viernes, 12 de octubre de 2007

Me acuesto con mi jefe

Hola, me llamo Alejandro y lo que les voy a contar es absolutamente cierto ya que me sucedió a mi con mi esposa. Mi esposa se llama Ania y es una latina que esta muy pero que muy buena. Con un pelo rizado precioso, unas tetas duras y grandes y un coño delicioso. (Ver fotos en la sección Esposas y novias con el título "Ania, la puta"),



Ella es ingeniera al igual que yo y trabaja en la universidad. Allí tiene un jefe que se llama Herbert y que es un viejo verde de 56 años. Este le encanta acosar sexualmente a las trabajadoras e investigadoras que trabajan bajo su mando. Pues bien al Herbert se le metió entre ceja y ceja que tenía que follarse a mi mujer y así comenzó a rondarla.



La comenzó a invitar a todas partes, claro siempre con el pretexto del trabajo: una vez era para un almuerzo de trabajo, otra que para discutir mejor tus resultados, etc... También la llevaba con él a todos los congresos que aparecían para así poder estar a solas con ella y poder poco a poco trabajarla.



Ella al principio le molestaba, puesto que se daba cuenta que detrás de todo solo estaban los deseos de follársela de su jefe y no tanto su nivel científico, pero como hasta ese momento todo no pasaba de flirteos e indirectas, pues pensó: “que más da si estoy sacando muchísimos beneficios”.



Yo a todas estas estaba completamente ajeno a todo lo que acontecía, pues para mi que también soy ingeniero es normal que un investigador vaya a muchos congresos y a cenas de trabajo, pero cada día que pasaba el jefe se volvía mas y mas agresivo en sus insinuaciones y un día le dijo que se tenía que ir a París por un fin de semana a una reunión de trabajo.



Al llegar él había reservado dos habitaciones en un espectacular hotel situado en un castillo en los alrededores de París. No había reunión, pero cuando ella le reclamó él le dijo que solo quería estar a solas con ella, que él estaba enamorado y que con solo su compañía se conformaba. Por eso mi esposa se dijo a si misma, bueno que mas da, vamos a disfrutar de París y ya veré como me saco de encima a este baboso.



Pero se me olvidaba decirles que Ania tiene un debilidad muy peligrosa, ella no puede tomar champagne porque su libido se dispara y le entran unos deseos descontrolados de follar. Ya en ocasiones anteriores ya el jefe había notado que cuando mas cerca había a estado de lograr su objetivo era en los momentos en que Ania había bebido champagne.



Por eso, ese día, después de un corto paseo por París, regresaron al hotel y se fueron a cenar, tomaron 3 botellas de champagne y ya mi esposa estaba fuera de si, su coño se estaba mojando solo y sentía que la cabeza le daba vueltas de lo caliente que estaba. En ese momento su jefe la invitó a subir a su habitación ya que quería discutir con ella algunos asuntos y allí sería mas privado.



Ella supo por el tono de su voz de que los asuntos a discutir serían muy pero que muy íntimos, pero a pesar de ello le dijo que sí y subió con él a la habitación. Ania estaba vestida con un vestido corto color marrón, un poco escotado y que la hacía ver muy sexy.



Una vez que se encontraban en la habitación él le pidió que se sentara en la cama y allí le empezó a decir que lo tenía loco, que no podía aguantar mas y Ania solo sabía decir sí y reírse. Él le puso una mano en el muslo, que se le veía ya que se le había subido el vestido. Al sentarse en la cama, ella al sentir su mano en su piel se excitó muchísimo al contrario de lo que siempre había pensado.



Herbert, al ver que Ania no lo rechazaba, se decidió a ir hasta el final y le comenzó a manosear los muslos con desespero, frotaba, tocaba y apretaba sus muslos con gran excitación y cada vez se acercaba mas a su coño. Le pidió que abriera bien las piernas y se subiera bien el vestido.



Así le empezó a besar los muslos y a morderla, pasándole la lengua y tocándole los labios de su coño con los dedos. En ese momento le quitó el vestido y le arrancó las bragas y el sujetador dejándola completamente desnuda. Inmediatamente comenzó a mamarle, pellizcarle y morderle los senos y los pezones. Con la otra mano le tocaba su coño que estaba completamente mojado, el le metía los dedos, se los pasaba por el clítoris le halaba los labios.



También le empezó a decir cosas, que era una puta, que tenía el coño mas mojado que jamás había visto... Ella solo gemía de placer. Cuando ya llevaba un rato calentándola bajó poco a poco besándola por todo el cuerpo hasta llegar a su coño y empezó a comérselo. Le mordía los labios, se los separaba con los dedos y le daba fuertes chupadas, mientras ella gritaba de placer, le metía hasta 3 dedos en el coño mientras se lo mamaba.



En ese momento, Ania tuvo su primer orgasmo dando gritos brutales de pasión y empujando su cabeza contra su coño. Pero él sin sentir nada de compasión le metió su espectacular y gorda polla en medio de los gritos desesperados de mi mujer. Hay que decir que Herbert a pesar de sus 56 años tiene una polla enorme, gorda y que se mantiene dura mucho tiempo.



El degenerado estuvo bombeando a mi mujer con saña por unos minutos y cuando se iba a correr, la sacó y agarrando a Ania por los pelos la puso a chuparle la polla llena de los jugos de su coño. Ella se la chupó con gusto, sobre todo la punta, metiéndole la lengua en el orificio de su polla, mientras le tocaba los huevos y cada cierto tiempo se la metía en la boca hasta que ya no quedaba nada fuera.



Él, mientras tanto, le acariciaba las nalgas y le metía el dedo en el culo. Al rato y sin venirse le sacó la polla de la boca y la puso en cuatro, pues quería follarsela como un perro le hace a una perra, una perra puta, como no cesaba de llamarla. Así en cuatro le clavó de nuevo su enorme polla y la ensartaba con gusto y furia como si quisiera lastimarla, pero lo cierto es que la estaba matando de placer.



Así ella tuvo su segundo orgasmo con un placer que parecía que estaba en el cielo. Él también se corrió en ese momento y dando gritos como un demente le metía su descomunal instrumento con mas fuerza aún, al rato le sacó su polla y le comenzó a mamar el coño lleno de su propia leche.



Para no hacer la historia larga les diré que estuvieron follando toda la noche y ella tuvo 5 orgasmos y el 3. Un mes después yo me enteré de todo y mas que ponerme molesto, lo cierto es que todo esto me excita muchísimo y espero con desespero cada nuevo encuentro que ella tiene con su jefe.



Ella me lo cuenta todo con lujo de detalles y yo me la follo mas excitado que nunca cuando me cuenta lo que acaba de hacer. A veces ella folla con su jefe solo una o dos horas antes de follar conmigo. En la actualidad nos hemos acostumbrados a este tipo de vida sexual y tengo muchísimas cosas que contarles sobre lo que ese guarro le ha hecho a mi mujercita del alma.



ME ACUESTO CON MI JEFE (2ª Parte)



Bueno, les cuento que después de la tremenda follada en París, ella quedó muy confundida, pues no creía que eso hubiera pasado, y también el cabrón de Herbert estaba que no se creía lo que había pasado. Él había estado tanto tiempo soñando con follarse a mi mujer y llevaba tanto rato rondándola, que le parecía increíble que finalmente le hubiera clavado la polla.



No obstante, al regresar al trabajo lo primero que hizo fue llamarla a su oficina para comprobar hasta que punto sus deseos de convertir a mi esposa del alma en su amante y puta personal estaban logrados. Ania se fue a su oficina muy nerviosa y también apenadísima, no sabía bien como actuar o reaccionar.



Pues bien, al entrar en su oficina, Herbert comenzó a decirle que lo que había pasado era lo mas maravilloso del mundo, que nunca antes había follado así y todas esas cosas que se dicen usualmente. Ania solo balbuceaba que ella no era normalmente así, que ella estaba enamorada de mi, etc.



Pero Herbert no la escuchaba y sin dejarla hablar se le abalanzó y halándola hacia él la comenzó a besar apasionadamente en la boca, el cuello, la cara y al mismo tiempo le metía las manos por debajo de su falda. Debo decirles que Ania llevaba puesta una minifalda y una tanga negra metida en el culo, así que fue muy fácil para él meterle los dedos directamente en su coño sin que ella pudiera oponerse demasiado.



Ania se quedó como de piedra diciéndole que parara por favor, que ella era su subordinada y era una mujer decente y casada. Pero estas palabras parecían excitarlo mas y mientras ella mas se quejaba mas la tocaba él, empezó a morderle el cuello y le arrancó la tanga negra que tenía, cargándola y sentándola en su buró.



Allí la echó hacia atrás y la obligó a abrir bien las piernas para que el le pudiera mamar y tocar bien su mojadísimo coño. Lo cierto es que ya en ese momento Ania estaba empapada, la excitaba muchísimo ver a su jefe fuera de sí y follándosela en su oficina. Este mas que mamar se estaba comiendo su coño y sus dedos entraban y salían de su culo y su vagina con enorme rapidez lo cual le provocó a Ania un rapidísimo orgasmo en medio de gritos de locos de placer.



Esto es aún mas morboso por el hecho de que la secretaria y los demás compañeros de trabajo estaban oyendo y en ese momento todos sabían que Ania se había convertido en la nueva puta del jefe. Pero este no contento con esto, le quitó toda la ropa y sacó de su buró un maletín.



Ania preguntó que era eso y él le preguntó que si ella había visto alguna vez un consolador. Ella le dijo que no y que estaba curiosa por verlo, pero que por favor la llevara a otro lugar que los compañeros de trabajo estaban escuchando. Pero Herbert que ya se daba cuenta de que había asumido el control de Ania como su nueva puta, no le importó esta petición de mi angelito y sin esperar un segundo mas le clavó un enorme consolador de tres cabezas.



Una como una polla para el coño, otra polla mas fina para el culo y otra muy chiquita que vibra para el clítoris. Con este aparato Ania casi se muere de placer, esto era mas fuerte que lo que jamás había sentido anteriormente, y mas que su coño aún estaba muy sensible por la tremenda corrida que le había provocado ya Herbert.



Éste mientras la trabajaba con el consolador también le apretaba las tetas y le mordía los pezones halándoselos con los dientes. Ania solo gemía y pedía que parara que no podía soportar mas y así tuvo su segundo orgasmo. En ese momento él sacó un consolador especial para el culo que además vibraba y con este metido en el culo y Ania implorándole que la dejara tranquila que ya no podía resistir mas placer, le clavó su enorme polla en su maltratado coño.



El grito de Ania, al sentir a ese animal dentro de ella se oyó en todo el edificio, donde mas de uno se debe haber ido a masturbar al baño, en ese momento Herbert bombeaba como un toro desbocado y le metía con la mano el consolador anal tan profundo que la lastimaba. Ania imploraba piedad que se moría de placer y este le contestaba a gritos -cállate puta de mierda y agárrate tus piernas con las manos de forma que yo pueda follarte bien.



Allí en medio de esa penetración abusiva, Ania tuvo su tercer orgasmo, aun lejos de París con cinco, pero estos eran mas seguidos. Herbert también se vino y así el coño de Ania se llenó de leche, y esto es lo que mas le gusta este a maricón para mamarle el coño a mi mujercita.



Sin darle tregua se encaramó en la mesa donde Ania estaba mas que acostada, casi desmayada y la puso a hacer el 69. Ania tuvo que meterse la descomunal polla en su boca y comenzar a mamar como una desesperada mientras el otro se bebía su propia leche del coño de mi angelito.



En esta andaban cuando tuvieron el su segundo y Ania su cuarto. Claro como no lo iba a tener si este le halaba los labios y se los separaba para poder darle unos chupones de otra galaxia a su casi inflamado clítoris. Cuando este se vino mi pobre Ania se tuvo que tragar toda su leche pues tenía metida su polla casi hasta la garganta.



En ese momento le pidió que se pusiera en cuatro que la quería observar bien y retratarla. Así en esa posición y encaramada en cuatro en la mesa del jefe, este la retrató y le hurgó en todas las partes del cuerpo. Así se volvió a excitar y cuando la tenía de nuevo dura como un roble, le encajó su monstruo-polla en su culo y se la folló por ahí casi media hora, ya que después de correrse le metió toda la colección de consoladores de su maletín.



Ese día Ania llegó a la casa toda adolorida, pero después de haber pasado la experiencia sexual mas salvaje de su vida. Yo me extrañé mucho de que no quisiera follar conmigo esa noche pero aun no me podía imaginar cuales eran las verdaderas razones de su negativa.



Bueno, por esta vez me parece que esta bien. La próxima vez les contaré alguna de las guarradas y aberraciones que ese animal le ha hecho a mi mujercita del alma.

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