viernes, 12 de octubre de 2007

Mi sobrino y yo nos jodimos a una casada

Jamás me había creído esas historias de que alguien se tira a la esposa de otro en su presencia, con su aquiescencia y su mirada placentera. Pero estaba en un error. Desde hace un año me creo que existen cantidad de cornudos consentidos, como los que navegáis por morbocornudos, esta maravillosa página.

Pues bien, a todos vosotros, y a las guarras de vuestras esposas os dedico esta historia real que viví hace ahora, mas o menos, un año; justo en agosto del año 2004, mientras estaba con mi sobrino y un amigo de éste
(36,22 y 24 años respectívamente) tomando el sol en una playa de Torrevieja.
De repente se nos acercó una chica, de unos 28-30 años, quizás con el culete algo gordete y con poco pecho, pero que estaba en líneas generales buena y nos pidió fuego. Iba con un bikini que por detrás le hacía un culo precioso y llevaba el (poco) pecho que tenía al aire.

Mi sobrino le dijo :

- Fuego y lo que tú quieras guapa.

Y ella se rió y nos preguntó que edades teníamos, y cuando yo se la dije, me echó una mirada de guarra (mientras yo me había levantado y metía barriga) que me puso cachondo, a lo que ella dijo,...bueno solo uno es de una edad razonable, pero vosotros sois
muy pequeños para mí.

A lo que mi sobrino y su amigo se rieron, y dijeron que según para que cosas no eran nada jóvenes, sobre todo con chicas tan impresionantes, etc...

Antes de irse, nos preguntó qué sitios había por ahí para tomar una copa por la noche, a lo que le dijimos un par de sitios, y mi sobrino Kike le dijo en plan insinuante que estaríamos en el sitio X, a lo que ella nos dijo: bueno, seguramente me pasaré por allí sobre las doce de la noche, y si estáis nos veremos, y añadió, bueno, me voy con mi amiga, y se marcho con otras dos personas, con una chica mas joven que ella y un señor de unos cuarenta y bastantes años.

Nada mas irse estuvimos relamiéndonos, y mirándola de reojo, imaginando la noche que nos esperaba, y dudando si es que había sido muy amable o es que era una chavala de muy buen ver que buscaba guerra y de la buena. En realidad, yo que soy el solterón de la familia, llegué a pensar que era soltera, que yo le había gustado y que me la iba a ligar y... quien sabe si acabaría siendo mi novia.

Por la noche nos arreglamos y estuvimos desde las once en el local.

No aparecía, no la veíamos, y tras una larga espera, de pronto la vimos baliando en la pista de baile, y nos acercamos mi sobrino y yo a bailar, y la saludamos, a lo que ella nos saludó con dos besos increíbles, nos presentó a la amiga con la que íba y estuvimos bailando con ellas.

Arregladas estaban mas buenas, si cabe, y dicho sea de paso tenían algo de pinta de guarras, o mejor dicho de "chicas bien" pero guarras.

De pronto la chica en cuestión (María) se acercó a mí y yo la cogí unos segundos por la cintura, mientras ella me miraba que me derretía, y en ese momento se acercó un señor a la otra (era el marido de esa otra, cosa que nos dejó flipados que hubiera un marido por allí), la cogió y le dijo a María, oye, nosotros nos vamos al hotel, ya estamos cansados, la otra señora le dijo a su marido : no por favor vamos a quedarnos un poco mas, venga, a lo que él dijo que nó, y antes de irse añadió: bueno, María, tu marido se queda, ha sido un placer conoceros, y se despidieron.

Eso me dejó flipado y le pregunté:

- ¿Cómo tu marido?, ¿y esa otra, tambien casada?.

Mi sobrino, pese a su juventud (o quizás por ello) lo captó al segundo, yo tardé mas. Ella dijo: esta chica y su marido son compañeros de hotel, los hemos conocido ayer, y en cuanto a mi marido... venir a la mesa y os lo presento.

Nos fuimos para allá y nos presentó al marido (Jorge), un señor de cuarenta y siete años, que aparentaba mas, bien parecido, pero que podía ser su padre, y desde luego el de mi sobrino. Ella reconoció entonces tener 27. Nos invitó a sentarnos y a una copa. El amigo de mi sobrino se marchó (porque dijo que pasaba de rollos raros), y nos quedamos Kike y yo, con Jorge y María.

A lo largo de la conversación y aprovechando que ella se fue al aseo, y llevando ya mas de una copa en el cuerpo, Kike le preguntó si no le molestaba que su esposa, que esta muy buena bailase con otros a lo que nos respondió:

- Chaval, si no me molesta que folle con otros, muy al contrario, me encanta, ¿cómo me va a molestar que baile con otros?.

Nos quedamos flipados, pero sobre todo yo pasé de la decepción que me había causado ver que no era una chica soltera, que me había gustado de verdad, a la excitación de ver que estábamos delante de una guarrísima y de un cornudo, ¿o se estaban quedando con nosotros?.

Ante eso mi sobrino dijo :

- Joder, si yo tuviera una mujer así no dejaría que se la tirase nadie.
- Bueno, chaval, pero el marido soy yo.

Y acto seguido se rió, ella acababa de llegar y tambien comenzó a reírse y le dijo a su marido:

- Calla, que los vas a asustar.

Y nosotros, en plan de duros, añadimos :

- Nosotros no nos asustamos de nada.

Pero aun no sabíamos si aquello iba en serio o estaban de coña, por lo que pregunté:

- De todas formas, ¿es coña, no?.

Y entonces ella me dijo:

- Te lo voy a aclarar.

Y me dio delante del marido y de Kike un besazo con lengua impresionante.

Tras ello el marido pidió mas copas, estuvimos bailando mi sobrino y yo con María indistintamente cada cierto tiempo, cosa que nos ponía a cien, y
cuando uno bailaba el otro se quedaba con el marido, cosa que aun nos ponía mas calientes por lo que nos contaba de su esposa y de lo cornudo que le gusta sentirse y de lo bien que nos lo íbamos a pasar con su esposa.

Mi sobrino se reía y me decía por lo bajo:

-Joder tío, con que te la íbas a ligar e íbas a dejar de ser soltero eh?, ja ja ja, vaya pedazo de puta tío!.

En un momento determinado el marido dijo:

- Nos vamos.

Y nosotros dijimos :

- ¿Podemos ir?.

A lo que el marido contestó :

- Debéis venir.

Nos montamos en su coche (un pedazo de mercedes impresionante), con el cornudo delante y nosotros dos detrás con su esposa, que nos tocaba, nos besaba el cuello, y la tocábamos, nos besaba, etc... Finalmente el marido nos llevó a un camino apartado en unas dunas cercanas a Torrevieja, en Guardamar, ahí él sacó unas mantas del coche y las extendió sobre la arena, y ello mientras ella, de rodillas, me bajó el pantalón y los calzoncillos y me la estaba comiendo delante de los otros dos.

Luego, y antes de correrme, se los bajó a mi sobrino e hizo lo mismo, pero le pidió que se tumbase boca arriba, y ella se puso a cuatro patas a comerle la poya, mientras me pidió le hiciera por detrás una comida de bajos, cosa que hice.

Todo era surrealista, mientras estábamos haciendo todo eso el marido no paraba de mirarnos y le decía a ella:

- Estás preciosa, y qué cuerpazos tienen estos muchachos, justo lo que te mereces. ¡Qué cara de placer tienes, amor mío!.

Y mientras él decía todo eso, y ella estaba siendo comida por mi lengua, mientras su boca se lo comía a mi sobrino, cuando podía ella le respondía:

- Calla gilipoyas, que te calles ya cornudo, déjame disfrutar imbécil. Mira que eres mierda, no me extraña que haya acabado siendo tan puta con un poca cosa como tú.

El marido que mientras tomábamos copas parecía tan seguro de sí mismo, ahí se transformó en una especie de esclavo de ella, y de vez en cuando le decía a ella:

- Déjame que me masturbe por favor.

Y ella le contestaba:

- Calla ya, viejo de mierda, cornudo de mierda, y no te atrevas a tocarte hasta que yo te lo diga...

Conforme el marido le pedía cosas, ella se excitaba cada vez mas y se podía notar como su cuerpo se hacia mas y mas rígido, y como su coño parecía un grifo (yo tenía la cara empapada).

El marido insistió una vez mas, y ella se levantó como una flecha y le dijo :

- Arrodíllate viejo asqueroso.

Y le metió dos tortazos de impresión, y entonces nos dijo a nosotros, previo tumbarse, que la orinásemos.

Mientras lo hacíamos, ella le decía a él :

- Mira, cabrón, lo que tu deificas otros lo mean, y soy tan puta que me gusta que me traten como una mierda y me meen, pero tu eres mas mierda que yo, por eso te pongo los cuernos y estás casado conmigo.

Y todo eso se lo decía a berridos impresionantes.

Tras mearla, me pidió que me tumbara boca arriba, y metió mi poya en su coño, mientras mi sobrino la tocaba, y ella se movía que parecía que cabalgaba. Llegué a temer que en uno de esos saltos le partiese la polla en dos.

Bueno, pues cuando estábamos un buen rato así, ella le dijo a él que se masturbara, cosa que hizo mirándonos.

Por nuestra parte acabamos corriéndonos primero yo, y luego mi sobrino. Tras corrernos, nos quedamos los cuatro tumbados.

El cornudo trajo ron, y estuvimos bebiendo y mirándonos, mientras yo solo podía decir:

- Joder, que fuerte ha sido esto, que fuerte.

Nos acabaron contando su historia, eran gente normal, a quienes les excitaba ese rollo. Se llevaban muchos años, él la había conocido dándole clases en la Universidad y se enrolló con ella.

Ella nos dijo de broma que le había atraído de él su mercedes (que era un coche de impresión, la verdad) y la pasta que tenía, y se rió.

Entonces el marido se puso otra vez a hablar, nuevamente como en el pub, muy seguro de sí mismo, y nos dijo que lo hacían de vez en cuando, y que, sin embargo, a diario eran gente que llevaba una vida de lo mas convencional.

Que habían llegado a realizar esas practicas porque ella era muy dominante en la cama (a lo que contestamos que ya nos habíamos dado cuenta), y él demasiado mayor como para satisfacerla debidamente, además de ser solo feliz sexualmente cuando se sentía cornudo.

A mitad de conversación, y mientras el marido estaba tan normal hablando, ella le cogió de la oreja, lo apartó, se vino a mi sobrino, lo cogió, se lo llevó al otro lado del coche y estuvo follando una hora mas o menos, mientras el marido se transformó nuevamente, le cambió la cara, se le notaba empalmadísimo, y mientras se acariciaba, solo me decía de vez en cuando :

- Me encanta ser cornudo, me encanta...

Y comenzaba a decir maravillas del pedazo de puta que estábamos tirándonos, y con la que no me habría casado por nada del mundo.

Además, no paraba de preguntarme :

- ¿A que está buena mi esposa?, ¿a que es preciosa?.

En un momento dado, y por lo borracho y raro que estaba, no pude mas y le dije:

- Mira tío, no está buena, está muy delgada, tiene poco pecho y es culona, y además con el culo caído y las carnes blandengues. Esta mañana en la playa me ha parecido que estaba buena, pero ahora que la veo, no sé, es muy chunga y además es una auténtica guarra.

Bueno, pues eso que a cualquier marido le motivaría para partirle la cara a cualquiera, aquí logró que él se pusiera a pajearse nuevamente.

Tras correrse la puta, vino a por mí, y me la follé, mas rápido que mi sobrino (que por desgracia y al final le gustó, por lo que se ve mas que yo, y es que los años son los años), pero me la follé.

Solo al terminar, ella se acercó al marido, y él la abrazó con sumo cuidado, le besó todo el cuerpo, y nos preguntó si le dejábamos follarse a su mujer, a lo que le dijimos :

- Claro hombre, claro.

Pero ella le dijo que no.

- Paso, estoy cansada.

Y se tumbó a nuestro lado.

Cuando se vistió, la volví a ver superatractiva. (Una lástima que sea tan puta, porque me gustó de verdad).

Estuvimos de cachondeo una hora mas, luego nos llevaron al centro de Torrevieja y se marcharon.

Nos contaron que él era profesor y que esto era para ellos un juego solamente, que la gente se comía mucho el coco con el sexo, que una cosa era el amor y otra jugar a esto.

Al bajar del coche, se despidieron como si fuera la pareja mas normal del mundo. Eso sí, ella oliendo a orín.

No los he vuelto a ver nunca, pero espero volver a pasar otra noche cuerneando de esa forma. Yo pensaba que eso de los cornudos y todo eso era mentira, que eran puras fantasías sexuales, pero no lo es, es verdad. No comprendo a los tíos así, pero me encantaría follarme a todas las putas de sus mujeres.

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