martes, 9 de octubre de 2007

Una mamada a otro hombre

Ya llevábamos diez años casados, mas otros cinco de novios, es el tiempo que hacia que no tenia en la boca otra polla que no fuera la de Luis, mi marido. Si tengo que deciros la verdad, no lo echaba a faltar, mi vida con el es muy buena, y sexualmente nos entendemos a la perfección, pero cuando me lo dijo, acepte enseguida, y mas tratándose de Juan, este amigo con el que vamos a todos los sitios, es muy agradable conmigo, nos tenemos una sinceridad mutua, cuando sale con alguna chica, nos cuenta todas sus penas y sus alegrías, muchas veces le he dado consejos de como tratarlas, que hacer con ellas, que nos gusta a las mujeres, etc, incluso le he acompañado de compras, escogiendo yo los calzoncillos que tenia que ponerse en las citas con sus novias. El, por su parte me ha hecho compañía muchas veces que mi marido esta de viaje por asuntos de trabajo, pero no penséis mal, solo compañía, viniendo a cenar o incluso quedándose a dormir en casa cuando Luis no está, para que no me sienta sola. Evidentemente yo si me había masturbado alguna vez pensando en el, y seguro que el también lo habrá hecho pensando en mi, pero que mujer no lo ha hecho pensando en sus amigos o los de su marido? Algunas veces, como el tiene mucho tiempo libre, me ha acompañado de compras, me gusta ir con el porque tiene mas paciencia que Luis, puedo probarme ropa horas y horas, y el no solo no se queja, si no que me aconseja y me dice que me sienta bien o no. Nuestra confianza es tal que algunas veces he ido a comprar ropa interior con el.

Muchas de las veces que vamos de vacaciones nos lo llevamos con nosotros, e incluso hemos compartido habitación de hotel cuando el presupuesto no nos alcanza para mas.

Pero todo esto que os he explicado no significa para nada que haya habido ningún contacto sexual entre nosotros, ni tan solo me había visto desnuda, ni yo a el, lo mas con ropa interior cuando íbamos de compras y entraba en el probador para ver como me quedaba una prenda, o compartiendo habitación, cuando nos cambiábamos, eso si, comentábamos con el hasta las mas intimas cosas de nuestra vida sexual, con la mayor naturalidad del mundo, por todo esto es lo que pensé que el seria la mejor persona del mundo para hacer esto, incluso pensé que si no hubiese sido el, al contárselo podría haberse ofendido.

Mi marido se lo propuso por teléfono, el aceptó enseguida, cuando llegó, tengo que reconocer que estaba nerviosa, me había pasado toda la tarde arreglándome, tampoco sabia exactamente porque, pero incluso me había depilado la ingle, a pesar de que se trataba de que yo le hiciera una mamada, y el no tenia porque verlo. Me puse un conjunto de ropa interior que sabia que a el le gustaba, porque una de esta veces que fuimos de compras, yo no tenia pensado adquirir nada de ropa intima, pero el lo vio, e insistió tanto en que me lo probara, que acabe por ponérmelo, cuando lo vio puesto dijo que era perfecto, que realzaba mucho mi pecho, además, el quiso pagarlo, por lo que en definitiva era un regalo suyo Mi marido estaba ansioso por empezar, no lo dijo, pero lo noté, el se sentó en la butaca, dando a entender que nos sentáramos juntos en el sofá, como yo también tenia ganas, enseguida sin decir nada me puse de rodillas entre sus piernas, supongo que Juan estaba un poco extrañado por la velocidad con que iban las cosas, pero me gustaba. Le baje los pantalones lo mas que pude, vi que se había puesto uno de los calzoncillos que yo le escogí una vez, el sabia que me gustaban, pero al ver el bulto que tenia, me sorprendí e impaciente a la vez, quería verlo, por eso tarde tan poco en bajárselos, no sin antes acariciar todo su paquete por encima de ellos, para excitarlo mas. Su miembro resulto ser mejor de lo que esperaba, incluso mejor que el que mi mente dibujaba cuando me masturbaba pensando en el, tenia ganas de tenerlo todo en la boca, quince años sin probar otro, añadido a la excitación que ya sentía, me pusieron impaciente. Chupar pollas siempre me se ha dado bien, mis anteriores novios o amantes me lo decían siempre, además el lo sabia, ya que era uno de los cometarios que muchas veces le hacia Luis, y lo de mis antiguos amantes también.

Me esmere en que el lo apreciara, hice una combinación entre los labios y la lengua que le excito muchísimo, es entonces cuando veo que se incorpora y dirige su mano a mi pecho, yo no lo esperaba, pero me gustó, mire de reojo a Luis para ver que cara ponía, ya que podía no sentarle bien, pero no, estaba mas que contento, además, no quería que aquello se limitara a que yo diera gusto y el recibiera. Por aquel entonces ya tenia mi coño encharcado, vi que Luis tenia la polla fuera y se estaba masturbando, me moví un poco para que pudiera entrar su mano por el escote, el lo apreció enseguida, y no tardo en hacerlo, además, desabrocho el sujetador, cosa que ya me había hecho otras veces, porque soy de estas mujeres que le cuesta llegar a los corchetes, y cuando vamos de compras siempre se lo pido que lo haga, realmente sabia como tocármelas, no me extraño, yo misma le había dado muchos cursos teóricos de ello, por lo tanto conocía mis gustos.

Se corrió a gusto en mi boca, la lleno toda de leche, era agradable probar otro sabor quince años después, pero creo que nunca nadie me la había llenado tanto.

Yo estaba muy caliente, las bragas las tenia que casi goteaban, necesitaba hacer algo, y se me ocurrió continuar un poco mas el juego, me las saque colocando mis manos debajo la falda, me senté a su lado, le dije a mi marido que se sentara al otro extremo, y les propuse masturbarnos los tres. Sin esperar su respuesta, que además ya sabía, me levante la falda, abrí las piernas lo máximo que pude y con los dedos de una mano me acariciaba el clítoris, mientras que de la otra mano introduje varios dedos en el coño. Sabia que Juan lo estaba viendo, por lo que pensé que a pesar de acabarse de correr, la vista que tenia seria suficiente para excitarse otra vez, y así fue, el primero en correrse fue mi marido, no me extraña, con el espectáculo que había tenido !, después yo, y finalmente Juan. La habitación olía a una mezcla de mis flujos y la leche de estos dos hombres.

Sin ponerme las bragas, eso si, abrochándome el sujetador, mejor dicho, Juan me lo abrocho, cenamos, comentamos lo ocurrido, Juan confeso que algunas veces después de ir de compras conmigo, había tenido que masturbarse a mi salud, yo le dije que también algunas veces yo también lo había hecho pensando en el, cosa que le gustó. Hablamos de lo bien que me había quedado el pubis depilado, solo deje una fina tira de pelo en V, apuntando hacia mi clítoris, yo me levante, subiéndome la falda hice un pase para que lo vieran mejor.

Después de la cena, yo le comete a mi marido, que lo de que el viera como chupaba otra polla estaba muy bien, pero le pregunte si le gustaría ver como me chupan a mi el coño, aprovechando que Juan estaba allí, seria un buen momento. Ni que decir tiene que les pareció muy bien a todos, entonces yo me saque la blusa que llevaba y la falda, quería estar totalmente desnuda, Juan me saco el sujetador, me dirigí de nuevo al sofá, no sin antes hacerles un pase para que vieran mi cuerpo entero. Yo le exigí que también se desnudara por completo, quería disfrutar de esta maravillosa vista, sin darme cuenta ya estaba en pelotas, me estire en el sofá con las piernas completamente abiertas, Juan, conocedor exacto de mis gustos (de esto también la había dado clases teóricas), empezó por jugar con mi clítoris y su lengua, mientras que con las dos manos acariciaba mi pecho, y hacia presión en los pezones, después, siguiendo con el juego de lengua, introdujo, primero uno, y después dos dedos en mi coño, moviendo dentro uno de los dedos en forma de gancho para tocar mi ponto G, hasta que me corrí violentamente. Descansamos un ratito, pero ninguno de los dos se molesto en vestirse, el único que llevaba la ropa era mi marido. La noche había resultado interesante. Entonces fue cuando Juan dijo que cada uno de nosotros había propuesto una cosa, y se había hecho, y que ahora le tocaba a el, yo me temía lo que quería, por lo que me asuste un poco, pero mi marido dijo que era justo, y que propusiera.

Juan dudo un momento, supongo porque vio que yo me lo imaginaba, y no había mostrado ninguna alegría, hasta que se lanzo y dijo que quería follarme.

Realmente era lo que me temía, no sabia si estaba preparada, una cosa son estos juegos y la otra es dejarme follar, y así se lo manifesté, Mi marido dijo que a el no le importaba si era con Juan, ya que somos muy amigos, y que además sabia que llevaba tiempo sin hacerlo, pero que tenia que decidir yo, Juan dijo que sentía mucho haberse pasado con la proposición, pero yo le dije que no había problema, nos teníamos mucha confianza, tanta como la que yo podía tener para negarme, sin que esto afectara para nada nuestra amistad.

Continuamos charlando largamente, en ningún momento Juan insistió en el tema, además todos estábamos muy contentos, repasamos todo lo que habíamos hecho aquella noche, el buen recuerdo que había quedado, también lo de nuestra amistad, yo les dije que por ningún motivo quería que lo de hoy significara un cambio, y que no sabia si otro día podríamos repetirlo, pero no tenia que ser una cosa habitual, quería continuar teniendo a este maravilloso amigo, que me siguiera acompañando de compras, que siguiera viniendo de vacaciones con nosotros o que viniera a dormir en casa cuando Luis no estaba, para que no me sintiera sola.

Por mi mente pasaban cosas, realmente tenia ganas de follármelo y decía que no por un tabú?, si quería hacerlo, quien mejor que Juan?, se presentaría otra oportunidad como aquella? Entonces me levante, dirigiéndome al pasillo totalmente desnuda como estaba, cuando llegue a la puesta me gire y les dije, seguidme ! Entre corriendo a la habitación, cuando llegaron yo estaba completamente estirada sobre la cama, y mirando a Juan le dije "Fóllame!, pero hazlo como un amante, imagina que por un rato soy solo tuya!" Se acercó a mi, me cogió por la cintura levantándome de la cama, y acerco su boca a la mía dándome un cariñoso beso. Nuestras bocas se abrieron, nuestras lenguas empezaron a jugar, duramos así largo tiempo, me sentía muy bien, Juan es un perfecto amante, además, pensé que yo se lo había enseñado casi todo, y que lo llevaba muy bien a la practica, Luis se sentó en la silla que tenemos en la habitación, completamente callado, Juan fue muy tierno conmigo, empezó a chuparme el coño, yo le chupe su polla, haciendo al final un 69, cuando ambos nos sentimos preparados, muy lentamente me penetró, llegando al orgasmo casi al mismo tiempo. Levante la cabeza y vi que mi marido también acababa de correrse.

Estábamos los tres muy agotados, entonces mi marido se levanta y le dice a Juan "Te confío por esta noche a mi mujer, no lo haría con nadie mas en el mundo, pero a ti si, quiero que os lo paséis muy bien, mañana ya os despertare", y diciendo esto, salió de la habitación cerrando la puerta. Parecía que había leído mis pensamientos, quería estar a solas con Juan.

Dormir, lo que se dice dormir, poco lo hicimos. Cuando mi marido vino por la mañana, hacia las 11 nos encontró follando, justo cuando Luis me penetraba por el culo, evidentemente no lo interrumpimos, además, yo casi ni me di cuenta que el estaba allí.

Se sentó al lado de la cama, y nos pregunto que tal lo habíamos pasado, yo le respondí que si me prometía no enfadarse se lo contaría. "enfadarme?, porque?" dijo, "es que Juan se ha corrido por lo menos siete veces esta noche, y yo muchas mas", le conteste. El nos dijo que desde la habitación de al lado se oía perfectamente, y que ya lo sabia, resultaba que ninguno de los tres había dormido.

El resultado de aquella noche fue que nuestra amistad no solo se mantuvo, estaba fortalecida, la única diferencia es que cuando viene a casa a dormir porque estoy sola, las cosas ya no son tan inocentes.

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