en su rostro, Andres me pidio que me sentara al borde de la cama, cogió mi pie con las manos y comenzo a lamerme los dedos como un perrito mientras Marta nos miraba y se masturbaba.

-Ya has visto como le he lamido los pies a nuestro amo y amigo, querida Marta, Carlos te va a follar se va a correr en tu coño y en tu culo y yo voy a ser el mas feliz fe los cornudos viendo como te lo hace

-Siiiiiiiii-balbuceo ella

Ver a Marta masturbandose y recordar el sabor de la leche que manaba de sus pechos me puso de nuevo en una situación de absoluta excitación...excitacion a la que acompañaba una polla bien dura y empalmada, Marta seguía ofreciéndome su coñito con las piernas abiertas, Andres expectante me alentaba:

-Follatela¡ folla a la putita de mi mujer y lleva a la gloria al cabrón de su marido¡

Situado entre sus piernas se la clave de nuevo, Marta levantaba su culito para recibir mi polla mientras yo chupaba y lamía sus tetitas alternativamente, alimentandome, Andres a nuestro lado se acariciaba la polla sin perder un detalle de la follada que le estaba dando a su mujercita.

-Abre bien el coño, follala, si¡ si¡ follala¡ si......soy un cornudo que se esta corriendo mientras follas a su mujer- efectivamente los chorros de semen brotaban de la polla de mi amigo.

-Ahora, por favor, quiero que le folles el culo¡¡ Carlos enculala¡ seras el primero que se corra en su culito, llevamos una semana practicando con un vibrador para que se le dilate el culo y le gusta, cada vez que se lo ha metido se ha corrido como una perra...verdad Marta?

-Si cabroncito mio¡¡ estoy loca por que me folle el culo y tu lo veas y me limpies con la lengua la leche de nuestro amo Carlos.

Desmonte a Marta y ella se puso a cuatro patas al borde de la cama, ofreciendome su culito virgen, yo de pie tras de ella enfile la polla en la entrada.

-Clavasela entera, sin contemplaciones, ya veras como se corre como una perra

-Cabron¡ cornudo¡ eres un cabron¡-decia ella esperando ansiosa que se la clavara hasta las pelotas.

Lo hice, empujando sin pausa pero sin violencia se la clave hasta la raíz, la polla de Andres estaba empalmada de nuevo y Marta gemía como una perra, efectivamente se estaba corriendo. Comencé a culearla, a encularla sin piedad, sacándole la polla casi entera para volver a enterrarsela en las entrañas mientras Andres me alentaba.

-Encula a mi putita, dale duro¡ hazme mas cabron¡¡ soy cornudo¡ un cornudo hijo de puta que se corre viendo como enculan a su mujer¡

-Si¡ si follame follame¡¡

Estaba listo para correrme otra vez cuando senti los dedos de Andres abriendo mis nalgas y su lengua lamiendo mi culo, fue automatico, solté una andanada de leche caliente en el culito estrecho y angosto de Marta, la vista se me nublo, mareado de placer y morbo con la polla bien metida en su culito me deje caer sobre ella mientras Andres ansioso seguía lamiendome el culo, justo cuando le saque la polla Marta volvió a ponerse a cuatro patas y la lengua de mi amigo paso de mi culo al culo de su esposa bebiendo ansioso mi leche en el receptáculo trasero de Marta mientras que los labios y la lengua de esta se apropiaban de mi polla y limpiaba los restos de leche. Andres solicito mi aprobación con la mirada y acto seguido imito a su esposa, los dos me lamían los restos de semen de la polla y se besaban como locos, la leche estaba brotando de nuevo de la polla de mi amigo.

Mi semana de trabajo en Barcelona acabaron siendo dos semanas, con Andres y marta a mi absoluta disposición en una de las situaciones mas maravillosas y excitantes que he vivido nunca, por solicitud de ellos cuando estábamos en casa siempre estábamos desnudos, nuestros nombres cambiaron, cuando me dirigía a Marta siempre lo hacia llamándole puta o zorra y cuando lo hacia a su marido, cabron y cornudo, ellos me llamaban amo o Don Carlos.

A veces decidía follarme a la puta sin la presencia del cabron que esperaba pajeandose en el salón, cuando me corría en su boca, su culo o su coñito requería la presencia del cabron que se bebía mi leche en cualquiera de estos receptáculos, corriéndose vivo mientras lo hacia y la puta le contaba como la había follado.

Volví a casa con unos cuantos kilos de mas....la leche materna es muy nutritiva.

Este relato esta dedicado a el xup, espero que sepa disculpar el malentendido.

El hombre de la casa

Yo estaba casado con una chica maravillosa y comprensiva, siempre era muy atenta conmigo e intentaba satisfacerme en todo lo posible. Yo no salía mucho y trabajaba desde casa, además hace poco nos habíamos mudado y no conocía a nadie de aquí, esta situación sería el principio de mi fin...

Cuando llevábamos un año de casados, nos contamos mutuamente nuestras fantasías eróticas. Yo le dije que de pequeño me gustaba ponerme la ropa de mi madre cuando ésta no estaba en casa, y que esto me excitaba muchísimo; también le dije que había estado tentado de probarme la suya, pero por miedo a ser descubierto nunca lo había hecho, ya que era posible que ella no me comprendiese.

Así, después de sincerarme con mi esposa, ella me dijo que la gustaría verme vestido de mujer. Al día siguiente me puse unas braguitas negras suyas y un sujetador a juego con dos globos blancos que imitaban las tetas, para rematarlo todo, unas medias negras con liguero. La ropa no era exactamente de mi talla pero básicamente no me estaba mal. Así pues, esa noche follamos como nunca y tuve el orgasmo más maravilloso de mi vida.

A partir de entonces, siempre que hacíamos el amor yo me ponía su ropa y me gustaba que fuera ella quien llevase la iniciativa en el juego sexual. Me imaginaba que era follado por mi mujer y le pedía que durante el acto me llamase zorra y puta.

Así transcurrieron los meses y yo no me daba cuenta de que mi mujer cada vez disfrutaba menos en la cama conmigo, primero le pedí que me metiese su consolador en mi culo y que hiciese como si me follase, después la compré un consolador doble, para que ella se lo metiera en el coño y mientras pudiera darme a mí por el culo. Pero lo que no me podía llegar jamás a imaginar era como podía cambiar mi vida de la noche a la mañana por culpa de mi afición al travestismo.

Un día que volvía a casa después de un viaje pensé en darla una sorpresa a mi esposa, ya que no me esperaba hasta un día después. A mi llegada a la ciudad, me fui a unos grandes almacenes y compré un body negro precioso para regalárselo.

Al llegar a casa vi la puerta de nuestra alcoba cerrada, por lo que supuse que quizás ella estaría durmiendo, así que me quité la ropa en el servicio y me probé el que iba a ser su regalo; el body me quedaba perfecto, me puse unos globos de agua a modo de tetas y me encamine hacia el dormitorio para darla la sorpresa, pero la sorpresa fue mía al abrir la puerta y encontrarla en la cama con otro hombre.

Él la estaba follando, a mi esposa, y yo estaba allí viéndoles, vestido con ropa de mujer. En ese momento me fijé en él, tenía una polla enorme y unos cojones magníficos, comprendí que tal y como iban las cosas entre mi mujer y yo, era normal que se hubiese buscado un ligue.

- Así que éste es el maricón de tu marido. Dijo el hombre - Te gusta mi picha verdad, estoy seguro de que te gustaría probarla. Yo no podía de dejar de mirar el inmenso falo, hasta ese momento jamás había tenido ningún pensamiento homosexual, pero en esa situación...

- Seguro que te gustaría chupármela un poco ¿verdad?

Yo no pude disimular el bulto de mi polla en el body , la verdad es que estaba muy excitado, me acerqué y me agaché delante de él, mi mujer no daba crédito a lo que estaba viendo.

- Vamos zorra, mámamela. Dijo él cogiéndome por los hombros.

Cogí el miembro con mi mano derecha y sin pensármelo dos veces me la metí en la boca, cuando empecé a chupar me sentí aun más excitado.

-¿Te gusta mi polla, marica? ¿Sabes? Lo haces muy bien para ser un tío.

Yo empecé a besar sus cojones y la entrepierna, realmente me gustaba.

- Por ahora ya es suficiente, ahora voy a echarle un buen polvazo a tu mujer, mira bien, vas a ver lo que es un hombre de verdad. ¡Maricón!

Mi mujer seguía sin decir palabra, pero la situación también le había excitado a ella, el ver como su marido le hacía una paja a su amante era muy morboso. El hombre empezó a follarla a lo bestia, mi mujer sólo emitía jadeos de placer, mientras yo los veía me empecé a masturbar, al cabo de un rato todos llegamos al orgasmo a la vez. El tío dejó a mi mujer y con su polla chorreando de semen me dijo:

- Ahora, vas a limpiarme la polla con otra mamada, ¿vale? Zorra.

Yo me limité a seguir sus órdenes y se la mamé hasta que no le dejé ni una gota de semen en el badajo, el sabor del semen me encantaba. Después de esto nos acostamos los tres, estábamos exhaustos, y nos dormimos al poco; o por lo menos yo, ya que entre sueños me parecía oír que discutían acerca de la manera mejor de librarse de mí... y desde luego no podía imaginarme lo que iba a pasar a la mañana siguiente, además me di cuenta de que había visto antes en otra parte al amante de mi mujer, en una convección de programadores a la que asistimos mi mujer y yo, quizás allí lo hubiera conocido ella, me dijeron que era un tipo que tenía contactos con piratas informáticos y que estaba metido en cosas turbias.

Me desperté tarde, como acostumbraba, lo primero que me extrañó era que ni mi esposa ni Pablo (su amante) estuvieran. Aún me hallaba con el body de piba, había dormido toda la noche con él, así que me lo quité y cuando fui a echar mano de mi ropa interior ¡Oh sorpresa! No estaba allí, busqué pero no la encontré y enseguida me di cuenta de que en la casa no había nadie, pero a los pocos segundos oí la puerta.

Cuando me dirigí hacia la entrada mi mujer me dirigió una sonrisa forzada y Pablo me hizo un gesto obsceno con la lengua llevándose la mano a su aparato, ambos llevaban un montón de bolsas en la mano que yo no podía acertar a pensar que eran. - Tenemos que hablar. Dijo mi esposa. - Ven conmigo. Me cogió de la mano, me llevó a nuestra alcoba y cerró la puerta.

- Quiero que comprendas, que yo te quiero y que esto va a ser lo mejor para todos. Escúchame: La situación es insostenible, pero para la felicidad de todos lo mejor es que... -

Que yo me vaya, es eso lo que quieres decir.

- No, no es eso, queremos la casa y no te vamos a echar de aquí, creemos que lo mejor es que vivamos todos juntos pero con algunos cambios... Verás lo mejor será que aceptes lo que te voy a decir, o de lo contrario escribiré a tus padres y tus amigos y les contaré que me quiero divorciar de ti y les diré todo lo que hiciste anoche ¿supongo que eso no te gustaría?

- ¿No serías capaz?

- Sí, sí lo sería sino aceptas.

- Supongo que no tengo otra alternativa.

- No, no la tienes.

- Bien ¿de qué se trata?

- Se trata de que desde ahora Pablo va a ser el único hombre de la casa.

- Hombre, creo que eso tampoco es tan difícil de asumir.

- Pero en sentido literal. Es decir a partir de hoy vas a vestir como una mujer, vas a comportarte como una mujer, vas a mear como una mujer, vas a hablar como una mujer. Vas a ser una mujer.

- ¿Qué quieres decir exactamente?

- Pues que hoy te voy a depilar todo el cuerpo, te vas a afeitar bien, y te vas a poner la ropa que te hemos comprado, vas a llevar bragas, medias y sujetador todo el día, te pondrás la peluca y las tetas postizas que hemos comprado y por la noche dormirás con camisón. Vas a ser a partir de ahora una mujer en el sentido más amplio de la palabra ¿en el fondo, no es eso lo que te ha gustado desde siempre?

Yo no podía salir de mi asombro mientras mi mujer me decía esto, pero estaba muy cachondo, sus palabras me habían excitado muchísimo.

- Supongo que sí. Esa frase me salió sin querer.

- Pues vamos a empezar ahora. Mi mujer salió de la habitación conmigo y me llevó al servicio. Me sentó en un taburete y lo primero que hizo fue hacerme con un aparatito los agujeros de las orejas. Después cogió la cuchilla de afeitar y me afeitó todo el cuerpo, el pecho, las piernas, los brazos, las axilas, los cojones, el culo y por supuesto la cara. Luego cogió las tijeras y me recortó el vello púbico para que pareciese el de una mujer, la verdad es que se superó a si misma, hizo un trabajo excelente. Para terminar cogió unas pinzas y me depiló las cejas. Mientras ella hacía todo esto, yo estaba empalmadísimo, mi polla parecía que iba a reventar, ella la miraba de vez en cuando con un sentimiento lastimoso, por llamarlo de alguna manera. Cuando terminó, me puso delante del espejo y me preguntó:

- ¿Qué tal te ves?

- Perfecto.

- ¿Será perfecta en todo caso?

- Sí - dije yo con la voz más femenina que pude poner - estoy monísima, muchas gracias - Le fui a dar un beso de agradecimiento, pero ella se apartó y me dijo seriamente.

- Oye, a partir de ahora vas a tener en cuenta que yo de lesbiana no tengo nada, espero que esto lo comprendas y no intentes hacer conmigo cosas raras ¿de acuerdo?

Yo no podía salir de mi asombro, no podía creer que mi propia esposa me dijera eso.

- Ahora dúchate y sécate, que aun no he terminado contigo.

Cerré la puerta del cuarto de baño y me metí en la ducha, sus últimas palabras me habían excitado aún más y estuve pensando en hacerme una paja, pero decidí aguantar por el momento. Terminé de ducharme y llamé a "mi mujer".

- Ya estás. Bueno, ahora te voy a poner estas uñas postizas en las manos y a pintarte las de los pies.

Las uñas que me habían comprado eran de color rojo, mi mujer sabía bien mis gustos, las de los pies también me las pintó en ése color.

- Aprende a hacer tú todo esto, porque a partir de ahora, lo vas a hacer tú solita.

Cuando terminó, me peinó un poco y me puso la peluca que me habían comprado, era preciosa, el pelo era largo, liso y de color negro, me sentaba fantástica. Por último me colocó las tetas postizas, que eran bastante grandes y super realistas, por cierto, me dijo que el pegamento que había usado para las tetas era permanente y no se podía quitar en semanas.

- Ni se te ocurra quitarte la peluca, las tetas o las uñas. Recuerda lo que eres, por cierto, ¿como quieres que te llamemos?

- Mónica, dije yo con voz dulce.

- Bien, ahora Mónica, vístete, esta será a partir de ahora tu ropa.

Mi mujer me trajo unas bragas y un sujetador de encaje, un ligero y las medias, todo a juego, de color negro. Yo no podía más, cada prenda que me ponía, me excitaba más aun. Pero mi sorpresa llegó cuando mi mujer me dijo a continuación:

- Toma ésta será tu ropa de trabajo.

Ella me dio un uniforme de sirvienta con una minifalda cortísima. Yo no sabía que decir.

- ¿No pensarás que vas a estar aquí sin hacer nada?, a partir de hoy, Pablo se va a venir a vivir conmigo y tú ya no tendrás que trabajar de lo que hacías antes, ahora serás la chacha, harás las camas, plancharás, harás la comida, limpiarás el polvo, etc.

Me limité a callar y me puse la ropa de trabajo, el delantal y los zapatos de tacón que me había traído; me miré al espejo y me gustó mucho lo que vi: una piba de 1,80, morena, con grandes senos, el sueño de cualquier hombre. A continuación, mi mujer me enseñó a pintarme los labios y a maquillarme, el resultado era deslumbrante...

Yo era mucho más atractivo como mujer que como hombre, el resultado saltaba a la vista, era muy femenina, por lo general las veces que había visto travestis, se les notaba un montón que eran tíos, a mí no se me notaba casi.

- Bueno, Sonia, ya hemos terminado.

Salimos del cuarto de baño y fuimos al salón donde estaba Pablo.

- ¿Ya has terminado con la chacha cariño? Dijo él.

- Sí, aquí está, ¿qué tal te parece?

- Desde luego tiene una pinta de zorra que no puede con ella.

Yo me estaba ruborizando, sentía una enorme excitación sexual en ese momento.

- Bueno a trabajar, ahora tienes que ganarte la comida trabajando. Tienes que limpiar el polvo de toda casa, hacer la comida y poner la mesa, además a partir de ahora utilizarás el cuarto de baño de servicio y dormirás en el cuarto de invitados, te hemos dejado allí toda la ropa que hemos comprado, así que tienes que colocarla, mientras tanto Ana y yo vamos a echar un buen polvo, así que no nos molestes, cuando terminemos tiene que estar todo hecho, si no recibirás tu merecido.

Lo que me estaba pasando era increíble, allí estaba yo, travestido con ropa de sirvienta recibiendo órdenes en mi propia casa del amante de mi mujer de que me fuese del dormitorio de matrimonio para que ellos follasen a gusto y mientras tenía que trabajar para ellos de chacha, la situación era denigrante pero no tenía otro remedio, si no ellos contarían a toda la gente que conocía, que era un travesti y un marica, así que mientras pensaba alguna solución para salir del enredo tendría que seguir el juego, además tenía que reconocer que, a pesar de todo, me encontraba muy excitado y la situación era muy morbosa.

Fui a la habitación de invitados y allí me encontré con toda la ropa que me habían comprado: varias bragas, sujetadores, ligeros, bodys, camisones y saltos de cama, medias, ligas, un par de blusas, un top, dos faldas, unos pantalones de chica ajustados, dos pares de zapatos de tacón y otros de plataforma de madera, unas botas muy altas, unas zapatillas de mujer de andar por casa y un uniforme completo de sirvienta, además de un juego completo de maquillaje y manicura.

Todo eso habría costado una burrada y lo habrían comprado con mi dinero, si me habían comprado tanta ropa es que creerían que la nueva situación iba a durar mucho tiempo, empecé a llorar, estaba siendo denigrado, explotado, humillado... aunque después de un rato pensé que yo no iba a dejar que eso durase mucho, o por lo menos eso creía yo entonces...

Coloqué mi ropa en el armario y en la mesilla, el mero hecho de hacer esto me excitaba sobremanera, ahora era como si fuese una mujer de verdad. Después empecé a limpiar la casa como me habían ordenado mientras oía el ruido de la cama y sus jadeos en la habitación de matrimonio, mi mujer estaba siendo follada y yo mientras limpiaba la casa como si nada. Al cabo de bastante tiempo, cuando terminé, fui a hacer la comida pero antes fui al servicio a mear y me acordé de lo que me habían dicho; me subí la falda, me bajé las bragas y me senté en la taza del water, estaba haciéndolo como una mujer, este pensamiento hacía que mi polla estuviera en erección a punto de reventar, cuando terminé me subí de nuevo las bragas y me coloqué la falda bien, pero antes de salir me retoqué un poco con el pinta labios, estaba espléndida, cualquier hombre hubiese soñado con hacerlo con un travesti como yo...

Después de poner la mesa y cuando estaba terminando de hacer la comida oí que me llamaba Pablo desde la habitación, fui y cuando entré vi a mi mujer desnuda exhausta tendida en la cama de espaldas y a Pablo tumbado boca arriba con el pene todavía en erección y chorreando de semen, la visión de este espectáculo, hizo que se me empinara aun más.

- ¿Qué queréis? Pregunté yo con voz de niña ingenua. Mi mujer se dio la vuelta y me dijo: Cómo que ¿qué queréis? Querrás decir: ¿qué querían los señores? A ver si nos tomamos menos confianzas Mónica, tú eres tan solo una pobre chacha y nosotros te estamos manteniendo en nuestra casa. ¿No querrás que te echemos? ¿Verdad? Ahora haz lo que te diga el señor.

- Límpiame bien la polla con la boca, no dejes ni gota de leche. - Yo no podía salir de mi asombro cada cosa que pasaba me sorprendía aun más- Vamos zorra no te quedes ahí parada sin hacer nada, chúpamela.

Me arrodillé al lado del "señor" y se la chupé mientras le miraba a los ojos, lo hice esmerándome todo lo posible, limpiándole bien el capullo por dentro y por fuera, era un verdadero placer hacer eso, ojalá siempre me dejase hacerlo. Mi mujer acababa de ser follada por un tío y yo se la mamaba después, cada cosa que pasaba me hacía perder aun más mi dignidad.

- ¡Muy bien! Eres una puta muy buena. Ahora dame unos calzoncillos limpios y lávame estos.

Cuando le saqué la muda limpia me di cuenta, de que era mi propia ropa la que estaba en los cajones, se había quedado también con toda mi ropa. En menos de 24 horas ese hombre me había quitado mi mujer, mi habitación, mi casa, mi ropa y mi dignidad. Saqué los calzoncillos que y se los di, estaba seguro que hacían esto para que yo me sintiese aun más inferior, el amor que sentía por mi esposa se transformaba en odio, pero no conseguía odiar a Pablo, si no todo lo contrario, era como si le admirase por lo que estaba haciendo, creo que me empezaba a sentir atraído por él.

Luego se fueron a comer al salón, pero no me dejaron comer con ellos, yo era la criada y debía de comer en la cocina. En el resto de la tarde no pasó nada digno de mención, ellos me trataban como si fuera una criada sin más; pero cuando llegó la noche yo no pude aguantar más la excitación acumulada y me hice una paja en mi nueva habitación. Cuando ya creía que no iba a pasar nada más por ese día ya que ellos ya se habían acostado, mientras me estaba poniendo el camisón que debía de llevar para dormir, me llamaron y tuve que ir a su habitación.

- Mónica, estamos muy enfadados contigo, creíamos que habías asumido que tenías que comportarte exclusivamente como una mujer. Te hemos estado viendo lo que estabas haciendo y las cosas no son así, a partir de hoy si tienes alguna "necesidad" la vas a satisfacer con esto, Pablo sacó un consolador femenino de un cajón y me lo dio, yo no sabía que decir y lo cogí con cara de asombro- A partir de ahora no sólo te masturbarás siempre con él sino que deberás llevarlo introducido todo el día en tu culo de puta.

- Pero, eso me puede hacer daño...

- O haces lo que te acabo de decir o atente a las consecuencias.

Su voz autoritaria me excitaba, además después de todo lo que había hecho, ¿qué más daba seguir el juego un poco más? Contesté sumisamente que sí y me volví a mi nueva habitación, allí me unté el culo de vaselina y me introduje el consolador hasta el fondo, me hice un poco de dañó, pero muy poco y en cuanto lo tuve dentro se me empezó a empinar la polla, estaba claro que la penetración anal me excitaba, quizás debía aceptar mi homosexualidad con naturalidad, allí en la cama vestido de mujer con tetas postizas, peluca, un camisón y un consolador en mi culo, no había duda, intenté dejar de pensar en esto y apagué la luz, esa sería mi primera noche como Mónica ...

Al día siguiente, la situación no varió mucho, mi mujer me trataba como si sólo fuese la chacha, dándome órdenes y sin hacerme ningún caso, como si nunca hubiese sido su marido, de hecho, en ese momento lo seguía siendo, pero desde luego para ella parecía haber dejado de existir. Me pasé todo el día con el consolador metido en mi culo y cada vez que me sentaba notaba como este me penetraba más y más, la sensación era muy excitante. A la hora de la comida, yo les tuve que servir; ellos se comportaban como si fuesen un matrimonio desde hacía años. Después se fueron a la cama juntos y volvieron a follar, mientras les oía, me comencé a excitar pensando en la idea de estar en el puesto de mi mujer, sentirse follada por un hombre tan varonil como Pablo, empecé a masturbarme con el consolador, pensando que era la polla de Pablo, entrando y saliendo de mi agujero, así tuve una corrida sensacional, después me volvieron a llamar como el día anterior para que yo le hiciera al señor el servicio de limpieza, cosa que hice con gran gusto.

Así fueron pasando los días; para mí, la situación era morbosísima, el sentirme humillado (o humillada) me excitaba muchísimo, me encantaba comportarme como una mujer; La barba me la teñía de rubio y me la afeitaba todos los días y también me depilaba las cejas y me afeitaba el vello púbico para que pareciera el de una mujer. Todos los días me masturbaba con el consolador y le limpiaba el capullo a Pablo, además de hacer de chacha fregando, limpiando, haciendo la comida, sirviendo, planchando, etc. A la semana, me hice la depilación a la cera en las piernas y me quedaron fantásticas, y al cabo de tres semanas me quité las uñas postizas y me arreglé y pinté las mías de color rojo.

Uno de esos días, Pablo me llamó al dormitorio y me dijo que tenía un regalo para mí por haber sido "buena chica", me dijo que yo ya tendría el culo dado de sí por el consolador que llevaba todo el día puesto y que necesitaría uno más grande; me sacó un vibrador inmenso con forma de polla con cojones incluidos y todo, cuando lo tuve entre mis manos me enamoré de él, parecía casi real, tenía hasta las venas en relieve, no tardé en darle las gracias y me fui corriendo a mi habitación a probarlo. Me subí la falda, me bajé las bragas y me tumbé en la cama, tuve que darme un poco de vaselina en el ojete antes de introducirme el vibrador, pero al final, con algo de dolor, me lo conseguí meter. La sensación era maravillosa, el aparato vibraba en mi culo y me producía oleadas de placer, yo me agarraba a mis tetas postizas mientras mi pene se ponía en erección, así estuve casi cuarto de hora hasta que por fin tuve el orgasmo más maravilloso de mi vida, no importaba que tuviese el culo algo dolorido, había sido fabuloso.

Los días siguieron pasando y yo empezaba a cansarme de tener que ser la esclava de la parejita aunque era muy morboso, había que poner las cosas claras, esa era mi casa y ella era, al fin y la cabo, mi esposa. Pensaba que lo mejor sería que nos divorciásemos, que cada uno se quedase con su parte y viviésemos por separado, así yo podría seguir dedicándome al travestismo en mis ratos libres y a mi aire, además tenía que ir a una entrevista para un nuevo trabajo que había pedido hace tiempo. Así pues un día me fui a hablar con mis "señores" para poner fin al teatro y me llevé la mayor sorpresa de toda mi vida. Después de que ellos hicieran el amor entré en "su" dormitorio y les dije:

- Creo que ya va siendo hora de que terminemos con esta farsa.

- ¿A qué te refieres? Preguntó Pablo.

- A esto, a partir de ahora voy a dejar de ser vuestra sirvienta. Además quiero pedir el divorcio y quedarme con mi parte de la casa y las demás cosas; mañana voy a tener una entrevista de trabajo y todo va a cambiar. Los dos empezaron a reírse a carcajada limpia, yo no podía entender nada.

- Tú, no vas a hacer nada de eso, vas a seguir aquí haciendo todo lo que te digamos, no tienes otra salida, ni otro sitio donde ir. Dijo Pablo.

- ¿Cómo que no? ¿Cómo me lo vais a impedir? Pablo tranquilamente sacó una cinta de vídeo y me la entregó.

Si no haces todo lo que te ordenemos tus padres y tus viejos amigos recibirán una copia de esta cinta donde se te ve maquillándote, vistiéndote de mujer, masturbándote con el consolador, haciéndome una mamada y muchas cosas más.

-¿ Me habéis grabado? Sois unos hijos de puta, si me intentáis chantajear iré a la policía.

-Me temo que no vas a hacer eso.

-¿Por qué no?

-Porque nadie creería a un travestido fichado por la policía con antecedentes de prostitución y estafa.

- ¿De qué estás hablando? - Pablo me dio un carnet de identidad ¡con mi foto! Pero con otro nombre, yo no podía entender nada.

-Escúchame atentamente. Dijo Pablo. Tengo muchos amigos y algunos me deben favores, yo tenía hasta hace un par de días unos problemillas con la justicia y he pensado que lo mejor sería hacer un cambio de identidad, así que me he cobrado viejas deudas y ahora yo tengo tu identidad y tú la de un marica travestido. Si vas a la policía nadie te creerá y terminarás en la cárcel, si les cuentas la verdadera historia, Ana, mi mujer, me apoyará en todo ¿verdad Cariño?

-Por supuesto, amor mío.

-Lo siento mucho, pero lo has perdido todo, no tienes otra salida que obedecernos en todo y así no te pasará nada.

Yo no podía creer lo que estaba oyendo, no tenía nada, no podía recurrir a nadie, no era nadie.

-A lo mejor te interesa saber que me han aceptado en ese nuevo puesto de trabajo que mencionabas, esta mañana he tenido la entrevista. - Yo empecé a llorar.

-No llores Mónica, por lo menos vas a poder ver cumplido tu sueño.

-¿Cuál?

El de ser mujer, a partir de mañana empezarás a tomar estas pastillas todos los días, son para hormonarte, así te crecerán unas tetas en condiciones y no te tendrás que afeitar ni depilar ¿qué te parece?

-No estaréis hablando en serio ¿verdad?

-Muy en serio bonita Dijo Ana -no tienes otra opción.

-¿Y si me niego?

-Pues una noche mientras duermas te castraremos. No lo dudes. En ese momento las cosas cambiaron de sentido, hasta ese momento podía haber salido del juego masoquista en el que estaba metido hasta al cuello en cualquier momento, aunque eso hubiera supuesto perder a mi mujer y otras cosas más, pero si empezaba a hormonarme nunca volvería a ser un hombre como antes; hiciera lo que hiciera, siempre sería su "chacha" y puta particular, pero... no me quedaba otro remedio, esa era la dura y cruda realidad, no había alternativas, tenía que aceptarlo había estado jugando a algo muy, muy peligroso y me tenían bien cogido; pero lo más gracioso era que mientras estaba llorando, totalmente hundido, la idea de hormonarme, de tener unas tetas de verdad, me excitaba. - Supongo que no tengo alternativa ¿verdad? Lo teníais bien planeado ¿eh?

- Desde luego que sí, y me alegro de que hayas comprendido tu situación. A partir de esta misma noche, comenzarás a tomarte dos de estas píldoras tres veces al día.

Pablo sacó de la mesilla un frasco de pastillas y me las dio. - Espero que no intentes dejar de tomarlas o hacer ninguna "trampa" si no nos vamos a dar cuenta enseguida y las consecuencias serán muy desagradables. Ahora, tómate una ya.

Abrí lentamente el frasquito, saqué las dos pastillas me las llevé temblorosamente a la boca y me las tragué; la decisión ya estaba tomada, debía de ir diciendo adiós a mi figura masculina, este pensamiento me martirizaba pero a la vez me ponía a cien, en ese momento tenía la polla a punto de reventar. No dije nada más, me fui directo a mi habitación de chacha con el frasco en la mano, había llegado a esa habitación con aires de gallito pensando en que eso se iba a terminar y me iba absolutamente sin nada, perdiéndolo todo, hasta mi propia identidad y encima había comenzado a hormonarme. Me tumbé en la cama y empecé a llorar como una niña, así estuve una hora, pero después, la idea de tener unos pechos de verdad, grandes y duros, de empezar a tener curvas, un culito respingón, rasgos femeninos... Todo eso hizo que me empezara a masturbar y que cogiera el vibrador y me lo endiñase en el culo, fue sensacional y tuve una corrida impresionante. A partir de entonces las cosas cambiaron un poco, no sólo tomaba todos los días mis hormonas sino que Ana me ponía inyecciones cada dos días en las tetillas y en la zona genital, cada vez que me pinchaba era un verdadero suplicio, ya que los pinchazos eran dolorosísimos, estas inyecciones también eran hormonas y, según me dijo Ana, eran para acelerar el proceso aun más, las dosis que estaba recibiendo eran altísimas pero a ellos eso les daba igual. Yo me intentaba hacer a la idea de mi nueva y definitiva condición de mujer, no había vuelta de hoja, todos los días me tomaba religiosamente mis hormonas y recibía las inyecciones, esperando a que pronto se comenzasen a manifestar los primeros síntomas, y estos no se hicieron esperar. A la semana se me empezaron a hinchar y a doler las tetillas, y los cojones también me molestaban bastante, la dosis de hormonas que estaba tomando era muy fuerte y eso me producía esos dolores, un par de días después me empezó a salir un líquido blancuzco de las tetillas que cada vez tenía más hinchadas. A las dos semanas se me empezaron a abultar los pechos un poco. Yo me intentaba hacer a la idea de que me estaba afeminando y de que ya tendría que vivir como una mujer para el resto de mis días. Ya me había acostumbrado a llevar bragas, medias y sujetador y a andar con zapatos de tacón moviendo las caderas.

Cada día que pasaba me sentía mas humillado (o debería decir humillada) ahora sólo era una pobre chacha que tenía que trabajar como una esclava sirviendo a mis amos, la que hasta hace poco había sido mi mujer y el tío que se la tiraba; No tenía otra salida, ellos me tenían bien cogido. Sin embargo yo me sentía excitado a todas horas del día, cada vez era más coqueta y me acicalaba más, me encantaba acariciar mis piernas recién depiladas y ponerme las medias suavemente y luego los zapatos de tacón, gozaba vistiéndome de mujer y mirándome en el espejo, cada día que pasaba tenía más abultados los pechos así que opté por quitarme las tetas postizas, después de haber pedido permiso a mis amos.

Un día vino una tía a la que habían llamado Pablo y Ana para que me hiciera la depilación electrica en todo el cuerpo y no dejar el más mínimo rastro de vello. La tía me estuvo humillando durante todo el tiempo que tardó en hacer el trabajo, me insultaba y me pegaba bofetadas cuando la venía en gana; cuando llegó a mi entrepierna soltó una enorme carcajada al ver mi polla tan pequeña.

A los dos meses de haberme empezado a hormonar, ya tenía unos senos turgentes con unos hermosos pezones puntiagudos, no tenían nada que envidiar a mis viejas tetas postizas, las mías eran mucho mejores, las caderas se me habían redondeado, ya no necesitaba depilarme, prácticamente no me crecía vello en el cuerpo y mis cojones eran diminutos, mi polla en erección tenía tan sólo ocho centímetros y ya no se me empinaba, había perdido casi por completo la erección, ahora era un travesti impotente.

De esto se habían dado cuenta mis amos y por eso un día me llamaron y me dijeron que tenían algo muy importante de que hablar conmigo.

- Mónica, mi esposo y yo hemos decidido darte una oportunidad de elegir que quieres ser realmente - me dijo mi ama.

- ¿Vais a dejarme marchar? - dije yo ingenuamente creyendo que quizás ya se habían cansado.

- Si demuestras que quieres ser de verdad un hombre, podrás irte y hacer lo que quieras, además te daremos todas tus cosas y te devolveremos tu dinero para que empieces de nuevo.

Yo no acababa de creérmelo, pero parecía sincera, aunque me miraba con cierta sonrisa pícara que no me gustaba nada. De todas formas, esta era la única oportunidad que tenía de escapar de ellos y de poder intentar volver a ser un hombre; dejaría de tomar las hormonas y con algo de cirugía estética podría ser de nuevo el de antes y empezar de nuevo , o eso pensaba yo...

- Quiero ser de verdad un hombre y que acabe todo esto. - le dije a mi ama

- Bien entonces tendrás que demostrar que en el fondo eres un hombre.

- ¿Qué tengo que hacer ?

Esposo y esclavo

Después de muchos temores y obligado por mi esposa y Ama, paso a contaros en grandes rasgos mi vida matrimonial.
Hace nueve años me enamoré de mi jefa, una mujer espléndida de 38 años, 1'78 de estatura, 80kg de peso y unas tetas de sacar el hipo.
Varias veces me atreví a pedirle salir con ella consiguiendo únicamente que cada vez me tratara con más desprecio hasta que un día acabó concediéndome el privilegio de salir con ella aunque diciéndome:

- Vayamos donde vayamos, yo llevaré siempre la voz cantante y no quiero que te confundan conmigo sentimentalmente ya que a mí solo me gusta lo femenino y por eso, cuando estemos a solas me gustaría que te llamaras Joana.

Yo quedé sorprendido pero ante su firmeza, accedí.
Durante la cena me contó que su familia estaría encantada de que se casara pero también insistió en lo de que a ella solo le gustaban las mujeres. Pero también, de pronto, mirándome fijamente a los ojos, añadió:

- Si tú quieres seguir conmigo, has de obedecer siempre mis órdenes.

La verdad es que yo, ya sin saberlo, me estaba gustando su forma de decirme que yo podría ser su esclavo.
Cuando se despidió de mí, me dijo:

- Si aceptas lo que te he dicho, mañana debes llevar braguitas, pues yo no estoy dispuesta a ver ni un solo calzoncillo.

Aquella noche no pegué ojo pensando en donde me iba a meter.
Al día siguiente anunció, sin consultarme ni pedirme permiso, que ella y yo nos casábamos dentro de quince días. Yo ya no podía salir del atolladero y decidí seguir con el tema ya que estaba muy enamorado de ella.

Montamos el piso y ya desde el primer momento me dijo que yo me tenía que hacer a la idea de que, tanto la limpieza de la casa como la colada, iban a ser cosa mía y que también tenía que cocinar así como servirla a ella en la mesa.

No sé porque pero cada vez que me ordenaba algo yo me ponía a trempar hasta el día en que ella se dio cuenta y sin previo aviso, me pegó dos fuertes bofetones, llamándome guarro y degenerado.

Esta mujer realmente tiene un poder sobre mí que hace que me sienta el más feliz de los hombres con tan solo una mira de mi señora y Ama.

- Desde ahora - me exigió una mañana - siempre que estés en casa tendrás que ir vestido de mujer, tanto en las prendas exteriores como en las interiores.

Fuimos los dos a comprarlas pasando yo una gran vergüenza. Pero yo lo había querido así y de esta manera, mi papel en la cama siempre fue de sumisión y feminización y si yo quería en algún momento actuar como un hombre, me sacaba de la habitación, no sin antes arrearme dos tortazos.
Bueno, ya llevábamos dos meses casados y yo cada vez más enamorado, cuando un fin de semana me dijo:

- Ya sabes lo que a mí me gustan las mujeres así que ya puedes prepararte a depilarte todo el vello del cuerpo, incluso los sobacos y el pubis.

Así lo hice, quedándome la piel fina como la de una muñeca. Ella no paraba de acariciarme haciéndome perder el mundo de vista y solo reaccioné cuando mi mujer, con un consolador de cintura, se dispuso a follarme el culo. No tuve más remedio que acceder.

Ella no paraba de destilar jugos por su raja y me llenaba, tanto por el culo como en mi ego, pues me sentía una verdadera zorrita en sus brazos.

Este tratamiento, que cada vez me gustaba más, se convirtió en imprescindible para mí. Cada vez me siento más femenina y mi entrega es total.

Ella disfruta muchísimo. Hace que me ponga el pito entre las piernas, pegado con esparadrapo, y se corre obligándome a comerle el coño con la lengua.

Todo iba pasando más o menos en el mismo sentido anteriormente contado cuando un día mi mujer invitó a Azucena y Jorge, un matrimonio amigo suyo.

Durante la cena el matrimonio invitado alabó lo limpia que tenía la casa y a mi mujer se le escapó:

- Joana la limpia muy bien.

Yo no paraba de ir de la cocina al salón y una de las veces, mi mujer dirigiéndose a mí, dijo:

- Mira, el fin de semana que viene tendrás que ir con Jorge a limpiar su masía, pues dicen que hace mucho tiempo que no van por allí. Azucena y yo nos quedaremos en Barcelona para hacer unas compras.

Me quedé muy extrañado pero lo decía ella, mi dueña, y no había más que hablar.
Llegó el viernes por la tarde y mi mujer me dijo que ya tenía la bolsa hecha y que corriera, que abajo me estaba esperando Jorge. Cogí la bolsa, bajé apresuradamente las escaleras y allí estaba él. Me cogió la bolsa y como si yo fuera una dama, me abrió la puerta del coche para que entrara en él.

Después de casi tres horas, llegamos a la finca. El se bajó, sacó la bolsa del portaequipajes y me abrió la puerta. Me sentí muy halagado por el comportamiento de Jorge, entramos y me hizo sentar en el sofá del salón mientras él encendía fuego.
Al cabo de un rato salió del salón y al regresar me dijo:

- He colocado todas tus cosas en el armario y he podido comprobar que tu mujer no mentía cuando me dijo que eras toda una mujercita.

Me puse colorado como un tomate y no sabía donde mirar pero, sin darme cuenta, ya estaba en brazos de aquel hombre, besándonos.

- Ya puedes ir a cambiarte - me dijo apartando su boca de la mía - Quiero tenerte como me ha contado tu mujer.

Fui a mi habitación y cual no sería mi sorpresa cuando vi la indumentaria que había preparado mi mujer, ropa que ya la querría para sí cualquier puta. Consistía en un sujetador con relleno, braguitas de varios colores, salto de cama, medias, liguero, un sin fin de coqueterías muy femeninas y junto a ellas un neceser con maquillaje, punta labios, rimel para ojos, perfume y una caja de preservativos.

Intentando no ponerme nervioso, me maquillé, pinté labios y ojos y me vestí como un furcia.

Al cabo de una hora aproximadamente, bajé por las escaleras como si fuera una princesita. Abajo me esperaba Jorge que, al estar junto a él, me dio el morreo más grande que me habían dado nunca, luego me hizo sentar y me sirvió un cóctel.

Yo me sentía extraño, pues no estaba acostumbrado a que me sirvieran.
A continuación se sentó a mi lado, tocándome todo lo que quiso y diciéndome:

- Todo esto ha sido preparado por Nuria, tu mujer, y desde ahora también pasas a ser mi esclava.

Diciendo esto, me pegó dos bofetones, me hizo desnudar por completo, me insultó y haciéndome poner de rodillas, me obligó a hacerle una felación.

Luego me puso un delantal de criada sobre mi total desnudez y a golpes de fusta, me hizo prepararle la cena.
Aquella noche me ató, me flageló, me folló cuantas veces quiso y os lo juro, fui feliz.
Cuando regresamos fue otra fiesta, pues todos se cachondeaban de mí.
En la actualidad sigo siendo la esclava de Jorge, el marido de Nuri, y la chacha de todos ellos.

Entrega sin retorno

Soy el marido cornudo de Pili, la hermosa y caliente mujer que, desde hace tiempo y como ya os he contado en cartas anteriores, tiene como "novio" a Domingo.

La anterior Navidad, volvía a entristecer mi relación con Pili tras la partida de Domingo con su familia. Iban a ser quince días de separación, tedio y melancolía.

Mi morena esposa, de enormes ojos marrones y mirada oblicua y aterciopelada, nunca me había parecido tan hermosa. Realmente Domingo, su hasta entonces "novio", la había mejorado en calidad y cantidad en esos siete meses de "noviazgo". Había puesto cuatro kilos en su fina anatomía. ¿Como había estado tan ciego antes de fijarse él en ella?.

Si os dijese que me parecía, anteriormente, feúcha. Un "callete" pensaba que tenía por consorte. Por efecto de una leve miopía no quería nunca ponerse sus gafas que la hacían tan interesante.

De nariz encantadora y casi recta con la frente, cara de óvalo perfecto y boca tiernamente sensual, siempre dispuesta a sonreír, a desarmar a cualquiera.
Nunca me había fijado suficientemente, en los ocho años de feliz casorio, como revelaba su blanquísima hilera de dientes sin mácula al sonreír.

¿Como he podido ser tan gilipollas de encontrar siempre más verde la hierba del vecino que la mía?.
No había visto suficientemente bien su cuerpecito firme y esbelto, de curvas armoniosas, de poco pecho pero de piernas muy espléndidas y perfectamente moldeadas.

Nunca hubiese imaginado que una hembrita de tan solo 1,56 y 50kg, con un aire despabilado y maneras a veces demasiado corteses, estuviera con el que se la venía zumbando más de medio año seguido.

El cortejo, fase mágica e irrepetible en toda historia de amor y pasión puros, duraba, como sabéis, siete largos meses pero, por fin, la otra tarde en nuestro piso, Pili decidió que cambiásemos los papeles.

El paripé de la ceremonia fue una nueva experiencia feliz y entretenida para los tres e incluso arrebatadora para mí que pude hacer de maestro de la ceremonia entregando mis derechos de marido a Domingo en una breve boda, entregando todos los poderes a mi sustituto y renunciando yo, tan enamorado de mi lozana y vital Pili, para siempre pero sin perder, por supuesto, mis obligaciones en particular en las ausencias del macho.

Todos mis anteriores privilegios y derechos se borraban sin piedad de mi memoria para dar paso a otras notas más trascendentes y sutiles.

El presente triunfa de la manera más fulgurante. El presente tiene el rostro radiante y fornido de Domingo fundido con el cuerpo marmóreo y menudito de Pili. Dicen que cada hijo viene con un pan bajo el brazo, este, algo madurito, lo ha hecho con un barra de kilo entre las piernas.

La espontánea frescura de la que ahora es escuetamente "su mujer", la fascinación sexual de mi ex-esposa, una fascinación apetitosa que sólo me había pasado desapercibida en mi periodo de ceguera mientras ellos estaban chingando tan a gusto, ahora volvía a estar latente como una fruta madura en sazón, cuyo sabor es sólo suyo y muy difícil de definir, tal vez como una especie de regusto perverso que dan los cuernos puestos.

Hemos pasado días encantadores. Al menos un servidor. El viaje de novios ha sido para mí, puesto que él ha marchado con su prole y su verdadera y real esposa a otra provincia. Pili se ha quedado conmigo en casita esperando el retorno de su verdadero amor. Ella está colada por él. También Domingo tiene el aire de estar encoñado con Pili.

Lo que para alguien pueda parecer malo y hasta absurdo, para mí son noches deliciosas, de una intensidad hecha de muchas pequeñas atenciones a mi ex.

Si no son recíprocas por su parte, al menos por la mía son sinceras, de ternura y de sensualidad.
Cuando acabamos de cenar ambos quitamos la mesa, vemos la tele en el sofá, una versión picante en ausencia de Domingo, el "actual" de Pili, y a la hora de ir a la cama tienen lugar las confidencias.

- ¿Como te parece que vamos en cuanto a sexo, ex-marido? - quiso saber el otro día Pili.
- ¡Muy bien, de perlas! - respondí con una sonrisa en mi rostro aún acalorado de haberme hecho una paja viéndola como se acicalaba en el baño.
- ¿Te das cuenta, querido Luis, que ahora estoy en adulterio... qué hago aquí sola contigo, si con el que ahora estoy casada y es mi auténtico marido, está a tantos kilómetros?. ¡Tú eres simplemente un ligue... que digo un ligue... eres mi sirviente, mi asistente!. ¡Desde hoy dormirás en la otra habitación!.

Aquí mis celos retrospectivos volvieron a aflorar. Consentí en dormir en la habitación de huéspedes pero insistí en que me contase más cosas de ellos.

- ¿Cuantas veces lo habéis hecho sin yo saberlo? - pregunté.
- No lo sé, no las he contado y aunque las supiera no te las diría, eres demasiado indiscreto y lameculos. ¡Eso es particular y privado, cabrón! - contestó muy seria.

Ella estaba sentada frente a mí. Había cruzado las piernas y me mostraba los muslos, pícaramente, hasta la mitad.
Sonreí. Aquella visión tan agradable para un enamorado rechazado, menospreciado y casi desesperado de amor, me trajo sin remedio a la mente un recuerdo que me devolvió a la época en que nuestras relaciones navegaban por el agua tranquila del convencionalismo.

Pili quiso aprovechar el fin de semana para ir de compras de "reyes" para su amor y mientras, me dijo, yo aprovecharía para hacer limpieza general de la casa.

Esa misma mañana encontré, entre las sábanas de la cama matrimonial, algún cabello perdido de ella, algún pelo del pubis de mi amada.

Sentía aún el calor de su cuerpo y percibía su grato olor, algo fuerte, a chocho falto de leche, ese olorcito que echa mi Pili cuando está en celo.

Me desnudé y me metí en la cama, todavía deshecha. Encontré por sorpresa sus bragas de seda adornadas con dos preciosas rosillas escarlata en sus extremos. Las recogí como si fueran una preciada reliquia.

Tras desdoblarlas, las besé, las desplegué en su totalidad, les di varias vueltas entre mis dedos y las olfateé con fruición varias veces como un sabueso, como si quisiera retener el más sutil, sublime y huidizo de los perfumes femeninos.
Luego oprimí la prenda contra mi cara hasta cubrirme los ojos y embriagándome, rompí en un leve llanto.

Estaba claro que bajo los pocos centímetros cuadrados de tela todavía húmeda, había pernoctado y palpitado el joven y gordo pipón de la cálida vagina de Pili. Olí aquella prenda delicada como un perro, buscando el precioso aroma del chocho de Pili, amada y reverenciada más que nunca, muchísimo más que antes y, por desgracia, perdida para siempre.

Busqué aquella mezcla sutil, embriagadora, afrodisíaca y dolorosa al mismo tiempo, de secreciones secretas, de flujos naturales, busqué aquel aroma tan peculiar que anidaba en un punto preciso de las braguitas y cuando lo hube hallado, lo aspiré con toda mi fuerza pulmonar, con la esperanza de obtener un consuelo y tuve la sensación de algo muy vivo que, en imperceptibles efluvios, entraba en mis fosas nasales desde las más recónditas entrañas de la mujer que amo, de la relación amorosa que me queda con ella cuando, en realidad, no hago más que exasperar de ese modo el deseo carnal de mi pituitaria insatisfecha durante casi dos semanas y, en consecuencia, avivar el doloroso pero feliz tormento que de ello se deriva.

Hasta el otro día, siempre había encontrado sus bragas bien lavadas y que sólo olían a "colada".

Sólo la casualidad o el destino me han podido permitir al fin alcanzar el soñado salto de calidad. Apreté contra mi corazón herido el precioso y carísimo talismán, postrero recuerdo del bomboncito que me ha plantado.

La imagen de Pili se me apareció de continuo, cruel y bellísima a un tiempo, despiadada, fascinante, caprichosa e impredecible mientras eclosionaba en un blanco y copioso orgasmo onanista.

Todavía tengo latente el fin de la "boda" del otro día. Fui testigo presente y ausente al mismo tiempo, deseoso, hasta implorante pero ignorado y borrado de la escena.

Pili lo desnudó ante mi atónita mirada. Después de desnudarlo enteramente, lo besó tres veces en la boca, se dejó desvestir a su vez y se arrodilló para besar y succionar el miembro erecto de su nuevo esposo, a pocos centímetros de mi cara anhelante.

- ¡Que hermosa herramienta! - exclamó Pili para sacarme de mis casillas, aguijoneándome - ¡Tienes la verga más preciosa de este mundo, Domingo, nunca he visto un aparato tan grande, tan gordo, tan duro, tan rico, tan bien moldeado, tan exquisito!.

Domingo sonrió burlón, satisfecho y encogiendo los hombros al mismo tiempo que introducía la nudosa polla, perfectamente vertical y pegada a su vientre, en la boca de su reciente y locuaz señora.

La felación en directo se alargó varios minutos ante mis propias narices. Percibía claramente el olor del cipotón igual que mis oídos percibían los ruidos al sorber.

Después, los "nuevos consortes" continuaron sus discursos amorosos y ceremoniales en la cama.

Allí tuvo lugar una cópula furibunda que los dos "cónyuges" me comentaron en voz alta. Sus palabras les excitaron a ambos, por el placer de exasperar mis celos.

- ¡Dámelo todo... dame tu chocho... toma mi colita! - decía él.
- ¡Tómalo, amor mío... siente como te abraza, como aprieta con fuerza tu enorme pistón... échamela toda cuanto antes, cariño! - replicaba ella.
- ¡Sí, Pili, que maravilla... me entran ganas de llegarte hasta el fondo, reina... toma lefa rica, que está acumulada de dos días! - seguía Domingo.
- ¡Fóllame bien, para que aprenda Luis!.
- ¡Siéntela vibrar... como te entra... oooh... me voy... me voy...!.
- ¡Cariño, como te siento... tesoro mío, como te siento dentro... en el centro de mi coño... oooh... como me hace gozar... préñame, hazme tuya... gocemos juntos, mi amor, gocemos en la cara del cornudo que se la está cascando mientras nos contempla.

Esta es la historia de un cornudo consentido por amor hacia su mujer.