viernes, 12 de octubre de 2007

Orgías a seiscientos euros

Era nuestro ultimo fin de semana de solteros. Al día siguiente, sábado, lo teníamos todo organizado para llevar a cabo la consabida despedida con los amigos, cada cual por su parte y sin saber lo que nos habían preparado a cada uno los hombres y las féminas del grupo.

Por eso, en esa noche de viernes, Laura y yo, queríamos recorrer Barcelona a nuestro aire intentando olvidarnos por unas horas de todo el ajetreo que hacia ya meses nos traía de cabeza con los preparativos de la boda que se celebraría en apenas siete días.

Nadie, entre nuestro grupo de amigos, conocía nuestros planes para esa noche. Incluso nuestros teléfonos móviles permanecían apagados para evitar que ningún "coleguilla" se nos uniera a la fiesta privada.

Claro, que lo de la "fiesta" nos sonaba como un poco a lo grande, ya que entre la hipoteca, el arreglo del piso y los gastos de la ceremonia, estábamos, como quien dice a dos velas. Es decir, que la enigmática juerga que nuestros amigos pensaban que nos íbamos a correr, consistía en ir a cenar a una modesta pizzería y después como mucho, tomarnos un par de copas en el Port Vell de Barcelona, donde suele haber un gran ambiente en noches como esa, para acabar en nuestro futuro hogar de casados echando un buen polvo.

En fin, que ni siquiera nos arreglamos mucho para la ocasión. Yo llevaba un pantalón de pinzas marrón y una discreta camisa azul claro, exactamente la misma ropa con que había ido a trabajar ese viernes.

Poco después de las diez de la noche, pase a recoger a Laura por casa de sus padres. No sé si seria porque esa noche el cuerpo me pedía sexo, pero la encontré verdaderamente espléndida.

Aun cuando se había vestido mucho más informal que yo, cuando la vi aparecer en el comedor de la casa de mis futuros suegros, note como un cosquilleo me recorría la polla, y me prometí a mí mismo que me la tenia que tirar cuanto antes.

Se había puesto unos téjanos ajustadísimos, que junto a los zapatos de tacón que llevaba, le marcaban un culo por el que cualquier hombre perdería la cabeza. Además, debido a su delgada figura, vista de frente podía uno imaginarse lo sabroso que debía de tener el coñito aprisionado bajo aquellos pantalones.

Con su casi uno setenta de altura y su talle delgado, portaba un jersey blanco de cuello alto, sin mangas, que dejaba al descubierto sus sensuales hombros, y que hacían destacar unos prácticamente perfectos y apetecibles pechos que se me antojaba que me estaban diciendo "cómeme, cómeme".

Además, esa noche, Laura se había pintado un poquito para la ocasión, y unos intensos labios rojos destacaban sobre sus delgadas facciones de la cara bajo unos preciosos ojos negros que siempre habían sido mi debilidad.

Su media melena de pelo liso y oscuro, bailaba graciosamente rozando sus hombros desnudos, en un perfecto acompañamiento con sus tetas y sus caderas al andar.

En definitiva, que nada mas verla, se me despertó la libido. Así que me despedí de sus padres, y caminando detrás de ella nos dirigimos a la salida.

Nada mas cerrar la puerta, no pude, o no quise, reprimir mis arrebatos de deseo y le plante una mano en medio del culo, presionando con dos de mis dedos entre sus nalgas e intentando transmitirle de ese modo la calentura que a esas alturas llevaba yo en el cuerpo.

Tranquilo, Víctor, espera al menos a que entremos en el ascensor. –Me dijo Laura en un susurro al tiempo que me apartaba la mano de su culo, temiendo que sus padres pudieran oírnos desde detrás de la puerta.

¡¡Joder, Laura!! Es que no veas como té as puesto hoy. –Le conteste mientras volvía a mirarla de arriba abajo lascivamente. - ¿Qué te parece si nos vamos al piso y desde allí pedimos una pizza por teléfono?

Entramos en el ascensor, y amarrándome la barbilla con sus suaves dedos, me dio un tierno beso en los labios, lo que yo aproveche para posar, esta vez, mis dos manos abiertas sobre su respingon trasero, y la atraía hacia mí hasta que su pelvis quedo completamente pegada a mi semi erecta herramienta.

Mmmm...... Ya veo como estas. –Me dijo con esa encantadora sonrisa que ella sabia que me cautivaba. – Anda, ten un poco de paciencia y vamos a divertirnos un rato tomando unas copas por ahí, que luego en casa, ya te haré un buen trabajito.

Resignado, cogimos el coche y nos fuimos hasta un parking subterráneo del puerto de Barcelona. Tras un buen rato buscando un hueco donde meternos, conseguimos aparcar y salimos de nuevo al bullicio de la noche, que a esas horas empezaba a animarse como de costumbre.

Nos dirigimos paseando a un restaurante pizzería de una pequeña calle perpendicular a las Ramblas Barcelonesas, donde ante dos exquisitas pizzas y una botella de vino, estuvimos comentando alegremente diversos aspectos de nuestra próxima boda y de la vida que estábamos a punto de emprender juntos.

En ese mismo local, tras la cena, nos metimos en el cuerpo los dos primeros "lingotazos", y decidimos que esa noche teníamos que llegar a coger ese puntito, que sin llegar a ser una borrachera, nos desinhibiera lo suficiente como para hacer temblar las paredes de nuestra habitación.

Salimos del restaurante, y ya con él estomago lleno, Ramblas abajo nos encaminamos nuevamente hacia la zona portuaria. Yo llevaba a Laura cogida por la cintura, pero de tanto en tanto dejaba que mi mano descendiera unos centímetros y le daba un buen apretón en el culo al mismo tiempo que le soltaba un corto morreo en la boca.

Desde el momento en que la recogí en casa de sus padres, mi intención era ponerla lo más cachonda posible a base de alcohol e irle metiendo mano y soltando morreos cada cierto tiempo.

De esa "guisa", en poco tiempo llegamos a la zona de ocio del puerto. El ambiente era espléndido, infinidad de tíos y tías de todas las edades, condición y nacionalidad, se amontonaban a las puertas de los locales más emblemáticos.

Empezamos a recorrer aquella ancha avenida bulliciosa, yo fijándome en las impresionantes tías con las que nos íbamos cruzando, y Laura alegrando la vista con la gran cantidad de tíos que a buen seguro a ella le parecían atractivos.

Pero para hacer honor a la verdad, tengo que decir que mi novia también era objeto de las descaradas miradas de estos. Y eso, junto con el orgullo de que a la que miraban era mi chica, me parecía que aun me estaba poniendo mas caliente.

Lo ves, cariño, como no soy yo el único que te encuentra impresionante esta noche. –Le dije acercando tanto mi boca a su oído que casi podía lamerle el lóbulo de la oreja mientras le hablaba. – Ya he visto a mas de uno que se le caía la baba mirándote el culo

Ja, ja, ja. Al que se le cae la baba es a ti. –Respondió ella acariciándome la mejilla. – Que se te van los ojos detrás de todas las nenas con las que nos cruzamos.

¡¡ Hostia, Laura ¡! Es que hay que ver las carrocerías que hay por aquí esta noche. –Le conteste como con tono de disculpa. – Yo creía que estas tías no eran de verdad, que solo salían en la tele.

Al fin decidimos entrar en un local de ambiente latino. La música estaba altísima, y en mi opinión, la mayoría de las tías que había allí dentro, pasaban fácilmente de monumento hacia arriba. Mirando hacia todos los lados, nos dirigimos a la larga barra, y tras pedir un par de copas, nos deleitamos contemplando el gran ambiente que había en el local.

La pista de baile estaba de bote en bote, y rápidamente nos fijamos en varias parejas cuya forma de moverse era ciertamente envidiable. Al son de los distintos ritmos latinos que iban sonando, las parejas que bailaban representaban movimientos que rozaban lo obsceno.

Pegaban sus cuerpos unos a otros y se restregaban al compás de la música de una forma totalmente desinhibida. Como si ya no estuviera bastante cachondo, el contemplar aquel espectáculo en la pista, aun me estaba despertando mas la libido. No podía quedarme sin hacer nada viendo como los tíos pegaban el paquete al culo de las tías con la excusa de mantener el ritmo de la música.

Laura y yo nos manteníamos con nuestras copas al lado mismo de la barra, en un lugar situado a mas altura que la pista de baile, desde donde teníamos una visión prácticamente global del local.

Esto es el templo de la lujuria. –Le dije a mi novia acercando mucho la boca a su oreja para que pudiera oírme. – Me parece que aquí esta todo el mundo cachondo.

Si, se lo debes de haber contagiado tu. –Respondió Laura también a grito pelado. – Anda, acábate la copa y vamos a la pista un rato. Me apetece bailar.

¿Bailar, o arrambarte con toda esa peña? –Le pregunte con una sonrisa picara en los labios. – Ya he visto las miradas que le as echado a algunos tíos, y también las que ellos te han echado a ti.

Tu procura que el único culo que toques sea el mío. –Concluyo Laura tomándome de la mano y arrastrándome hacia la pista. – No vaya a ser que te lleves un bofetón de parte de alguna de esas tías, o peor aun, de alguno de sus chicos.

Entre empujones y codazos conseguimos abrirnos paso hasta la concurrida pista. Allí daba la impresión de que la música aun estuviera mucho más alta, y el fuerte sonido nos retumbaba en la cabeza, además, hacia un calor asfixiante, y al cabo de medio minuto estábamos empapados en sudor por todas partes.

Ciertamente era del todo imposible que no te rozaras con el resto de la gente, apenas disponíamos cada uno de una pequeña rachola donde movernos, aparte de que las luces que centelleaban insistentemente hacían muy difícil la visión a nuestro alrededor.

Aun con todo esto yo estaba en la gloria. Al ritmo de la música me pegaba a Laura todo lo que mi justo disimulo me lo permitía. Como quien no quiere la cosa, cada pocos segundos le arrimaba mi ya abultado paquete a su pelvis o a sus posaderas cuando se daba la vuelta, y de tanto en tanto la cogía por la cintura y la atraía hacia mí hasta sentir contra mi pecho sus endurecidas tetas.

Pero no acababa ahí la cosa, ya que al poco rato de estar en la pista los disimulados rozamientos se fueron extendiendo a algunas mozas que ocupaban las baldosas cercanas, y no es que la lujuria se hubiera apoderado de mí, ya que no sé muy bien como empezó todo.

Lo único que recuerdo de aquello es que en un momento dado, tras darme la vuelta en mi propia rachola, me encontré a escasos centímetros de la cara con unas prominentes tetas bailarinas detrás de un generoso escote, producido por una ajustadísima camiseta roja de tirantes que debía de ser dos tallas menos de lo que realmente aquel bombón necesitaba.

Levante la cara y me quede mirando a la chica que despreocupadamente bailaba ante mí. Aunque no era excesivamente guapa de cara, me llamo la atención una sonriente boca con unos carnosos labios pintados que se me antojaba que debían de hacer verdaderas maravillas con una polla entre ellos.

El caso es que con el rollito del baile mi paquete tomo contacto varias veces con sus caderas y con su respingon culito, incluso en un par de ocasiones pude comprobar lo mullido de su delantera al rozar esta suavemente con mis brazos.

Justo detrás de mí, la situación en la que se encontraba Laura era prácticamente idéntica, rodeada de hombres y mujeres con los que no podía evitar mantener cierto contacto debido a la estrechez en que nos desenvolvíamos bailando.

Al menos permanecimos media hora en aquella sofocante pista. Estábamos completamente empapados en sudor, y yo además mas caliente que el mango de una sartén de tanto ir tocando una teta por aquí o un culete por allá, unas veces el de mi novia y otras el de las chicas que bailaban a nuestro alrededor.

Nuevamente nos enzarzamos en otra batalla de empujones y codazos hasta que conseguimos acercarnos otra vez a la colapsada barra con la intención de descansar un poco y aplacar nuestras sedientas gargantas.

Como para conseguir allí unas bebidas era necesario armarse de paciencia, opte por amenizar la larga espera intentando subir aun un poco mas la calentura de Laura. Volví a pegarme a ella como una lapa, que estaba justo de frente a mí, y colocando descaradamente las palmas de mis manos en su culo, la atraje hacia mí con firmeza y le solté el beso mas apasionado que en ese momento podía salir de mis labios.

Ella reacciono hundiendo su lengua en mi boca al tiempo que sus brazos rodeaban mi cuello y una de sus manos presionaba decididamente en mi nuca para hacer mas profundo si cabe el morreo que nos estábamos pegando.

Mmmm.... ¿Pero que has comido hoy, cariño? – Me dijo Laura nada mas separar sus labios de los míos. – Llevas toda la noche sobandome el culo.

Es solo un adelanto de lo que te espera mas tarde, cielo. – Respondí yo casi poniendo cara de pervertido. – Hoy vas a echar un polvo de los que merecen fuegos artificiales al final.

Mi novia, en vez de contestar a mi insinuación, me indico con un movimiento de cabeza que detrás de mi una camarera esperaba que le dijera lo que queríamos tomar, y unos minutos después salíamos del bullicio de la barra hacia uno de los laterales de la pista, haciendo malabarismos con las manos para no derramar el contenido de nuestros vasos.

Nos situamos justo en el extremo contrario a la puerta de entrada, en un espacio menos iluminado y donde había unos cuantos sillones en forma de media luna con unas mesitas bajas en el centro. Todos los asientos estaban ocupados, así que nos apostamos junto a una columna mirando hacia la pista de baile mientras tomábamos nuestras bebidas.

Habrían pasado unos cinco minutos, durante los cuales yo no perdí ocasión de seguir metiendole mano a mi novia, mientras entre besos y toqueteos continuaba insinuándole, ya de una forma totalmente descarada las ganas que tenia de darme un buen revolcón con ella, cuando caí en la cuenta de que a unos metros de distancia un tio que me llamo la atención por su elevada estatura no dejaba de contemplarnos disimuladamente, aunque cuando sus ojos se detenían en el apetitoso culo de Laura, su semblante le delataba y era fácil adivinar los lujuriosos pensamientos que debían estar pasando por su cabeza.

No mires ahora, pero ese tio de la americana negra que esta detrás de mí ya lleva un buen rato mirándote. – Le comente a Laura al oído dándole la espalda al mirón. – Bueno, mas que mirarte, creo que té esta follando con los ojos.

Laura, disimuladamente, echo una fugaz mirada por la pista de baile y fue girando lentamente la cabeza hasta que sus ojos quedaron por un momento fijos en la figura del trajeado mirón que estaba unos metros detrás de mí.

Vaya, parece que he ligado. – Contesto mi novia tras contemplar por unos segundos a su atractivo admirador. - ¿Qué? ¿Lo ponemos un poco cachondo y luego le invitamos a participar en un trío con nosotros dos?

Por descontado que Laura no hablaba en serio, o al menos eso creía yo en esos momentos. Pero ella sabia que a mí me gustaba ese tipo de morbo, ya que en muchas ocasiones lo habíamos pasado en grande imaginando que nos revolcábamos con otras personas en una orgía desenfrenada.

Sonriendo, y mientras notaba como la polla se me empezaba a poner "morcillona" pensando en las ultimas palabras de Laura, me fui dando la vuelta con lentitud al ritmo de la música con objeto de observar mas detenidamente al personaje que se había quedado encandilado con el cuerpo de mi novia.

Cual seria mi sorpresa, cuando al girar sobre mis pies, me tope totalmente de frente y a un palmo de mis narices con él tiraron que tan detenidamente había estado observando a Laura, mirándome sonriente desde las alturas con su casi metro noventa.

Hola, me llamo Toty, o al menos es así como todo el mundo me conoce. – Me dijo cordialmente y con un inconfundible acento italiano. - ¿Es esta tu chica? – Pregunto finalmente al tiempo que me ofrecía su gran mano para estrecharla con la mía.

Antes de contestar le dirigí a mi novia una rápida mirada y comprobé que estaba sonriente y expectante ante la repentina auto presentación de nuestro interlocutor.

Si, se llama Laura, y yo soy Víctor. – Le conteste tras soltar su mano. – Es mi novia, aunque ya por poco tiempo.

El italiano se acerco a Laura y le dio dos cordiales e inocentes besos en sendas mejillas, tras lo cual volvió a recorrerla descaradamente de arriba abajo comiéndosela con los ojos, lo cual, lejos de irritarme, hizo que un placentero cosquilleo recorriera mi polla en toda su extensión, cuyo bulto ya empezaba a ser considerable.

¿Qué quieres decir con ese "por poco tiempo"? – volvió a preguntar sin dejar de mirar a Laura. – No me ha dado la impresión de que estuvierais discutiendo mientras os observaba hace un momento, mas bien al contrario, yo diría que estabais muy "acaramelados".

Ni Laura ni yo pudimos evitar que una leve sonrisa apareciera en nuestros labios tras la observación que nos hacia Toty, aun cuando sus temores se alejaban tanto de la realidad.

No, No, que va. – Contesto rápidamente Laura acercándose mas a mí y amarrándome por la cintura. – Es que nos casamos la semana que viene, por eso lo de por poco tiempo.

El italiano puso una cara como entre sorpresa y decepción, como si estuviera maquinando algún plan y con ese comentario se le acabara de venir abajo.

Aun hoy en día no acierto a explicarme como pudo salir de mi boca el siguiente comentario que le hice a nuestro nuevo amigo, ni siquiera teniendo en cuenta lo cachondo que estaba y el alcohol que me había metido entre pecho y espalda.

No te lo vas a creer, - Le solté a bocajarro. – Pero la verdad es que estábamos preguntándonos si te apetecería montarte un trío con nosotros dos.

Si con antelación la cara del italiano había sido de sorpresa, la que puso tras escuchar mi comentario ya era indescriptible. Aparte, nada mas decirle esto, Laura me dio una colleja en la nuca con tanta intención que me hizo darme cuenta de la metedura de pata que había cometido.

Bueno, bueno, bueno. – Dijo Toty rompiendo el silencio que se había creado entre los tres. – Esto hay que celebrarlo, me refiero a lo de vuestra boda, por supuesto.

Mire a Laura un instante aun ardiéndome la nuca debido a la colleja que acababa de darme, y descubrí una media sonrisa en sus labios, entre avergonzada y excitada. Si no fuera por la oscuridad del local, yo diría que incluso se le hubiera podido notar un brillo de deseo en sus ojos.

Vale, vamos a tomar algo. – Contesta ella tomándome de la mano y dando respuesta a la sugerencia del italiano. – Antes de que se "caliente" mas la conversación.

Haciéndonos una señal para que le siguiéramos, Toty encabezo la marcha hacia una zona del local resguardada de los transitados pasillos por un separador de mediana altura.

Había allí media docena de pequeñas mesitas redondas acompañadas de una serie de taburetes acolchados, la mayoría de ellos ocupados por hombres y mujeres que hablaban amigablemente, excepto dos de ellas situadas en uno de los extremos del pequeño recinto y donde se observaba un reducido cartelito blanco sobre las mismas con la palabra "reservada".

El italiano se dirigió a una de estas ultimas y tomo asiento en uno de los taburetes. Mi novia y yo lo imitamos, no sin cierto asombro de ver como nuestro acompañante ocupaba con toda naturalidad una zona reservada al publico en general.

Yo vengo mucho a esta discoteca. – Nos dijo intuyendo lo que estábamos pensando. – Tengo una buena relación con los dueños de este local, incluso he hecho algunos trabajos aquí dentro.

Antes de que pudiéramos hacer alguna observación al respecto, una de las camareras que normalmente estaba detrás de la concurrida barra se acerco a donde nos encontrábamos y nos pregunto que queríamos beber. Tras hacer nuestro pedido, Toty le indico que lo apuntara todo en su cuenta personal, que esa ronda corría de su cuenta.

Cuando la camarera se retiro, yo me apresure a interrogar a nuestro acompañante sobre el comentario que nos había hecho justo antes de pedir nuestras consumiciones.

Así que trabajas aquí. – Le pregunte mientras caía en la cuenta de que tenia la vista fija en las tetas de mi novia. - ¿Qué eres, el relaciones publicas o algo así?

El italiano dejo de contemplar los senos de Laura y nos miro alternativamente a los dos con los dedos pulgar e índice apoyados en la barbilla, Con una expresión inequívoca de estar pensando si debía contestar o no a mi pregunta.

No, no, no es eso. – Nos contesto tras dejar pasar unos segundos. – La verdad es que soy....... digamos...... una especie de productor de cine.

Tanto mi novia como yo nos quedamos con la boca abierta ante tal revelación, y no sé el tiempo que nos hubiera durado la cara de sorpresa de no haber aparecido la camarera con nuestras bebidas a los pocos segundos.

Laura ya había salido de su asombro y estaba apunto de preguntarle algo a nuestro nuevo amigo cuando este se le adelanto para aclararnos un poco más el tema.

Os habéis quedado mudos, no es para tanto. – Nos dijo mientras dejaba su vaso sobre la mesa tras un corto trago. – No vayáis a pensar que soy famoso ni nada de eso, lo mío es mas bien cine de estar por casa, y nunca mejor dicho.

Laura y yo bebimos cada uno un pequeño sorbo de nuestros vasos mientras asimilábamos poco a poco lo que nos iba contando el italiano.

Que curioso, nunca habíamos conocido a nadie que se dedicara al cine. – Le dijo mi novia con cara de estar muy interesada en el tema. - ¿Y que tipo de películas haces?

Una vez mas el italiano se nos quedo mirando detenidamente antes de responder, sobre todo a mi novia, a la que seguía comiéndosela descaradamente con los ojos.

Hago películas cortas con aficionados. – Dijo al fin viendo que nosotros seguíamos expectantes. – Con gente normal y corriente, como vosotros, y luego las vendo a un par de paginas de Internet con las que estoy en estrecha relación. Ellos las cuelgan en la red para que él publico abonado a estas paginas pueda disfrutarlas.

En ese momento, a pesar del alcohol, se me abrieron los ojos. ¡¡¡ Joder ¡!! ¿Estaría este tio pensando en proponernos a Laura y a mí que echáramos un polvo mientras él lo grababa todo?

Solo de pensarlo, además de los ojos casi se me abre también la bragueta por la presión que mi polla hacia sobre ella. Estoy completamente seguro de que Laura también se estaba haciendo una idea de lo que significaba para el italiano rodar películas de aficionados.

Entonces, con su más felina expresión y la mirada de niña mala que solo ponía en momentos de máxima excitación volvió a dirigirse con decisión a Toty.

¿Y de que tratan tus películas? – Le pregunto con extrema mordacidad. - ¿Cursillos de cocina o algo así? ¿O tal vez son sobre el bricolaje? Ya sabes, como hacer mesas, sillas.... camas.

Por la sonrisa que esbozo Toty estaba claro que sabia perfectamente lo que estábamos pensando. Antes de seguir hablando, el italiano se inclino un poco mas hacia delante, en una clara actitud de confidencialidad, como si no deseara que nadie mas escuchara nuestra conversación, cosa por otro lado bastante improbable debido al fuerte volumen de la música.

Hago películas porno. Básicamente se podría decir que solo ruedo sexo puro y duro. – Guardo silencio unos instantes para comprobar nuestra reacción, pero continuo a los pocos segundos. – No creo que os escandalice lo que os estoy contando, hay mucha gente que se dedica al porno en todos los países y en todas las ciudades, ya sea como productores, como técnicos o como actores.

En algunas ocasiones, tanto a Laura como a mi se nos había pasado por la cabeza grabar con nuestra videocámara una de nuestras fogosas noches de sexo, pero hasta el momento nunca habíamos llevado a cabo la idea. Era una fantasía mas que teníamos pendiente de realizar.

Claro que en ese momento yo no hubiera admitido ese hecho ante nuestro amigo, ya que era algo que ni siquiera habíamos comentado con nuestros amigos más cercanos. Sin embargo, no sé si a causa del calor y del alcohol, y para mi sorpresa, mi novia se apresuro a sacar a relucir el tema y continuar con la conversación.

Nosotros hemos pensado muchas veces grabar con nuestra cámara los "jueguecitos" de una noche. – Comento ella tras dedicarme una rápida mirada de complicidad. – De momento aun no lo hemos hecho, quizás en nuestro viaje de bodas seria una buena ocasión. ¿No te parece, cariño?

Yo, mas que contestar, casi balbucee un ininteligible – si, claro, seguro que lo haremos. – Mientras intentaba encontrar una explicación a las confianzas que Laura le revelaba al italiano. Él, por el contrario, parecía encontrarse como pez en el agua con la conversación, y prosiguió dándonos detalles sobre su trabajo.

Si, bueno, seguro que os lo pasáis muy bien. – Continuo ya dirigiéndose casi exclusivamente a mi novia. – Sobre todo la primera vez, que es cuando más morbo producen esas situaciones. Yo os aconsejaría que tomarais una actitud desinhibida y desenfadada, y luego, cuando veáis la grabación os reiréis de lo que habéis hecho delante de la cámara.

Toty nos hablaba ya con total naturalidad y nos aconsejaba sobre la mejor forma de llevar a cabo nuestra fantasía privada, y eso implicaba necesariamente que a mí me doliera la polla como si estuviera a punto de reventar.

Laura, irremediablemente, también debía de tener a esas alturas de la conversación la libido por las nubes, pues aunque intentaba disimularlo, yo veía claramente en sus ojos el inconfundible brillo del deseo.

Y cuando una pareja se dispone a grabar una de esas películas, - Le pregunto mi novia al italiano con curiosidad. - ¿Se preparan una especie de guión con anterioridad, o simplemente es cuestión de ir haciendo lo que se te ocurra?

Bueno, a ver, - Le contesto nuestro acompañante meneando de un lado a otro la cabeza. – No estaría de mas que antes de empezar planificarais un poco lo que queréis hacer, las posturitas y todo eso... ya me entendéis. Pero un guión propiamente dicho yo tampoco os lo aconsejo, y mucho menos la típica escena del butanero o del fontanero, eso son tópicos que ya están muy vistos.

No pudimos menos que reírnos ante las claras y abiertas explicaciones de Toty, que a cada frase nos demostraba que realmente era un entendido en el cine porno.

Por otro lado, Laura cada vez se mostraba mas interesada en el tema, y mientras yo parecía un simple espectador en la conversación, ella preguntaba y asentía con la cabeza a las respuestas que nuestro amigo le iba dando.

Pero llego un momento en el que de tanto escucharles, una idea comenzó a darme vueltas por la cabeza, y empecé a ver la parte comercial de todo aquel caliente asunto.

De hecho, el italiano había manifestado abiertamente que vivía del cine porno amateur, y si nos estaba contando todas aquellas cosas, tenia que ser porque creía en la posibilidad de ganar algún dinerillo a nuestra costa, o en ultimo caso, al menos con nuestra colaboración.

Entonces, sin pensar demasiado en las repercusiones que podía tener lo que estaba pensando, me arme de valor, y levantando la mano derecha por encima de la pequeña mesita para acaparar la atención de los dos, dije:

Una pregunta, Toty, - Carraspee un poco y me aclare la garganta. – Vamos a suponer que Laura y yo grabamos esa cinta durante nuestro viaje de novios. ¿Tu nos la comprarías? Y de ser así, ¿Cuánto pagarías por ella?

El italiano se me quedo mirando durante unos instantes directamente a los ojos. Después volvió a centrar unos segundos su atención en Laura, que con la boca medio abierta de asombro por mi pregunta, esperaba ansiosa la respuesta de nuestro acompañante.

Pero Toty aun se demoro un poco mas en responder, y por el aspecto de su semblante me daba la impresión de que durante todo el tiempo que llevábamos hablando, había tratado deliberadamente de llevar la conversación hasta el punto en que se encontraba en esos momentos. El italiano había echado en anzuelo, pero la proposición la estaba haciendo yo.

No os pagaría nada. – Dijo al fin meneando la cabeza como si le pesara dar esa respuesta. – Veréis, lo que lo que ocurre es que eso ya hay muchas parejas que lo hacen. Tenemos un montón de cintas o archivos de video que nos han ido enviando parejas como vosotros, parejas follando en la cama, en la cocina, en el salón, donde se ve el típico polvo convencional, muchas mamadas y otras variantes del sexo oral, e incluso algunas escenas de sexo anal. También os podría enseñar algunas películas cortas donde parejas de homosexuales o lesbianas se masturban mutuamente.

El italiano sin duda vio la decepción en nuestras caras mientras Laura y yo cruzábamos unas rápidas miradas de pesar tras ver como se desvanecía la posibilidad de sacarnos un dinerillo extra mientras nos divertíamos follando como locos en nuestro viaje de bodas.

Como mucho, si la película os queda bien... - Proseguía comentando el italiano en un intento de animarnos tras nuestra reacción. - ...teniendo en cuenta el morbo que produciría el ir vestidos de novios y todo eso, y con una buena variedad de escenas, os podría conseguir el acceso a la web donde se publique la película durante un año, como miembros colaboradores de la pagina. Eso es lo máximo que os podría ofrecer en un caso como este.

Laura me miro con cierta expresión apesadumbrada, me cogió la mano y me la acaricio suavemente. Sus ojos aun conservaban aquel brillo lujurioso que supongo en parte era producido por el alcohol ingerido.

Pues es una lastima, querido. – Dijo mi novia con un encogimiento de hombros. – Yo pensaba que podríamos pagar parte del viaje de bodas haciendo un numerito.

Bueno, aun así, a mi no me desagrada la idea de grabar la cinta. – Conteste yo un poco temeroso y dirigiéndome un poco a los dos a la vez. – Nos daría cierto morbo el hecho de colgar en la red una de nuestras aventurillas, Habrá un montón de gente que se pondrá cachonda observándonos, y al mismo tiempo, nosotros también tendremos la oportunidad de ver lo que hacen ellos, y nunca se sabe, a lo mejor hasta aprendemos cosas nuevas.

Tras estas palabras, que el italiano había escuchado con mucha atención, este levanto la cabeza y busco con la mirada a la camarera que nos había servido con anterioridad, y cuando ella se dio cuenta Toty le hizo un gesto con la mano dándole a entender que nos trajera otra ronda con las mismas bebidas que antes.

Hombre, hay otra alternativa. – Nos comento casi en voz baja tras asegurarse de que la camarera le había entendido. – Os podría proponer otra cosa, pero no sé si vosotros estaríais dispuestos a aceptarla.

Estoy completamente seguro de que en esos momentos, por la mente de Laura pasaban los mismos pensamientos que por la mía. No me cabía la menor duda de que lo que el italiano quería era montárselo con mi novia y conmigo, grabarlo todo con una cámara, hacernos un pequeño regalo económico y quedarse él con la mayoría de los beneficios que pudiera sacar con la venta de la película.

¿Y, cual es esa oferta? – Pregunto Laura a bocajarro mientras yo aun seguía sumido en los pensamientos de un lujurioso trío con mi novia. – Al fin y al cabo, después de todo lo que hemos hablado, tampoco nos vamos a escandalizar ahora por escuchar una propuesta, creo yo.

La verdad, yo ya no sabia si molestarme por la tremenda desinhibición que mostraba Laura ante el italiano, o dejar que la temperatura de mi entrepierna continuara subiendo escuchando hasta donde seria capaz de llegar mi novia en un arrebato de calentura como el de esa noche.

Antes que nada tengo que deciros que lo que os voy a proponer os lo cuento con toda sinceridad y confianza. – Toty dejo de hablar mientras la camarera dejaba tres vasos sobre la mesa y se llevaba los vacíos. – Esto es una especie de negocio, y así lo debéis ver vosotros, si os parece bien, de puta madre, y si no, también, me decís que no y tan amigos. A las bebidas ya estáis invitados, sea cual sea vuestra respuesta.

He de admitir que el italiano se había currado la forma de hacer este tipo de propuestas a las parejas. Me imagino que debido a que en alguna ocasión anterior, le habían montado una buena bronca tras insinuar una de esas escaramuzas.

No te preocupes, - Le decía mi novia sonriendo y divertida. – Somos una pareja joven y liberal hasta cierto punto, y te aseguro que no nos vamos a poner colorados con lo que nos cuentes.

El italiano levanto su vaso a modo de brindis y los tres nos metimos entre pecho y espaldo un nuevo lingotazo de alcohol. Sin duda, tanta bebida actuaba como detonante en nuestra ya bastante elevada libido. Toty lo sabia, y a cada momento nos animaba a que fuéramos dando buena cuenta del contenido de nuestros vasos.

Hay una variedad en este tipo de películas porno caseras que últimamente tiene mucha demanda por parte de los clientes asiduos a visitar nuestras paginas web. – El italiano hablaba despacio y en voz baja, obligándonos a acercarnos un poco mas a el para poder entender sus palabras. – Se trata de una especie de mezcla entre el sexo por dinero, así, tal como suena, puro y duro, el aliciente de una pequeña orgía, y el morbo que supone que uno de los integrantes de la pareja lo contemple todo sin llegar a participar en la "fiesta". Eso sí, estaríamos hablando de seiscientos euros por poco mas de una hora de folleteo, además del libre acceso a las paginas, tal como os comentaba antes.

Supongo que el italiano debió de hacer verdaderos esfuerzos por no reírse mientras contemplaba nuestras estupefactas caras. Por otro lado, yo no dude ni por un instante que de llevar a la practica la proposición de Toty, mi novia seria la principal protagonista de la historia, mientras que para mí quedaba reservado el papel de cornudo mirón, aunque reconozco que ese pensamiento me estaba produciendo una erección de caballo.

A ver si lo he entendido. – Le pregunto Laura acercándose un poco hacia mí y poniendo su mano sobre una de mis piernas. - ¿Nos sugieres que busquemos a dos amigos, nos los llevemos a casa y yo me lo monte con ellos a modo de orgía romana delante de Víctor mientras la cámara lo graba todo? Es eso, ¿no? Luego te damos la cinta a cambio de seiscientos euros. ¿Es eso lo que sugieres?

Yo empecé a flipar en colores escuchando a Laura. Sabia que le gustaba el dinero, y por supuesto también el sexo, pero de ahí a cepillarse a dos tíos a la vez estando yo delante por un puñado de billetes la convertía en una verdadera zorra, aunque esa noche llevara mas de medio litro de alcohol en el cuerpo.

Aun así, lejos de coger un cabreo de tres pares de pelotas, yo cada vez estaba más cachondo, hasta el punto de pasárseme por la cabeza el coger a mi novia del brazo y sacarla de allí para follarmela en el primer rincón oscuro que encontrara.

No exactamente. En el caso de que estuvierais de acuerdo seria mucho mas sencillo. – Toty hablaba dirigiéndose a mí, como si estuviera seguro de que ya tenia a Laura en el bote y solo le preocupara que yo pudiera desbaratar sus planes. – Para empezar, los dos amigos, entre comillas, os los puedo proporcionar yo, de ese modo no tendríais que involucrar a ningún conocido vuestro, además de que al ser dos desconocidos para vosotros, la situación no seria tan "violenta".

El italiano se detuvo un momento, estudiando nuestra reacción y aprovechando la pausa para que echáramos el enésimo trago de nuestros vasos. Mi novia continuaba acariciándome la pierna con suavidad, y yo hubiera dado todo el dinero que llevaba encima por que hubiera desplazado su mano hasta mi polla y me hubiera dado un buen apretón.

También tengo un pisito muy cerca de aquí preparado para estos casos. – Las nuevas explicaciones de Toty me devolvieron a la realidad sin que la mano de mi novia se hubiese movido apenas un par de centímetros. – allí dispondríamos de un equipo profesional de grabación, con lo cual la película seria de una calidad optima.

¡¡¡Joder!!! Este tio lo tiene todo pensado; Reflexionaba yo tras escuchar sus ultimas palabras. En un momento dado, Laura volvió repentinamente su cara hacia mí he izo ademán de decirme algo, pero debió de pensarlo mejor he inesperadamente le pregunto al italiano con un tono de seguridad que me dejo perplejo:

¿Qué tendría que hacer exactamente? – Si antes yo había flipado en colores, ahora ya no estaba seguro de que fuera mi novia la que hablaba. – Y además, esos dos "amigos", no se... sin conocerlos de nada....

No podía creerlo, mi novia estaba considerando seriamente la propuesta del italiano. Una y otra vez, dentro de mi cabeza, veía a Laura desnuda, entre dos tíos, follando como salvajes ante la cámara mientras me miraba fijamente a los ojos con cara de vicio, y esa sola imagen me excitaba tanto que me dolía la polla de lo tiesa que se me había puesto.

Un poquito de todo, lo que se suele ver en una típica película pornográfica. – Toty ya le hablaba directamente a Laura, como si yo no pintara nada en la dichosa película. – Ya sabes, primero un poco de calentamiento, y después un par de penetraciones de cada uno en distintas posturas. En cuanto a los dos "amigos", no te preocupes por nada, son buenos chicos, yo respondo personalmente por ellos. Ya han hecho esto otras veces, y por cierto, te aseguro que te harán un buen trabajo.

Yo seguía la conversación entre el italiano y Laura con la boca abierta, cara de lelo, y un dolor en los cojones que empezaba a hacerse insoportable. Los tres nos quedamos en silencio durante unos momentos, lo cual no debió de agradar mucho al italiano, ya que enseguida continuo jugando sus bazas para no darnos demasiado tiempo para pensar.

En el caso de que estuvierais de acuerdo, os podría dar aquí y ahora la mitad del dinero por adelantado. – Esta vez si que se dirigió a mí, quizás buscando sobre mi cabeza los cuernos que ya debían de estar saliéndome. – Luego puedo hacer una llamada a los dos "amigos", y si no están muy lejos de aquí, dentro de un par de horas todo habrá terminado.

De repente Laura volvió su cara hacia mí y me cogió la mano. Nos contemplamos mutuamente durante un corto espacio de tiempo, pero él suficiente para ver en sus ojos esa mirada de vicio y lujuria que a mí me volvía loco, pero que al mismo tiempo me indicaba con una claridad absoluta que estaba decidida a llevar a la practica la propuesta del italiano.

¿Tu que dices, cariño? – Me pregunto con su más sensual tono de voz y cambiando su expresión a lo que casi parecía un ruego. – Yo creo que no es un mal trato. Míralo de este modo, es como convertirme en una actriz durante un rato, y seiscientos euros es una pasta. ¿No te parece?

Estábamos en uno de esos momentos en los que Laura demostraba que en nuestra relación era ella quien llevaba los pantalones, la que tomaba las decisiones debido a que su carácter siempre había sido mas fuerte que el mío, y la verdad es que muy pocas veces yo había conseguido hacerla cambiar de opinión cuando habíamos tenido alguna discrepancia.

Si... bueno... no sé... yo... si tú estas de acuerdo... – Balbucee yo en unos momentos en que la inmensa calentura que me recorría por dentro ya no me dejaba pensar. – Como tu quieras, cariño, Al fin y al cabo, a ti te toca la peor parte del trabajo.

Sin lugar a dudas que habría mucho que discutir sobre mis ultimas palabras, ya que las perspectivas que presentaba la noche habían cambiado radicalmente en unas pocas horas. De planear echarle a mi novia el mejor polvo del mes a la salida de su casa, habíamos pasado, aun no sé muy bien como, a que Laura se iba a montar un revolcón con dos desconocidos mientras yo, en el mejor de los casos, tendría que esconderme en el baño a hacerme una paja. Eso sin contar que a los pocos días, la estelar actuación de mi novia estaría a disposición de todos los mirones del planeta.

Minutos después, el italiano me entregaba con toda naturalidad un fajo de billetes doblado conteniendo trescientos euros y sacaba de su chaqueta un teléfono móvil con el cual envió algún tipo de mensaje que fue contestado casi de inmediato.

Bueno, ya nos podemos poner en camino. – Nos dijo mientras volvía a guardar el teléfono móvil. – Hemos tenido suerte, mis amigos están muy cerca del piso. Seguramente llegaran antes que nosotros.

Los tres apuramos el resto de licor que quedaba en nuestros vasos y nos pusimos en pie. Toty, con una sonrisa en los labios, encabezo la marcha por el pasillo que discurría entre la barra y la pista de baile que seguía atestada de gente. Una vez en la calle, nos dirigimos al parking subterráneo del puerto olímpico sin apenas cruzar una palabra entre nosotros.

Laura y yo caminábamos cogidos de la mano casi a la misma altura que el italiano. En cierto momento cruzamos unas miradas entre nosotros que expresaban ciertas dudas sobre donde estábamos a punto de meternos, pero antes de que hiciéramos ningún comentario al respecto, nos encontramos bajando las escaleras de la entrada peatonal del garaje y caminando a lo largo de una interminable fila de coches aparcados.

Solo tardaremos unos minutos en llegar. – Nos dijo Toty rompiendo el silencio que reinaba en el parking. – Es apenas a cuatro calles de aquí.

El italiano saco de algún bolsillo un mando a distancia y al accionarlo los intermitentes de un flamante BMW negro parpadearon repetidas veces. Yo me acomode junto a el en el asiento delantero, y Laura se sentó en el de atrás justo en el centro, con su cabeza casi en medio de las nuestras.

Toty puso el motor en marcha y en la salida le enseño al vigilante una especie de tarjeta. Este al verla, automáticamente le levanto la barrera y salimos a las calles de Barcelona.

Esta va a ser una grata experiencia para los dos. – Nos decía el italiano sin apartar los ojos del trafico nocturno de la ciudad. – Quien sabe, a lo mejor esta noche comienza para vosotros una larga y exitosa carrera como actores porno.

Circulábamos Ramblas arriba hasta casi llegar a la altura de la Plaza Real, allí Toty giro a la derecha en una calle estrecha y aparco a los pocos metros frente a una persiana con vado y una señal de salida de vehículos.

Bajamos del coche y Toty nos guió hasta una portería de un edificio bastante viejo, de solo tres o cuatro pisos de altura. Recorrimos un corto vestíbulo mal iluminado y subimos por unas estrechas escaleras franqueadas por una oxidada barandilla de hierro hasta el primer piso.

Siempre precedidos por el italiano, llegamos a un rellano en penumbra, con un doble aplique en la pared donde solo funcionaba una bombilla y una puerta de gruesa madera a cada lado del mismo.

Toty saco un manojo de llaves y abrió la que estaba en el lado más oscuro del rellano. Cuando entramos vimos un largo pasillo con puertas a ambos lados y al final una habitación con la puerta abierta y la luz encendida. De fondo se podían oír los acordes de una música suave.

Cuando llegamos a ella nos encontramos con un chico de unos veinticinco años, vestido con téjanos y una camiseta blanca bastante ceñida que trasteaba en los botones de un gran equipo de música situado en una de las esquinas.

Este es Marcos. – Nos dijo el italiano mientras el otro chico ya se dirigía hacia nosotros. – Marcos, estos son Víctor y Laura.

Era aproximadamente de mi misma estatura, rubio, con el pelo no muy largo y rizado, pero cortado casi a rape sobre las sienes y por encima de las orejas. Me estrecho la mano con un – Hola. ¿Qué tal? – y luego le dio dos besos a Laura en las mejillas, poniéndole la mano en la cintura mas debajo de lo que hubiera sido realmente necesario.

Voy a buscar unas copas. ¿Os apetece, verdad? – Nos comento él chaval rubio dando ya unos pasos hacia el pasillo. – Samuel acaba de llegar ahora mismo, esta en el baño, saldrá enseguida.

El piso donde nos encontrábamos no se correspondía en absoluto con la imagen vieja y descuidada que el edificio presentaba desde la calle. Estaba perfectamente decorado y nos movíamos sobre un vistoso suelo de cerámica. Las paredes estaban perfectamente pintadas, sin un solo defecto ni muestras de golpes o maltratos. Cada pocos metros, un cuadro con imágenes eróticas daba un cálido ambiente al espacio, además de estar todo impecablemente limpio.

Escuchamos el ruido de un grifo abierto y poco después una puerta que se abría. A los pocos segundos apareció viniendo desde el pasillo un chico muy moreno, sin llegar a ser de raza negra, vestido con unos pantalones sport de pinzas y una camisa tirando a rosa, con el pelo también bastante corto, aunque este no se lo había rapado en ningún sitio.

Hola, Samuel. Estos son Laura y Víctor. – Nos presento el italiano al recién llegado quitándose la americana y colgándola en el respaldo de una silla. – A ver si conseguimos unas buenas escenas aprovechando el atractivo de la chica.

Samuel nos saludo a los dos con un movimiento de cabeza y nos invito a sentarnos. También tenia acento extranjero, y adivinando lo que mi novia y yo estábamos pensando se adelanto a darnos explicaciones antes de preguntarle.

Esta claro que con este color de piel ya habréis deducido que no soy español. – Nos aclaro con bastante simpatía sentándose al lado de Laura. – Nací en Turquía, y ya casi llevo un año en España, tendréis que disculparme por mi mala pronunciación.

Parecía bastante agradable, y la verdad es que aparte del acento, tampoco hablaba tan mal el castellano. Ya me hubiera gustado a mi hablar turco como él hablaba español.

El chico rubio volvió a aparecer en la amplia habitación portando tres pequeños vasitos en una mano y dos en la otra. Parecían chupitos de algún tipo de agua ardiente. Primero le ofreció uno a Laura y luego hizo lo mismo conmigo. Repartió los otros dos y se bebió el suyo de un solo trago, manteniéndose en pie delante de nosotros.

Creo que es la primera vez que Laura, y por supuesto Víctor, hacen una cosa como esta. – El italiano se dirigía a los cuatro en general, pero centraba mas su mirada en mi novia. – No te preocupes de nada, relájate y déjate llevar por los chicos. Samuel ira dirigiendo la acción, sigue sus indicaciones. En cuanto a ti, Víctor, lo único que tienes que hacer es observar. ¡Ah! Se me olvidaba lo más importante, para que la película salga bien, es esencial que todos disfrutéis de vuestro papel.

Nos encontrábamos en una amplia estancia, sentados en un sofá de tres cuerpos separado aproximadamente un metro de la pared trasera. En un ángulo de noventa grados, había otro sofá de una sola plaza, ahora ocupado por Marcos, y ante nosotros una mesa de cristal baja donde reposaba un enorme cenicero metálico.

Bajo los sofás y la mesa se extendía una gran alfombra que destacaba por sus vistosos colores representados en distintas formas geométricas. Fuera de esta, colocada de frente al tresillo, había una gran mesa escritorio y un sillón del tipo usado en las oficinas donde se había sentado el italiano. Tenia ante sí un ordenador portátil y otros aparatos electrónicos que no tengo la menor idea de para que servían.

Me llamo la atención que coincidiendo con los cuatro lados del rectángulo que formaba la alfombra, hubiese colocados en el techo cuatro fluorescentes que descargaban toda su luz sobre los sofás y la alfombra.

También resultaba curiosa la instalación de otras tantas cámaras de video coincidiendo aproximadamente con las cuatro esquinas de la alfombra, que colgaban a unos veinte centímetros del techo y se conectaban directamente mediante finos cables a uno de los aparatos situados junto al ordenador portátil.

El italiano manejaba el PC con habilidad, y en cierto momento pudimos ver como las cámaras se movían de un lado a otro al tiempo que giraba el objetivo que controlaba el zoom.

Bien, esto ya esta listo. – Dijo Toty después de varias comprobaciones. – Cuando queráis podemos empezar, pero antes seria preferible sacar de ahí la mesa de cristal, Samuel.

El turco se levanto y ayudado por Marcos sacaron la mesa fura de la alfombra, mientras el italiano me indicaba con un gesto que ocupara el sillón pequeño y dejara el tresillo para ellos. A partir de ese momento daba comienzo la actuación, y los dos afortunados que se iban a follar a mi novia cambiaron totalmente de actitud.

Laura ocupaba el centro del tresillo, y los dos jóvenes se pusieron a ambos lados. Sin perdida de tiempo, el turco, que estaba a la derecha de mi novia, le puso una mano sobre el muslo y comenzó a acariciarle la pierna por encima del pantalón, con mucha suavidad y mirándola sonrientemente a los ojos con expresión lasciva.

Unos segundos mas tarde era el rubio el que con toda naturalidad alargaba su mano izquierda y comenzaba a masajear uno de los pechos de Laura por encima del jersey.

La mera visión de esa escena hizo que un extraño escalofrió recorriera todo mi cuerpo, y mi primera reacción fue apartar la mirada hacia el equipo de música que seguía sonando en la esquina, pero rápidamente el italiano me hizo señas para que continuara con mi papel de voyeur.

Mi novia mantenía su cabeza baja observando como aquellas dos manos acariciaban sabiamente su cuerpo. Había dejado caer sus brazos a los costados para facilitar el acceso a sus eventuales amantes, y cuando Samuel presiono su muslo con un poco mas de firmeza para que entreabriera un poco mas las piernas, ella le obedeció con docilidad.

Marcos iba alternando cada poco tiempo los masajes sobre las tetas de Laura, cuyos pezones ya se notaban endurecidos bajo su ropa, al tiempo que en sus ojos iba apareciendo el inconfundible brillo del placer.

El turco, que parecía un gigoló experimentado, estaba a punto de alcanzar la entrepierna de Laura con sus caricias, cuando de pronto, cogió la mano de mi novia y la condujo lentamente hasta su abultada bragueta, acompañándola después en un recorrido repetitivo que iba desde su endurecido miembro hasta los genitales por encima del pantalón.

La visión de Laura sobandole el paquete a un tio mientras otro le magreaba las tetas a su antojo, hizo que yo también me tuviera que llevar la mano a la polla para acomodarla convenientemente bajo mis pantalones, de forma que la tremenda erección que tenia no me causara dolor.

Mi gesto no paso desapercibido para el italiano, que inmediatamente me dedico una sonrisa acompañada de un asentimiento con la cabeza.

¿Por qué no nos haces un numerito de striptease, querida? – Le dijo Samuel a mi novia, que cada vez le sobaba la polla con mayor ímpetu por encima del pantalón. – Queremos ver las maravillas que se esconden bajo esa ropa.

Tras un instante de vacilación, Laura se levanto y se coloco en el centro de la alfombra frente a los dos chavales. Con una provocada lentitud, encogió él estomago y desabrocho el botón de sus ajustados téjanos. Luego, mirando fijamente a los ojos del turco hizo descender la cremallera de los mismos en la totalidad de su recorrido, dejando entrever la parte superior de las blancas bragas que llevaba debajo.

Mientras el rubio se echaba una mano al paquete y se lo tocaba obscenamente por encima de la ropa, Laura se quito los zapatos usando tan solo la punta de sus pies. A continuación, introdujo sus pulgares por entre la cintura de los téjanos y sus caderas, y los fue haciendo descender sensualmente a lo largo de sus piernas hasta quitárselos completamente.

¡UHF....! Eso ha estado muy bien, preciosa. – Le comento entonces Marcos desabrochándose el pantalón y metiendo su mano entre este y los calzoncillos. – Sigue así, bonita, pero vuelve a ponerte los zapatos, que me dan mucho morbo los tacones y no te van a estorbar para lo que te vamos a hacer.

Laura cumplió con el capricho del rubio sin rechistar y durante apenas un segundo sus ojos buscaron los míos, como si buscara un gesto de aprobación por mi parte para continuar con el excitante numerito que estaba ofreciendo a su reducido publico.

Yo me mantenía embobado e inmóvil en mi sillón contemplando como mi novia se desnudaba, por tanto ella cogió su jersey por la parte inferior y lo fue levantando lentamente hasta hacerlo salir por encima de su cabeza, quedando ya cubierta exclusivamente por su blanca y minúscula ropa interior.

El turco la observaba con tranquilidad recostado en el tresillo y apoyando la barbilla en una de sus manos, pero Marcos ya había hecho descender unos cuantos centímetros sus slip y nos mostraba un erecto miembro que masturbaba con movimientos suaves y acompasados.

Mi novia, que empezaba a meterse completamente en el papel de zorra de la película, dio dos pasos hacia delante y se situó con las piernas un poco entreabiertas frente a Marcos, y mientras contemplaba fijamente como su polla se balanceaba al ritmo de la mano, sé hecho los brazos a la espalda y con un practico movimiento de dedos desabrocho el corchete del sujetador.

Lentamente fueron apareciendo sus firmes y bien torneadas tetas conforme la prenda descendía a lo largo de sus brazos, mostrándonos unos pezones totalmente erectos que ponían de manifiesto la calentura que hacia rato soportaba Laura.

Cuando mi novia se desprendió completamente del sujetador y ya se disponía a liberarse también de sus minúsculas braguitas, el turco se incorporo un poco en el sofá, y acogiéndola por la muñeca la atrajo hacia sí hasta situarla frente a el, quedando su cara a escasos centímetros del vientre de Laura.

Mientras ella permanecía pasiva ante Samuel, este coloco sus manos en la parte posterior de las piernas de Laura, y al tiempo que las deslizaba la atraía hacia sí hasta que su nariz tomo contacto con la pelvis de mi novia por encima de su ropa interior.

Cuando las manos del turco llegaron a su respingon culo, introdujo sus dedos por entre su suave piel y la fina tela de sus bragas, presionando entonces con mas fuerza las nalgas de mi novia y hundiendo ya su nariz en la entrepierna de esta.

Acto seguido, inspiro profunda y sonoramente sin dejar de masajear el culo que aun presionaba con ambas manos, y casi instantáneamente un pequeño suspiro se escapo de la entreabierta boca de Laura.

¡Mmmm........! Me encanta este olor a sexo. – Dijo Samuel levantando la cara y mirando fijamente a mi novia. – Ya tienes el coño a punto de caramelo, ¿verdad, cielo?

Tras esas palabras, volvió a hundir toda su cara en la entrepierna de mi novia y se restregó en ella repetidas veces, mientras las palmas de sus manos seguían sobandole frenéticamente el culo por debajo de las bragas.

El rubio seguía masturbándose con toda naturalidad a su lado, y de tanto en tanto mi novia le dirigía una lasciva mirada viendo como aquella polla iba aumentando de tamaño paulatinamente.

Transcurridos unos minutos, Samuel se canso de magrear el culo de Laura. La separo un poco hacia atrás, y colocando sus manos en la cinturita de tela de las bragas de mi novia, las arrastro por sus muslos y piernas hasta quedar inmóviles en sus tobillos.

Creo que en toda mi vida se me había puesto la polla tan dura como en ese momento en el que contemplaba a mi novia totalmente desnuda delante del turco, con sus zapatos de tacón y las bragas en los tobillos, mientras que a su lado, Marcos la contemplaba sonriente sin dejar de acariciarse un rabo que ya había llegado a medir al menos veinte centímetros.

Levantando primero una pierna y después la otra Laura se deshizo de las bragas, que fueron a parar junto con el resto de su ropa que se amontonaba en el centro de la alfombra. Samuel, que continuaba sentado en un extremo del sofá, la tomo de las caderas y la hizo sentarse sobre uno de sus muslos.

Ya es hora de que empecemos a divertirnos, muñequita. – Le dijo mientras le separaba las piernas y su coño quedaba totalmente expuesto a las miradas del rubio y mía. – Quiero oírte gritar de placer como una autentica zorra.

Tras sus palabras, puso su mano sobre el dorso de una de las de Laura y se la llevo hasta entre las piernas de mi novia. Las dos manos juntas, guiadas siempre por la del turco, comenzaron un excitante masaje sobre sus labios vaginales que rápidamente hicieron que Laura levantara la cabeza hacia el techo con los ojos cerrados y dejara escapar de su boca la primera exclamación de verdadero placer.

Yo ya estaba como una moto y por un momento pensé en imitar a Marcos. Quería liberar mi polla del forzado encierro en que se encontraba y comenzar a machacármela allí mismo mientras contemplaba a mi novia acariciándose el coño sentada sobre una pierna del turco.

El problema era que Toty no perdía detalle de todo lo que ocurría en la habitación y me vigilaba constantemente, así que decidí echar mano de un cigarrillo y continuar aguantando como podía el dolor de huevos mientras observaba como Laura se entregaba a sus eventuales amantes.

Pero Samuel aun no se sentía satisfecho en cuanto a la masturbación que mi novia aplicaba sobre su propio sexo, y acto seguido fue dirigiendo la mano de Laura de modo que su dedo corazón se fuera introduciendo lentamente por entre las humedecidas paredes vaginales de ella.

Con solo media docena de repetidos movimientos, el turco ya había conseguido que el dedo de mi novia desapareciera hasta el nudillo dentro de su coño.

Laura iba respirando cada vez de forma mas entrecortada, y empezaba a jadear como si estuviera a punto de correrse debido al placer que le transmitía el roce de su propia mano en el clítoris.

A esas alturas, Marcos tenia la polla más dura que un barrote de acero. En tan solo unos segundos se levanto del sofá y se despojo de toda su ropa, colocándose de pie al lado de Laura de forma que su erecto rabo quedaba situado justo a la altura de su cara.

Mientras tanto, Samuel no había perdido el tiempo. Sin dejar de acompañar a la mano de mi novia en su cada vez más frenética masturbación, se había desabrochado el pantalón y deslizado sus calzoncillos hasta un poco por debajo de los huevos para mostrar un pollon de piel oscura totalmente empinado.

El jodido tenia una herramienta de armas tomar, no mediría menos de veinte o veintidós centímetros, y su grosor era semejante al de una de las muñecas de Laura.

Mi novia, que ya estaba ciega de placer, al darse cuenta de la maravilla que el turco tenia entre las piernas, rápidamente se la agarro con su mano libre y comenzó a meneársela acompasadamente y con largos movimientos debido a la longitud de aquel erecto cipote.

Yo ya no podía soportar por mas tiempo la tremenda calentura que tenia entre las piernas, así que mire un instante al italiano, que se mantenía concentrado en el manejo de los distintos aparatos electrónicos que había sobre la mesa, y sin importarme ya lo que pudiera decirme me agarre la polla por encima del pantalón y la apreté con todas mis fuerzas, meneándola de un lado a otro para intentar calmar un poco mi excitación.

Poco podía yo imaginarme en esos momentos las morbosas perversiones que el turco y marcos tenían aun reservadas para mi novia. El turco continuaba dejándose masturbar por Laura, pero ya no se contentaba con observar como mi novia se frotaba el coño.

Con unos hábiles movimientos cerro su puño sobre la mano que Laura movía entre sus labios vaginales de tal forma que el dedo corazón de ambos quedaba superpuesto uno sobre el otro, la mano de mi novia debajo y la de Samuel siempre por encima, sujetándola firmemente y acompañándola en sus movimientos.

De improviso, y sin que Laura se lo esperara, el turco empezó a presionar con su mano, y los dos dedos, el de Samuel y el de mi novia, se hundieron por completo en su húmeda raja.

Sin perder un instante, Samuel comenzó a practicarle a Laura un frenético mete saca donde los dos dedos llegaban simultáneamente hasta el fondo de su coño, mientras que el resto de los nudillos de las dos manos entrelazadas chocaba violentamente contra el pubis de mi novia.

Solo unos segundos después de que comenzara esa morbosa follada manual, la cara de Laura mostraba ya la inequívoca expresión de la proximidad de un orgasmo. Permanecía mirándome directamente a los ojos, con la boca entreabierta y emitiendo una mezcla de entre pequeños gritos y jadeos que coincidían con el momento exacto en que su dedo y el de Samuel alcanzaban con violencia el fondo de su sexo.

El rubio se percato de la fija mirada que en ese momento Laura y yo intercambiábamos, y en un acto de pura morbosidad, mientras se sujetaba con una mano la base de la polla, con la otra agarro la parte trasera del pelo de mi novia e hizo girar su cabeza hasta colocarla justo frente a su empinado miembro. Acto seguido, y con una cara de verdadera perversión, comenzó a restregarle el cipote por las mejillas, la nariz y la barbilla.

No debía de desagradarle aquel juego a Laura, ya que tras unas cuantas restregadas de polla entre una y otra parte de su cara, comenzó a buscar la punta de aquel capullo con su lengua, mientras el placer que los dos dedos le producían en el clítoris, no le permitía dejar de gemir ni un solo momento.

Casi en el mismo momento el turco decidió que quería probar los pechos de mi novia, y sujetándola por la cintura mientras seguía dándole placer con los dedos en lo más profundo de sus entrañas, se amorro a la teta izquierda de Laura succionándola y jugueteando en su pezón con hábiles movimientos de lengua.

Por descontado que Marcos no iba a rechazar la clara invitación que mi novia le hacia para que le follara la boca, y tras los primeros lengüetazos rápidamente le hizo pasar su hinchado pene por entre los labios hasta que la punta del capullo debió de toparse con la garganta de Laura.

Durante unos segundos mantuvo la polla totalmente dentro de la boca de Laura, sujetándole la cabeza firmemente con las dos manos, que agarraban su pelo con los puños cerrados un poco por detrás de las orejas.

Mientras los dos dedos seguían entrando y saliendo frenéticamente de su coño y Samuel se deleitaba comiéndole y sobandole las tetas, el rubio se la metía en la boca con contundentes movimientos de cadera, pero en vez de acompasar sus envestidas en lo que hubiera sido una mamada convencional, se detenía cuando la nariz de Laura quedaba casi oculta entre los pelos que Marcos tenia sobre el cipote y sus huevos chocaban con la barbilla de mi novia, de tal forma que hubo ocasiones en las que temí que la polla en el fondo de la garganta le fuera a producir arcadas.

Pero a esas alturas, mi novia ya estaba desbocada de lujuria y atendía convenientemente y con sumisión a los distintos juegos que sus dos eventuales amantes le iban proponiendo, tan solo la mano que mantenía sobre el pollazo de Samuel había cesado en sus movimientos, aunque la mantenía sujeta entre sus dedos, como si la tuviera en espera para ocuparse de ella mas tarde.

Observando tal escena, confieso que podía entenderse que aquellos dos cabrones estaban forzando a mi novia, sin embargo, los gemidos que Laura emitía cuando su boca era liberada por la tranca del rubio, demostraban sin ningún lugar a dudas que gozaba al máximo entre los dos mozos, que habían conseguido que Laura mostrara a la zorra que llevaba dentro.

Así se mantuvieron durante un buen rato. Yo ya no sabia ni como ponerme a causa de la calentura que llevaba encima y el dolor que sentía en los huevos repletos de semen era ya como una tortura. Incluso intente apartar mis ojos del triangulo sexual en el que se encontraba sumida mi novia.

Pude observar como los zoom de las cámaras giraban sin cesar sabiamente dirigidos por Toty, intentando captar las mejores escenas posibles de la bacanal que allí tenia lugar, pero cada pocos segundos, los ocasionales gemidos ahogados de Laura, volvían a reclamar mi atención.

De pronto me sorprendió ver que mi novia retiraba de entre sus piernas la mano que junto con la del turco había estado explorando sus interiores de su coño, y con ella empujaba las piernas de Marcos en un intento de liberarse de la polla que le taladraba la boca.

Por un momento pensé que había decidido terminar con aquella lujuriosa aventura sexual e iba a salir corriendo de entre medio de los dos chavales. Sin embargo, lo único que hizo fue dirigirme una rápida mirada justo antes de volver a encararse a Marcos.

Necesito una polla dentro de mí ya. – Le dijo ella con una cara de puta que yo jamás le había visto. - ¿Cuál de los dos me va a follar primero?

Los dos tíos intercambiaron una sonrisa de complicidad mientras el rubio daba un paso atrás y Samuel le daba unas palmaditas en el culo a mi novia indicándole que se levantara.

En ese momento, el italiano me dirigía una expresiva sonrisa y sus ojos parecían decirme claramente, - ¡Macho! Vaya pedazo de golfa que tienes por novia, y vaya pedazo de cuernos que te están saliendo.

Que empiece Marcos. – Le contestaba a mi novia el turco poniéndose en pie y bajándose los pantalones completamente. – Yo también quiero comprobar si eres una buena mamadora.

El rubio dirigió a Laura hacia el extremo del sofá más cercano a donde yo me encontraba. Se sentó un poco ladeada, con su espalda levemente apoyada en el reposacodos del tresillo, y dejando en el suelo su pierna izquierda, levanto la otra y la coloco semiflexionada contra el respaldo, quedando totalmente abierta de piernas frente a Marcos, que ya se dirigía a ella meneándose la polla.

Mientras Samuel se despojaba de su ropa lo mas rápidamente que podía, el rubio se arrodillo entre las piernas de Laura y se recreo durante unos segundos restregando la punta de su capullo por entre los húmedos labios vaginales de mi novia.

Laura ya no tenia el cuerpo para jueguecitos, así que agarro con su mano el empinado rabo de Marcos y se lo coloco presurosa en la entrada de su encharcado coño. Este se inclino un poco hacia delante, quedando apoyada una de sus manos en el respaldo del sofá mientras la otra volvía a magrear con ansia las tetas de mi novia.

Ella lo cogió por las caderas, y con un mas que expresivo - ¡¡¡Empuja fuerte, cabron!!! – Tiro de el de tal forma que la polla del rubio debió de chocar violentamente con su matriz, ya que le hizo soltar un tremendo grito al tiempo que sus ojos se abrían como platos a causa de las sensaciones que empezaban a recorrerla por dentro.

El rubio comenzó entonces a darle tales sacudidas a mi novia en el coño, que incluso pude observar como ella cerraba sus puños en torno al tapizado del sofá y la tela de este quedaba aprisionada entre sus dedos. Además, Marcos ya había dejado de sóbrale las tetas a Laura y ahora se dedicaba a pellizcar y retorcer alternativamente sus pezones con el dedo pulgar e índice de su mano izquierda.

Mientras tanto, el turco se había colocado justo por detrás de mi novia y contemplaba la escena pajeandose la enorme polla, que más bien se asemejaba a la de un caballo que a la de un hombre, unos centímetros por encima de su cabeza.

Claro, que no estaba dispuesto a permanecer mucho tiempo en inactividad, además de que como ya había manifestado hacia solo unos minutos, tenia muy claro por donde le quería meter aquella estaca a Laura.

Unos segundos mas tarde, mientras mi novia seguía gimiendo y gritando de placer al compás de cada embestida del rubio, tan fuertes que la hacían desplazarse casi un palmo sobre el sillón, Samuel la cogió por debajo de la barbilla, aferrándola con su pulgar en una mejilla y el resto de los dedos en la otra, y tiro de su cabeza hasta quedar completamente colgando por fuera del reposacodos del tresillo.

Durante apenas medio segundo pude contemplar la viciosa expresión de la cara de Laura a escaso medio metro del sillón en el que yo me encontraba. Me echo una fugaz mirada con los ojos entornados y su lengua relamiéndose por los labios mientras su cabeza se movía acompasadamente debido a los achuchones que Marcos le propinaba en el frenético polvo que le estaba echando.

A mí ya me daba la sensación de que me sangraban los huevos del dolor que sentía en ellos, pero esa tortura no era nada comparada con la especie de descarga eléctrica que recorrió mi cuerpo cuando a unos centímetros de mí, casi por la fuerza, el turco hundió su descomunal polla en la boca de Laura, que no pudo menos que abrir otra vez sus ojos al máximo y emitir un ininteligible sonido de protesta mientras su nariz quedaba prácticamente escondida entre los cojones de Samuel.

Con su cabeza colgando boca abajo por fuera del apoya codos del tresillo y sujeta por la gran mano que Samuel aferraba a su garganta, a Laura no le quedo mas remedio que tragarse aquel descomunal pollon que perforaba su boca perfectamente sincronizado con las embestidas que el rubio le propinaba entre las piernas.

A mi novia ya le era imposible cualquier tipo de movimiento entre los dos tíos, y lo único que podía hacer era emitir entrecortados gemidos cuando las dos pollas le llenaban el coño y la boca simultáneamente.

Supongo que la actitud de los dos mozos estaba previamente acordada entre ellos y el italiano para que el resultado de la película fuera lo más excitante posible, pero en esos momentos yo lo único que veía es que a dos palmos de mi cara, el culo del turco se movía desde atrás hacia delante hundiendo su polla en la boca de mi novia de forma que parecía que la quisiera atravesar y hacérsela salir por la nuca, mientras que en el centro del sofá Marcos le estaba metiendo tales castañazos en el coño que ya se le notaban las ingles coloradas.

En resumidas cuentas, la escena se asemejaba mas a una brutal violación que a un polvo entre tres pactado de antemano, ya que a esto había que unir el hecho de que yo me encontrara en el sillón de al lado, amarrándome el paquete con las dos manos a causa del dolor en los testículos, y mirando embobado como aquellos dos cabrones sonreían y disfrutaban follandose a mi novia.

Durante mas de cinco minutos estuve contemplando inmóvil como Laura se había convertido en un juguete de placer entre los dos chavales y desempeñaba el papel de puta a la perfección, hasta que Samuel, a punto de correrse, saco su ensalivada polla de la boca de mi novia y se dio unos segundos de descanso.

Poco después el sudoroso rubio también libero el dolorido coño de Laura y se permitió un pequeño respiro antes de retirarse de entre las piernas de mi novia, que permanecía excusa en el sofá tal como sus dos eventuales amantes la habían dejado.

Aun no había recuperado el ritmo normal de su respiración cuando el turco la cogió del brazo he izo que se levantara. Luego se acomodo en el centro del sillón, con las piernas entreabiertas y la polla mirando al techo, e hizo indicaciones a mi novia para que se sentara encima de el.

Súbete a esta maravilla, preciosa. – Le dijo Samuel señalándose el erecto rabo y palmeándose luego los muslos con ambas manos. – Ahora viene lo mejor, bomboncito.

Sin apartar la vista de la polla del turco, Laura obedeció sumisamente colocando cada una de sus rodillas a los lados de las caderas de Samuel y apoyándose con las manos en el respaldo del sillón a izquierda y derecha de la cabeza del turco.

Mientras tanto, Marcos se reponía del esfuerzo físico realizado en pie a su lado, meneándose suavemente la polla y observando a mi novia colocándose encima del turco.

Este no se demoro por mas tiempo, y sujetando a Laura por las caderas, la coloco en la posición ideal para que la punta de su capullo quedara en puertas de los labios vaginales de mi novia.

Cuando comprobó que su que su rabo estaba perfectamente encarado hacia el coño de Laura y sin previo aviso, tiro de ella violentamente hacia abajo al tiempo que impulsaba también su trasero en dirección a la entrepierna de mi novia, clavándole la descomunal polla hasta las entrañas de un solo golpe.

Laura emitió un potente grito de dolor y se aferró con las manos al respaldo del sillón, al tiempo que arqueaba su espalda con una convulsión semejante a haber recibido una potente descarga eléctrica, y sin darle él más mínimo cuartel, colocando sus enormes manos en las nalgas de mi novia, el turco comenzó a dirigir su cuerpo en un frenético movimiento de vaivén que hacia que su polla entrara y saliera del coño de Laura a una velocidad de vértigo.

Tras media docena de furiosas envestidas, cuando la vagina de mi novia se acomodo a las fantásticas medidas de la herramienta de Samuel, esta sustituyo los lastimeros gritos iniciales por elocuentes gemidos de placer, y ya no necesitaba que el turco tirara de sus posaderas, sino que era ella misma la que con sus hábiles movimientos de caderas buscaba la máxima penetración posible.

Cuando el turco comprendió que todo el trabajo de la follada lo estaba haciendo Laura, retiro una de sus manos de su trasero y comenzó a magrearle las tetas con ella, alternándose entre una y la otra con movimientos rudos y nada sensuales, pero que parecía que a mi novia le proporcionaban un infinito placer.

Los dos follaban como locos ante las miradas de Marcos a un lado, que continuaba masajeándose el rabo con una sonrisa enorme en la cara, y yo al otro con la polla más dura que un barrote de acero.

Sin disminuir un ápice el frenético metesaca, Samuel se dedico también a chuparle los pechos a mi novia, abriendo la boca todo lo que podía y restregando su lengua por los endurecidos pezones antes de apretar los labios y succionar con avidez la punta de cada uno.

Laura estaba como poseída por el desenfreno sexual, sudando y jadeando como yo pocas veces la había visto, mientras impulsaba sus caderas con rapidez y regularidad contra la polla del turco hasta que su pelvis se topaba con el vientre de este.

Poco después, con una morbosidad que crecía a cada momento, Samuel comenzó a hacer movimientos circulares con un dedo justo en el agujero del culo de mi novia, que debía de sentirse en la gloria al estar recibiendo placer por los tres puntos más sensibles de su cuerpo al mismo tiempo.

La follada y la comida de tetas que el turco le estaba proporcionando a mi novia no disminuían en intensidad, sin embargo, el dedo que hurgaba en su culo si que iba poco a poco abriéndose camino en su interior, hasta el punto de que ya desaparecía dentro de el mas de la mitad y era cuestión de segundos que Laura tuviera también completamente ocupada su puerta trasera.

Cuándo inevitablemente Samuel llego con su dedo al fondo del culo de mi novia, esta repitió casi de forma calcada la convulsión que había experimentado al meterse en el coño la tranca del turco, y con un expresivo - ¡¡¡Ssiiiiii.........!!! – Imprimió aun más velocidad a sus movimientos provocando que polla y dedo la perforaran con mas ímpetu por sus dos agujeros.

No tengo la menor duda de que la acción de Samuel dilatando el ano de mi novia había sido premeditada, ya que tras media docena de incursiones del dedo del turco en el culo de Laura, que yo contemple con dolor en las manos de lo fuerte que me agarraba la polla por encima de los pantalones, este lo libero al ver que Marcos se posicionaba tras la espalda de mi novia y apuntaba con su pene al expuesto agujero negro de Laura que tan hábilmente Samuel había preparado.

Samuel agarro las cachas de Laura, y al tiempo que la mantenía quieta con toda su polla dentro, tiro de las nalgas de mi novia hacia fuera para facilitar el ataque trasero que iba a iniciar el rubio.

Cuando este coloco la punta del capullo en la entrada del orificio, temí que Laura pusiese reparos a ser enculada por Marcos, puesto que ni incluso yo había tenido acceso a ese agujero salvo en contadas ocasiones en las que había conseguido excitar a mi novia al máximo.

Sin embargo, en esos momentos Laura estaba tan cachonda y con tantas ganas de polla que incluso se hubiera follado a un caballo de haberlo tenido a mano.

El rubio empezó a empujar despacio pero con firmeza, y durante los dos o tres segundos que tardo su rabo en introducirse completamente en el ano de mi novia esta se mantuvo sumisamente inmóvil sobre el turco, y a medida que su culo se iba llenando de polla, iba emitiendo un grito que fue ganando en estridencia y culmino cuando la penetración fue tan profunda que casi se tocaban los huevos de los dos tipos.

Para mi sorpresa, fue ella la que empezó a menearse hacia delante y hacia atrás entre las dos pollas, y segundos mas tarde los dos chavales la acompañaban sincronizadamente con golpes de cadera que machacaban a Laura por sus dos orificios y la obligaban a emitir elocuentes y entrecortados jadeos que invitaban a pensar que se mantenía en un estado de orgasmo constante.

A esas alturas de la grabación, yo ya había perdido la serenidad y no podía aguantar por mas tiempo el dolor en los testículos, así que me desabroche el botón del pantalón y baje la cremallera para sacar mi glande de su forzado encierro con la idea de hacerme una buena paja mientras contemplaba como mi novia follaba en estereo con los dos mozos.

La actividad entre los tres era frenética. Laura se levantaba sobre sus rodillas y se dejaba caer con todo el peso de su cuerpo encima de la pelvis del turco, cuya enorme polla debía de entrar por dentro de mi novia hasta poco mas abajo del ombligo. Marcos aprovechaba la fuerza de dichos movimientos para impulsar su rabo en el dilatado culo de Laura, que lo absorbía por completo sin ninguna dificultad.

Los tres sudaban como si estuvieran corriendo una maratón, y aparte de lo cachondo que me había puesto el ver a mi novia empalada simultáneamente por coño y culo con los consecuentes jadeos que brotaban de su garganta, la expresión lujuriosa de sus ojos, el pelo chorreante pegado a sus mejillas a causa del sudor, y las ocasionales miradas que de tanto en tanto me dirigía, me causaban tal morbosidad que estaba como una moto.

Justo iba a empezar a masturbarme cuando Laura descubrió mis intenciones, lo que me dejo un poco cortado en un primer momento, pero enseguida la vi mordiéndose el labio inferior y entrecerrar los ojos disfrutando al máximo las dos penetraciones, lo que me hizo seguir con la idea de machacármela allí mismo.

¡¡¡Joder, Víctor!!! Que polvazo me están echando. – Me dijo mi novia jadeando y sin dejar de bailar entre los dos chavales. – Lo que me están metiendo estos tíos no son pollas, son cañones.

Tras las palabras de mi novia, tanto Samuel como el rubio se afanaron aun más de que esa era victima e incrementaron la velocidad y la fuerza de las envestidas, cosa que Laura agradeció con los explícitos gritos de otro orgasmo.

Estas disfrutando de lo lindo, ¿verdad, zorra? – Dijo entonces el turco volviendo a sóbrale las tetas a mi novia con total descaro. – Tendrías que ser tú la que pagara por este polvo, golfa.

Las despectivas palabras de Samuel hacia Laura hicieron que la polla me quemara por dentro. Era tanto el morbo que me producía la escena que cualquiera hubiera dicho que la mano que pajeaba mi rabo funcionaba a dieciséis válvulas.

Empezaba a notar que me iba a correr en cuestión de segundos cuando caí en la cuenta de que Laura y el turco contemplaban como me la machacaba sin que ello afectara a su frenético metesaca, y los dos sonreían con cara de estar pasándolo en grande.

Parece que tu también te diviertes, chaval. ¿Nunca habías visto a tu novia follando de verdad? – Me dijo Samuel todo sudoroso y con palabras entrecortadas debido al esfuerzo físico. – No seas tonto y vente para acá, que a esta puta aun le queda un agujero libre.

Las palabras del turco me dejaron un poco desconcertado. Mire a mi novia y comprobé que seguía enfrascada en el antológico polvo que le proporcionaban sus dos artilleros. Luego eche un rápido vistazo a la mesa donde se encontraba el italiano y le vi azaroso manejando el ordenador y el resto de los aparatos electrónicos, inmerso en la grabación que estaba efectuando.

Yo estaba tan caliente como ellos tres, así que sin pensarlo siquiera me levante, y amarrándome aun mi polla con una mano, salve el escaso metro que me separaba del sillón central.

Me coloque a la derecha de Laura, subiendo un pie encima del tresillo y deslizando mis pantalones unos centímetros mas hasta que también mis huevos quedaron al aire. Y sin demorarme mas, con una rudeza que era impropia de mí, agarre a mi novia del pelo y le hundí la polla en la boca hasta que note que mi capullo tocaba ya con su garganta.

El simple roce de su lengua a lo largo de mi pene hizo que un placentero escalofrió recorriera mi cuerpo de pies a cabeza, el cual se fue incrementando a medida que Laura se esforzaba en acoger dentro de su boca la totalidad de mi trozo de carne erecta.

Los tres la penetrábamos prácticamente al mismo por el agujero que habíamos elegido, y mi novia debía de ver el paraíso cada vez que las tres pollas taladraban su cuerpo sin darle un momento de respiro.

En ocasiones hacia vanos intentos de gemir, gritar o jadear, pero las rápidas envestidas de mi polla follandole la boca, solo le permitían emitir ahogados sonidos guturales que se perdían entre las exclamaciones de placer que nosotros tres liberábamos a causa de la salvaje orgía en la que estábamos enfrascados.

Yo aun mantenía sujeta la cabeza de Laura contra mi vientre a través de su pelo, con todo mi rabo entrando y saliendo de su boca hasta que mis huevos chocaban con su barbilla, cuando vi que Marcos cambiaba el ritmo de la follada.

Sus envestidas ganaron en fuerza, pero cuando su polla llenaba el culo de mi novia, se detenía unos instantes y se mantenía dentro de ella hasta que transcurrían unos segundos. Luego sacaba su pene del agujero trasero de Laura, y repetía la operación tras volver a encularla con un potente golpe de caderas.

Tras media docena de idénticas embestidas, el rubio soltó un enorme grito de placer y dejo su polla mas tiempo del habitual dentro del culo de Laura, a la que este ultimo brutal golpe de caderas le había hecho abrir los ojos como si le estuviera dando por detrás el mismísimo demonio.

No cabía ninguna duda. Marcos se acababa de correr en su culo y su semen ya debía de recorrer todo el intestino de mi novia. Mientras tanto, el turco seguía dándole fuerte por el coño y yo no dejaba que su boca quedara libre de mi polla ni un solo instante.

Pero la calentura que se había apoderado de mí en las ultimas horas no me iba a permitir soportar aquella situación por mucho mas tiempo.

En un ultimo intento por experimentar el máximo placer de aquella mamada, sujete aun con mas fuerza la cabeza de mi novia y me dispuse a inundar su garganta con toda la leche que se había acumulado en mis huevos.

Empecé a notar como mi semen subía por el interior de mi pene y acelere un poco mas mis movimientos dentro de su boca sin soltarle la cabeza, para que no pudiera zafarse ante la inminente corrida que ya se dirigía hacia su garganta.

Un segundo después, con la nariz casi aplastada contra mi vientre, la boca de Laura comenzaba a llenarse con tal cantidad de leche que su garganta no daba abasto para tragar todo lo que salía de mi polla.

Aunque se afanaba en no desperdiciar ni una sola gota, pronto se le empezaron a inflar los mofletes a causa de mi abundante corrida, y no pudo evitar que un poco mas tarde mi semen comenzara a escapársele por la comisura de los labios.

Aquello había sido una corrida antológica. Mi cuerpo experimento una sensación parecida a como sí hubiese estado durante horas soportando un peso de cincuenta kilos sobre él y de golpe y porrazo hubiera desaparecido.

Pero a todo esto, Samuel aun le sacudía a mi novia los últimos coletazos de su particular follada vaginal, y aunque el rubio ya se había retirado totalmente exhausto de la escena, la enorme polla del turco mantenía a Laura en un estado de continuos orgasmos encadenados.

Cuando ya era evidente que Samuel estaba a punto de regarle él ciño a mi novia, esta empezó a votar sobre él con un desbocado ímpetu, y jadeando y gimiendo de una forma que yo nunca le había visto, me agarro la polla por su base y comenzó a restregársela por toda la cara, dándole de vez en cuando algún que otro lametazo e impregnándose todo su rostro con los restos de semen que quedaban en ella.

Mi rabo empezaba a perder su dureza cuando una fuerte exclamación del turco, seguida por otra aun más estridente de Laura, y acompañadas de un súbito cambio de ritmo en su metesaca particular, me indico claramente que Samuel se vaciaba en el coño de mi novia, al tiempo que esta experimentaba él ultimo de la larga serie de orgasmos que había disfrutado esa noche.

Yo me separe de ellos y volví a sentarme en el pequeño sofá con la intención de reponerme de los efectos de la impresionante mamada que me acababa de hacer mi novia, pero ella aun se mantuvo durante varios minutos espatarrada encima del turco, sin sacarse la polla del coño hasta que esta quedo en un estado de poco menos que morcillona.

Cuando se repuso un poco del esfuerzo realizado y su respiración empezó a tornarse normal, Laura se retiro de encima del turco y se sentó en el lado del tresillo más cercano a donde yo estaba.

Se produjo entonces un tenso silencio en la habitación y en una rápida y tímida mirada que me dirigió mi novia, creí entrever en su rostro una vaga expresión de culpabilidad.

Ha sido fantástico, un verdadero polvazo. – Dijo entonces el italiano que se había puesto en pie tras la mesa de los ordenadores. – habéis estado todos genial, y esto lo vamos a celebrar con una ultima copa.

El propio Toty preparo y nos sirvió los cinco vasos de licor, y en una extraña escena, donde mi novia y los dos chavales aun continuaban totalmente desnudos y yo estaba al lado con los pantalones desabrochados, el italiano, en pie en el centro de la alfombra, levanto su vaso a modo de brindis y sin pronunciar una sola palabra todos dimos buena cuenta del licor de un solo trago.

Esta vez nadie se preocupo de recoger los vasos ni la botella de licor. Marcos fue el primero en levantarse, y tras recoger su ropa desapareció por la puerta del pasillo como un profesional que ha cumplido con su trabajo.

Yo también me puse en pie y comencé a arreglarme un poco la ropa y a abrocharme los pantalones, intentando, no sé por que motivo, que mis ojos no se cruzaran con los de Laura, que seguía cabizbaja mirando al suelo, intentando con poco éxito cubrirse la entrepierna y los pechos con sus delgados brazos.

Al final del pasillo hay otro cuarto de baño, es la ultima puerta de la derecha. – Le dijo entonces el italiano volviendo a situarse frente al ordenador y pulsando unas cuantas teclas. – Usa todo lo que necesites, como si estuvieras en tu casa.

Mi novia se levanto de inmediato, y con una visible vergüenza, recogió toda su ropa del centro de la alfombra antes de desaparecer meneando graciosamente su culito por el pasillo en dirección al aseo.

Con mis ropas ya completamente arregladas, permanecí en pie al lado del sofá con mis manos en los bolsillos y sin saber a donde mirar. El rubio volvió a aparecer en la estancia ya completamente vestido y Samuel fue él ultimo en tomar el camino del baño.

Deberías dejarme un numero de teléfono donde poder localizaros. – Me dijo Toty poniéndose la chaqueta y dirigiéndose a donde yo estaba. – Cuando termine tu chica os acercare otra vez al puerto olímpico, no vais a ir andando a estas horas de la noche.

Le di él numero de mi móvil al italiano y este lo anoto en su propio teléfono. Luego me entrego otro pequeño fajo de billetes que yo guarde en el bolsillo sin molestarme en contarlos justo antes de que Laura apareciera por la puerta del pasillo precedida por el turco.

Sin mas preámbulos, cuando Toty saco las llaves de su coche, los dos chavales se despidieron estrechándome sus manos y dándole a Laura dos inocentes besos en la mejilla cada uno, tras lo cual desaparecieron por el pasillo y al momento oímos como se cerraba la puerta de entrada.

Nosotros les seguimos casi al instante, y aun pudimos ver cuando subíamos al coche del italiano como los dos mozos se alejaban juntos por el final de la calle en dirección a las Ramblas.

Al ver él el tenso silencio que Laura y yo manteníamos, Toty puso una música suave en el auto radio, y siguiendo mis cortas indicaciones llegamos al parking donde estaba aparcado él nuestro para detenerse justo detrás de el.

Bueno, os llamare en un par de días para entregaros un CD con la copia de la película. – Nos dijo Toty mirándonos alternativamente a los dos. – Espero que paséis una luna de miel muy fogosa.

Laura y yo esbozamos una tímida sonrisa y asentimos con la cabeza antes de bajar del coche. Cuándo ya nos disponíamos a subir en el nuestro, el italiano nos dedico un elocuente - ¡Gracias por todo! Y hasta pronto. – Luego arranco y desapareció por la salida del garaje.

Lleve a mi novia a su casa en completo silencio, y aparte del momento en que nos dimos un tímido beso en los labios frente a su portería, ninguno de los dos tubo el valor de mirar al otro a la cara ni de romper el tenso silencio que se había apoderado de nosotros.

Desde que ocurrió todo esto, solo he visto a Laura en dos ocasiones, pero en ninguna hemos encontrado oportunidad de comentar lo sucedido por estar acompañados de amigos o familiares.

Ahora han pasado siete días desde que tuvieron lugar los hechos que acabo de relatar, y en apenas doce horas esta previsto nuestro enlace matrimonial. Y aunque no ha habido noche en la que no me pajeara a conciencia recordando a mi novia en plena acción con los dos tíos, la verdad es que tengo serias dudas en si mañana diré él "si, quiero" para acabar siendo el cornudo de semejante zorra.

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