viernes, 12 de octubre de 2007

Viaje a las fallas de Valencia

En primer lugar, pediros disculpas por el retraso en escribir este relato, tengo que hacerlo a plazos por motivo de mi trabajo, ¡me faltan horas!.

Carlos y Maite, la otra pareja con la que nos hemos estado viendo, nos llamaron por que ellos se iban a pasar un fin de semana a Valencia, con motivo de las Fallas, y nos invitaban a ir.

Aceptamos, nunca habíamos estado en las Fallas, y nos atraía la idea de pasar un fin de semana de fiesta.

Como Maite trabaja en una tienda, terminaba a las 8 de la tarde, asi que quedamos en salir un viernes, a partir de las 08:30, con previsión de llegar a Valencia a las 11:30 horas o las 12 de las noche.

Cuando, ya los cuatro, nos encontramos en su casa, decidimos con que coche íbamos a ir, aunque eso no fue una decisión difícil, nosotros tenemos un Peugeot 307, dos puertas, y ellos una Seat Alhambra, (monovolumen) de siete plazas casi nuevecita.

Cuando vi su coche por dentro, creí que se podría jugar un partido de futbol, de lo grande que me pareció.

Supongo que Carlos vio mi cara de asombro, porque me ofreció conducirlo hasta Valencia, a lo cual yo acepte.

Por fin, iniciamos el viaje, yo conduciendo, mi mujer a mi lado, y Carlos y Maite en los asientos de atras.

Así que salimos de Barcelona y cogimos la autopista del Mediterráneo, a mi me parecía estar pilotando un avión.

En el coche todo era muy ameno, a Carlos le dio por empezar a contar chistes, tiene una gracia especial, además sabe muchísimos, aun no has terminado de reírte de uno, y ya está contando el siguiente.

Ya estábamos en la autopista, cuando de pronto me di cuenta; se había hecho el silencio.

Observe que mi mujer, desde su asiento, estaba girada mirando hacia atrás, todo lo que le permitía el cinturón de seguridad que llevaba puesto.

Giré un segundo la cabeza, el tiempo suficiente para ver que Maite, había empezado ha hacerle una felación a Carlos, y este, con los pantalones bajados hasta la rodilla, tenia los ojos fijos en mi mujer.

Volví a mirar hacia adelante, ajusté el retrovisor para ver todo lo que sucedía detrás y me puse en el carril de la derecha, ajustando la velocidad a 100 km por hora, así podía dedicar más tiempo a mirar por el espejo.

Vi que Maite se despojaba de su camisa y sujetador, dejando al descubierto sus magníficos pechos, poniéndose de rodillas delante de Carlos, entonces, cogió un neceser de viaje que llevaba consigo, y de él sacó lo que mas tarde supe que era aceite lubricante.

Con el aceite, untó la polla de Carlos, y empezó una masturbación-felación que obligó a Carlos a soltar un suspiro, y a ponerse mas cómodo en el asiento de atrás.

Mi mujer parecía hipnotizada, no dejaba de mirar aquella escena, y a mi me costaba mucho mantener la vista en la carretera.

De repente, vi como Carlos, encendía la pequeña luz de cortesía que está en la parte de atrás del coche, y dirigía su mano hacia mi mujer, en una clara alusión a que esta le diera la suya, cosa que mi mujer hizo.

Cuando Carlos tuvo sujeta la mano de mi mujer, tiró de ella hacia él, suavemente.

Mi mujer, soltó el cinturón de seguridad, y se deslizó entre su asiento y el mío, sentándose en los de atrás, entre Maite y Carlos.

Nada mas sentarse, Carlos empezó a besarla en la boca, al mismo tiempo que, cogiéndole la mano a mi mujer, se la ponía en la polla erecta, acompañándola en un movimiento de vaivén, masturbándolo.

Mientras, Maite estaba sobando las tetas de mi mujer, apretándoselas, y pellizcando suavemente sus pezones.

Esa escena, duró unos eternos minutos, hasta que de repente, entre los dos, desnudaron íntegramente a mi esposa.

Yo, mientras tanto, había localizado un camión de los grandes, que circulaba por el carril derecho, me pegué a él y mantenía una velocidad lenta.

Entonces, Carlos, cogiendo la cabeza de mi mujer, la “obligó” a seguir chupándole la polla, cosa que mi mujer hizo, reclinándose sobre él.

Esa posición de ella, le dejaba su culo y coño libre a Maite, que se dedicó a untarle ambas cosas con aquel aceite, al mismo tiempo que se lo acariciaba.

Así estuvieron un rato; y aunque de una forma muy tímida, oí que mi mujer suspiraba, signo inequívoco que estaba caliente.

La volvieron a sentar de forma normal, y cada uno de ellos, le sujetó una pierna, separándoselas lo máximo posible, tanto, que parecía que mi mujer iba a dar a luz

En esa postura, el culo y el coño de mi mujer, quedaban absolutamente expuestos, y abiertos a mas no poder, además, con el aceite, adquirían un brillo y un color especial.

Carlos, empezó a frotarle el coño, introduciéndole primero uno, y después dos dedos, mientras Maite, le metía un dedo en el culo, en un movimiento de vaivén, de meter y sacar; ambos con un ritmo que aumentaba segundo a segundo.

Mi mujer, empezó a gemir, cada vez mas fuerte, la paja que le estaban haciendo entre aquellos dos, debía ser para morirse.

De repente, note que mi mujer iba a correrse, supongo que Carlos y Maite también lo notaron, porque cuando más fuertes eran los gemidos de mi mujer, los dos a la vez dejaron de tocarla, lo que provocó quejas de mi mujer, diciendo entre gemidos “no, no”, y vi claramente, que el coño y el culo de mi mujer parecían tener vida própia, se contraían y relajaban de una forma acompasada.

Sin perdida de tiempo, Carlos se sentó a mi esposa encima, de tal manera que la espalda de mi mujer, estaba pegada al pecho de él, y Maite, cogiendo la polla de Carlos, se la introdujo en el coño a mi mujer, la cual, empezó un movimiento arriba y abajo, que a causa de lo caliente que estaba, era de una forma muy rápida, aunque Carlos, asiéndola por la cadera, le frenaba la velocidad, y Maite, de nuevo, empezó a masturbar a mi mujer, frotándole el coño con toda la palma de su mano, al tiempo que con la otra le tocaba las tetas y con su boca chupaba ávidamente uno de sus pezones.

En segundos, mi mujer volvió a soltar unos sonoros gemidos, sobre todo, cuando Carlos, la obligó a bajar del todo, con lo que su polla entera quedo dentro de mi mujer, manteniéndola así inmóvil, mientras Maite frotaba con más fuerza; mi esposa empezó a chillar de gusto.

Pero de nuevo, justo cuando iba a correrse, Carlos la levanto rápidamente, tanto, que su polla quedo fuera, y agarrando sus nalgas, se las separó, momento en que Maite, cogió la polla de Carlos, y la apuntó hacia el culo de mi mujer, momento en que Carlos la volvió a bajar, metiendo su polla en el culo de mi esposa.

Se tarda más en contarlo, que el instante en que esta escena sucedió, mi mujer se vio enculada en un abrir y cerrar de ojos.

Mi esposa lanzo un pequeño grito, entre dolor y placer, y se quedo quieta, sin moverse; fue Carlos quien, muy despacio, y teniéndola cogida por las caderas, la obligó a ir bajando, despacio, introduciendo su polla en el culo de mi mujer, con gran facilidad debido al aceite lubricante, mientras Maite, volvió a la carga, masturbándola, al tiempo que le introducía dos dedos en el coño, como si se la follara con la mano.

Segundos, creo que solo pasaron unos segundos, hasta que mi mujer empezó a chillar de gusto, y a correrse como una loca, y mientras se corría, Carlos le follaba el culo de una forma absolutamente violenta, mientras Maite le metia los dedos hasta el fondo, y la masturbaba de una forma brutal

Por lo que oía, Carlos también se corrió dentro del culo de mi mujer, quedándose los dos, en la misma posición en la que estaban, pero absolutamente inmóviles.

Al cabo de unos minutos, se incorporaron y se separaron, y Carlos me dijo que parase en la próxima gasolinera, cosa que hice.

Nos intercambiamos entre Carlos y yo, él ahora conducía y yo estaba detrás con las dos mujeres.

No os contaré hoy lo que hice yo, para no aburríos, pero si os diré que la mamada a dos bocas que me hicieron, no la olvidare en mucho tiempo.

Otro día os contaré la estancia en Valencia, que además de las Fallas, tuvimos otro tipo de diversión. ¡Ah!, por cierto, mi mujer no sabe que escribo los relatos aquí, por favor, guardadme el secreto.

esun_misterio.

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