viernes, 12 de octubre de 2007

Ayudando a mi mujer a comer pollas

Desde hace bastante tiempo, mi mujer tenía la fantasía de que yo mantuviera relaciones con los machos que se la follan y que la ayudara a comerme sus pollas, y yo, como buen marido que soy, decidí hacer realidad su fantasía.

Yo nunca había pensado en la posibilidad de hacer sexo con hombres, pero despues de insistirme mi mujer me empezó a entrar curiosidad. Cuando hacíamos el amor, ella me hacía imaginar pollas entrando en mi boca, imaginar como los dos nos comíamos una buena polla, y el asunto comenzó a excitarme mucho, así que buscamos a un chico por internet para hacer realidad esa fantasía.

Mi mujer no tiene predilección por ningún tipo de hombre en especial, le da igual la edad, el físico, y al tamaño de sus pollas no le da mucha importancia, lo que sí es muy importante para ella es que sepan hacerla disfrutar, que sean muy machos, y que sepan mover bien la lengua y la polla. Me viene siendo infiel (con mi consentimiento) desde hace 2 años, y siempre estoy presente. A sus 39 años conserva un físico espectacular, y en la cama es una auténtica puta.

Antes de elegir al chico, le dije que me gustaría que estuviera bien dotado, que si iba a comerme una polla quería que fuera una buena polla, así que elegimos a un chico de 28 años con una polla larga y gruesa. Durante los días que precedieron a la cita, estuve ensayando con un consolador que ella me hacía chupar y me explicaba como debía hacerlo. Mi mujer me dijo tambien que le encantaría ver como me penetraba por el culo, cosa que en un principio no entraba en los planes, así que le dije que no estaba seguro, que ya veríamos. Pero ella insistió y me metió el consolador por el culo para ir preparándomelo, por si acaso luego me apetecía.

La noche de la cita, antes de que llegara el chico, la ayudé a vestirse y a maquillarse. Se maquilló como una puta, y eligió un conjunto de lencería negro muy excitante, y una minifalda de cuero y una camisa. Me gusta mucho verla con esa pinta de puta. Como siempre, yo actuaría como sumiso y sirviente de ellos, es una cosa que la pone muy cachonda y a mí tambien. Casi siempre soy el que les entrega los condones cuando está con sus machos, el que les ayuda para colocarse en la postura que deben follar, etc. En definitva, soy su esclavo.

Cuando llamó Rafa, que así se llamaba el chico, yo abrí la puerta, nos saludamos y lo llevé al salón, donde estaba mi mujer. Se dieron dos besos y se sentaron juntos mientras yo iba a la cocina a preparar unas copas. Cuando volví estaban los dos muy juntos y él tenía su mano sobre una de sus piernas.

- "Anda, ponnos algo entretenido en la tele", dijo mi mujer, refiriéndose a que pusiera una película porno, cosa que hice al instante.

Me senté en otro sofá y estuvieron bebiendo y hablando entre ellos sin hacerme ningún caso.

- "Oye, tengo calor, desabróchame la camisa", me dijo mi mujer, así que le desabroché varios botones de la camisa, mientras Rafa la besaba en el cuello y le acariciaba la pierna.

- "No, tonto, tengo mucho calor, desabróchame todos los botones", me dijo, y le desabroché todos los botones, quedando su camisa totálmente abierta y su sujetador y vientre a la vista de Rafa.

Él le metió su mano por dentro de la camisa y besaba en el cuello mientras miraban la película.

Pocos minutos despues, me dijo que seguía teniendo calor, así que le quité la camisa, quedándose en sujetador, un sujetador negro muy sexy que apenas le tapaba la mitad de las tetas, y añadió :

- "Y creo que Rafa también tiene calor...".

En un primer momento pensé en quitarle la camiseta, pero opté por quitarle los pantalones, seguro que era más acertado. Se los desabroché mientras se daban un beso con lengua y tiré de ellos, dejándolo en slips. A continuación mi mujer empezó a acariciarle su polla por encima del slip, y yo le quité a ella el sujetador, dejando libres sus tetas para que estuvieran a disposición de Rafa.

- "Cariño, mira que polla tiene Rafa, ¿te gusta?. Mira como se está poniendo gorda y dura, mira...".

Entonces yo me senté al otro lado de Rafa y con cierta timidez acerqué mi mano a su polla. Mi mujer me animó a que se la agarrara con mi mano, y así lo hice, agarré la polla de Rafa con mi mano, y me gustó mucho la sensación de su polla caliente.

- "Juega con ella, siéntela en tus manos, acaricia sus huevos...", me decía mi mujer mientras Rafa le chupaba las tetas.

Poco a poco me fuí soltando y mientras con una mano lo masturbaba, con la otra le acariciaba los huevos. Sentir como su polla se endurecía en mi mano me pareció una sensación muy excitante.

Al chico se le veía muy excitado por la forma con la que le chupaba las tetas a mi mujer, y eso era buena señal, significaba que yo lo estaba haciendo bien, a pesar de mi torpeza de principiante. Nunca imaginé que sería tan maravillosa la sensación de tocar una polla que no fuera la mía, sentir como una polla ajena se endurecía en mi mano, acariciar sus huevos calientes sabiendo que cuanto más placer le diera yo a él, más placer le daría a mi mujer con sus chupadas, pues le estaba devorando las tetas y con la otra mano le pajeaba el coño.

- "Venga, vámonos al dormitorio, que va siendo hora de que saborees esa polla y la prepares para que me folle el coño", me dijo ella, así que nos dirigimos hacia nuestro dormitorio.

Rafa se tumbó en la cama, mi mujer y yo pusimos nuestras cabezas a la altura de su polla y ella me dijo que mirara bien como se hacía, así que la agarró y empezó a chupársela lentamente mientras me miraba, a la vez que agarró mi mano y la llevó a sus huevos para que se los acariciara, así como la parte de abajo de la polla.

- "Te toca, cielo, métetela en la boca y chupa, pero primero despacio y con cuidado, no le vayas a hacer daño con los dientes".

Así lo hice, me metí la polla de Rafa en la boca y comencé a chupar. Primero por los lados, como me dijo ella, y luego metiéndome la cabeza de la polla en la boca y comenzando a tragármela.

- "Muy bien, muy bien", me decía ella animándome, y tras unos minutos en las que yo me dediqué exclusivamente a chuparla, empezamos a compartirla ambos. Ella se la mamaba y me la pasaba a mí, y así sucesivamente. A veces, mientras uno se la chupaba, el otro le lamía los huevos, y por los gemidos que daba Rafa, creo que lo estábamos haciendo muy bien.

- "Ahora quédate chupándosela tú solo", me dijo, mientras ella lamía todo el cuerpo de Rafa, desde el vientre hasta su boca, y empezaron a besarse mientras yo seguía con la mamada.

Tengo que decir que si hubiera sabido lo maravilloso que era chupar una polla, lo hubiera hecho mucho antes, sin esperar a que mi mujer me insistiera tanto. Descubrí que es tan maravilloso como comerse un coño.

Rafa me pidió parar, porque estaba a punto de correrse, pero mi mujer, que estaba sentada sobre su boca recibiendo una buena lamida de coño, le dijo que daba igual, que se corriera, que la noche era larga y había tiempo para todo, así que ella inclinó su cuerpo hacia alante y le empezó a lamer los huevos y a ayudarme con la mamada, hasta que por fin Rafa se descargó en nuestras caras, cayendo la mayor parte del semen en la mía, pues mi mujer le agarró la polla y apuntaba a mi cara mientras la caliente polla soltaba toda la leche. Ella me chupó la cara y recogió la leche que caía por mi barbilla, y luego me dio un beso, compartiendo ambos el semen.

- "Bueno, ahora te tienes que encargar de ponerla otra vez dura tú solito para que me folle, ¿vale cariño?", me dijo mi mujer, así que me metí otra vez la polla pringosa de semen en la boca, a la vez que ella empezó a chupármela a mí para que me esmerara en mi trabajo.

Cuando estuvo totálmente dura, mi mujer se sentó encima de Rafa y empezaron a follar. Yo me puse tumbado junto a él, observándolos y masturbándome. Como sabía que a ella le gusta que se la follen por el culo, cogí un tarro de vaselina de la mesita de noche, pero cuando ella me vio, observé un gesto de picardía en su cara que me dio a entender lo que estaba pasando por su cabeza.

- "Cariño, ponme vaselina en el culo para que Rafa me folle, y luego ponte tú delante mía, que te voy a poner vaselina yo a tí...".

Así lo hice, le unté vaselina en el culo, y mientras Rafa se lo follaba, me puse a cuatro patas delante de ella, que me untó la vaselina en el mío, mientras yo me masturbaba. Era tal mi calentura que reconozco que estaba deseando que Rafa me la metiera por el culo.

- "No te vayas a correr, Rafa, que ahora le vas a follar el culo al cabrón de mi marido".

Cuando Rafa se la sacó del culo, ella guió su polla hasta el mío y lentamente fue introduciéndola. Al principio sentí dolor, aunque no tanto del que me imaginaba, y comencé a disfrutar de la gran follada que Rafa me proporcionó, mientras mi mujer tenía su cara debajo de él y le chupaba los huevos.

Yo me masturbaba mientras sentía la gorda polla de Rafa en mi culo, era una sensación nueva para mí, indescriptible y maravillosa. Comprendí entonces el porqué a mi mujer le gusta tanto que se la follen por ahí. De vez en cuando mi mujer la sacaba de mi culo, le daba varios lametazos y me la volvía a meter, hasta que noté como Rafa tensaba sus músculos y se descargaba dentro de mí, llenándome el culo de leche.

Aquella noche fue la primera en que mi mujer y yo compartimos una polla, pero no la última, puesto que la experiencia me gustó mucho más de lo que nunca me hubiera imaginado, por eso fue solo el comienzo de mi iniciación en la bisexualidad, una opción sexual que me proporciona muchísimo placer, y no solo a mí, sino sobre todo a mi mujer, puesto que ella se vuelve loca compartiendo sus machos conmigo. Espero contaros otras experiencias que hemos tenido en próximos relatos.

A mí tener que esperar un mes se me hizo una eternidad, y durante ese tiempo siempre que echábamos un polvo nos excitábamos recordándolo. Me volvía loco cuando mi mujer, entre jadeos, me insultaba, me recordaba que le había mamado la polla a un tío, que se había corrido en mi boca, que me había dado por el culo, por lo que además de un puto cornudo era un maricón. Sus palabras de humillación me provocaban unos orgasmos inmensos...

Una noche, ella se puso uno de sus conjuntos de lencería más sexy, y como es habitual, a mi se me puso la polla como un palo de verla así. Sin embargo, cuando me disponía a decirle lo bien que le quedaba y a agarrarle el culo, me dijo que no la tocara, que no iba a poder disfrutar de ella esa noche. Me quedé extrañado, sin saber qué pretendía, y acto siguiente me dijo que me sentara en el sofá y puso en el televisor una película de gays, ordenándome que me masturbara mientras la veía.

Yo le dije que prefería las escenas bisexuales, donde además de chicos que se lo montaban entre ellos hubiera alguna chica, ya que las películas gays nunca me han excitado, sin embargo me insistió, así que me saqué la polla del pantalón y empecé a sobármela mientras contemplaba una escena de dos chicos blancos y uno negro.

Alargué mi mano izquierda para acariciar los muslos de mi mujer, que estaba sentada a mi lado, sin embargo ella me la apartó y me dijo que no la tocara, y que siguiera masturbándome con la película. Le volví a decir que las películas de gays no me excitan tanto como para masturbarme, y que necesitaba algún otro estímulo para que la polla se me endureciera y poder hacerme la paja, por ejemplo acariciarle a ella las piernas o las tetas, pero volvió a decirme que no, que me olvidara de ella y prestara atención a la película y disfrutara de las pollas que aparecían en la pantalla.

Entonces, la situación comenzó a excitarme poco a poco. El hecho de que mi mujer me obligara a masturbarme con una película de gays era una especie de humillación para mí y empezó a darme morbo.

- "¿Ves cariño?, la polla se te está empezando a endurecer. Las pollas te encantan, confiésalo, y va siendo hora de que te excites con ellas sin la necesidad de ver las tetas, culo o coño de una tía".

Sus palabras elevaron mi excitación hasta tal punto que la polla la tenía completamente empalmada y me masturbaba como un loco viendo la escena gay de aquella película.

- "Mira que pedazo de polla tiene el negro, ¿a que te gustaría ser uno de los chicos que se la está chupando?. Confiésamelo, cariño, ¿no desearías tener a tu disposición esa polla?. ¿No te gustaría quedar con un hombre a solas, sin que yo ni otra mujer estuviera presente, y montártelo con él hasta que te llenara de leche, como un auténtico maricón?".

- "Síiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii", le contesté eufórico, con la polla a punto de soltar mi leche.

- "Ahora quiero que, justo en el momento en que vayas a correrte, me digas que te encantan las pollas, que además de ser un cornudo te estás convirtiendo en un maricón, y que me supliques que te busque pollas", me dijo ella mientras se masturbaba metiéndose un vibrador por el coño.

Con sus morbosas palabras, la muy puta consiguió que eyaculara mientras le decía :

- "¡Me encantan las pollas, me encantan las pollas!, ¡por favor búscame pollas, tráeme tíos a casa para que les vacíe los huevos!, siiiiiiiiii... ¡qué gustazooooooo!..".

Mi mujer se volvió loca escuchándome decir esas palabras, y cuando yo acabé de correrme ella seguía metiéndose el vibrador como una loca. Pensé en ayudarla con mi mano y lengua en su masturbación, pero opté por dejarla sola, que seguramente era lo que quería, así que fuí por papel higiénico para limpiar mi corrida del suelo mientras ella terminaba de correrse y durante su orgasmo me gritaba :

- "¡Me corro, hijo de la gran puta!, ¡me corro puto cornudo maricón, cabronazoooooo!, ¡Síiiiiiiiiiiiiiii!".

La verdad es que fue una sesión de masturbación muy placentera para ambos y que repetimos casi a diario hasta el día que volvimos a quedar con Rafa. A veces, en vez de poner una película gay, poníamos películas porno normales, pero ella me obligaba a que hiciera comentarios sobre las pollas que salían, y otras veces, en vez de películas, nos masturbábamos con fotos de Rafa.

Al fin, un viernes por la tarde, recibimos la llamada de Rafa, diciéndonos que estaba disponible durante todo el fin de semana para lo que quisiéramos, así que esa misma noche quedamos con él en nuestra casa, y además lo invitamos a que pasara todo el fin de semana con nosotros, cosa que aceptó gustosamente.

Despues de cenar, nos pusimos cómodos en el sofá y bebimos unos cubatas mientras conversábamos de diversos temas. Como Rafa iba a pasar todo el fin de semana con nosotros, nos tomamos las cosas con tranquilidad, sin prisas. Hablamos de todo tipo de temas, trabajo, de música, cine, etc. Mi mujer todavía iba vestida con la ropa del día, no se había cambiado, llevaba una falda larga y una camisa oscura abotonada hasta arriba.

En un momento en el que mi mujer se levantó y fue a la cocina por hielo y pistachos para acompañar la bebida, me comentó Rafa :

- "No sabes lo mucho que me he acordado de vosotros durante estos días, y sobre todo, de tu mujer, para que voy a engañarte, me encanta tu mujer y estaba deseando volver a verla y... jeje, ya sabes".

- "No te cortes Rafa, dilo, estabas deseando volver a acostarte con mi mujer, follártela y meterle la polla en la boca, es normal, ella es una mujer que está muy buena y sabe hacer disfrutar a un macho".

- "Pues la verdad es que sí, aunque no solo ella sabe hacer disfrutar a un macho, creo que su marido tambien sabe hacerlo muy bien...", añadió Rafa, lo que nos hizo sonreír a ambos, y prosiguió diciendo :

- "Te confieso que han sido muchas las veces que durante estos días me he masturbado pensando en el cuerpo de tu mujer, y el hecho de que me hayáis invitado a pasar todo el fin de semana con vosotros es un detalle que os agradezco de verdad. Muchísimas gracias por todo".

- "No tienes que darnos las gracias, hombre, las gracias te las damos nosotros a tí por permitirnos disfrutar de tu presencia y... de esa pedazo de polla que tienes", le dije, y ambos reímos con complicidad.

Llegó mi mujer, nos llenó los vasos y comentó que iba a la habitación a ponerse algo más cómodo de ropa, volviendo a los pocos minutos con un camisón semi-transparente, sin sujetador, que dejaba ver sus tetas con cierta claridad. Se sentó junto a Rafa, el cual no tuvo ningún reparo en poner una de sus manos encima de su pierna y le dijo lo guapa que estaba, a la vez que clavaba su mirada en sus pechos.

Seguimos bebiendo y hablando de diversos temas, hasta que la conversación fue centrándose en el tema sexual. Entre la conversación y las copas, cada vez estábamos más calientes y desinhibidos. Me gustaba como se estaban desarrollando las cosas, lentamente y sin prisas, con mucha calma, en diferencia de las últimas ocasiones, en las que mi mujer me trataba desde un primer momento como esclavo y hacía patente mi condición de cornudo sumiso desde que su amante entraba por la puerta.

Cuando comencé a echar demasiado en falta su trato vejatorio hacia mí y mi condición de cornudo sumiso-mamporrero, mi mujer dijo :

- "Oye Rafa, ¿sabes que a mi marido últimamente le encanta masturbarse con películas gays?. La verdad es que empecé obligándolo, pero le está cogiendo el gusto y casi a diario se masturba viendo a tíos chupándose las pollas y dándose por el culo. A este cabrón le gusta más una polla que a un tonto un lápiz".

- "¿Ah, sí?. Bueno, la verdad es que no me extraña, porque el otro día, para ser la primera vez que se comía una polla, lo hizo bastante bien, mucho mejor que muchas mujeres con las que he estado, y me alegro que le esté cogiendo el gusto, porque, para ser sinceros, me da mucho morbo tener la polla dentro de la boca del cornudo mientras yo me encargo de calentar a su mujer para follármela. Y es que, soy de los que piensa que no hay que perder el tiempo, ¿y en qué mejor lugar puede estar la polla de un corneador que en la boca del cornudo mientras ve como preparan a su mujer para ser follada?".

Acto seguido, mi mujer, mientras Rafa comenzaba a acariciarla con más soltura y a meterle la mano por dentro del camisón, me dijo :

- "Dile a Rafa lo mucho que nos hemos masturbado viendo fotos de él durante estos días, viendo su polla empalmada".

- "Rafa, te tengo que confesar que los días que no me pajeaba viendo películas gays, me pajeaba viendo fotos tuyas, tienes una polla que me excita tanto que me he hecho buenas pajas con ella. Mi mujer se sentaba a mi lado, se metía el vibrador por el coño hasta que se corría como una loca, pero a mí no me dejaba tocarla ni meterle mano, yo me excitaba viendo tus fotos y me corría mirando esa fantástica polla que tienes".

Ellos, escuchando mis palabras, se ponían cada vez más cachondos. Rafa acariciaba las tetas de ella suavemente, y con la otra mano empezaba a buscar su coño. Me mujer me preguntó :

- "¿A que solo de pensar en la polla de Rafa se te pone dura?".

- "Sí", contesté.

- "Pues la vas a tener todo un fin de semana para tí, cariño, te aseguro que va a ser un fin de semana que jamás olvidarás".

Rafa le subió el camisón hasta la cintura, le apartó el tanga y comenzó a sobarle el coño mientras se daban un morreo. Despues, mi mujer se puso de pie, se quitó el camisón y el tanga, y, totálmente desnuda, me dijo :

- "Tienes a tu mujer totálmente desnuda delante del macho que va a follarme, pero quiero que seas tú el que se lo diga, quiero que me ofrezcas y que le digas que puede hacer conmigo lo que quiera, que durante todo este fin de semana seré de su propiedad y que tú serás su esclavo. No seré yo tu ama durante estos días, sino él. Ofréceme, cabrón, ofréceme al macho que me va a hacer disfrutar".

Y yo, con la polla tan empalmada que me dolía por la presión que el pantalón ejercía sobre ella, le dije a Rafa :

- "Rafa, aquí te ofrezco a mi mujer, la mujer con la cual me casé y que me juró fidelidad delante de nuestros familiares y conocidos, aquí la tienes para disfrutar con su cuerpo y hacer lo que te venga en gana, usa su cuerpo, úsalo como te plazca, disfruta y hazla disfrutar, te lo ruego".

- "Así lo haré, grandísimo cornudo, así lo haré, esta guarra y tú me perteneceréis durante todo el fin de semana".

Rafa se levantó, poniéndose frente a mi mujer, que tambien estaba de pie, y me dijo :

- "Venga cabrón, agárrale las tetas y ofrécemelas".

Me situé detrás de mi mujer, le agarré las tetas y se las ofrecí a Rafa, que se acercó y comenzó a lamerlas, mientras yo las mantenía sujetas con las manos. Pasaba su lengua alrededor de los pezones, y en la cara de mi mujer pude observar su sensación de gusto.

- "Ahora bájame los pantalones y ponme dura la polla, cabronazo", me dijo, cosa que hice al instante.

Y allí estaba yo, agachado, masturbando primero y chupando despues la polla del corneador al cual había ofrecido el cuerpo de mi mujer. Cuanto más engullía su polla, más profundos eran los lametazos que él le daba en las tetas.

- "Joder, que bien la chupa este cabrón", escuché que le susurró a mi mujer cerca del oído.

Me mandó parar y nos dirigimos al dormitorio.

- "Tumbaros los dos en la cama, voy a ponerme un nuevo conjunto de lencería que me comprado, quedaros ahí tumbaos que quiero daros la sorpresa, espero que os guste. Bueno, mejor dicho, quiero darte la sorpresa a tí, Rafa, espero que te guste".

A los pocos segundos entró mi mujer con un conjunto de lencería que yo no había visto antes. Era blanco, muy sexy, el tanga tenía un agujero que le dejaba el coño a la vista, y el sujetador también estaba agujereado, quedando sus tetas y pezones fuera.

- "Guau cariño, ¿cuando te lo has comprado?", me permití la libertad de preguntarle.

- "Tú calla, cornudo. ¿Te gusta, Rafa?. ¿Qué tal me queda?".

- "Uff... ¿que si me gusta?, ¡estás espectacular!. Pareces una auténtica puta".

- "Ahora masturba a Rafa mientras él me observa", me dijo me mujer, y me puse a masturbarlo mientras mi mujer andaba de un lado para otro del dormitorio, adoptando poses de auténtica zorra. Me encantaba, me encantaba sentir su polla en la mano, la cual agarraba firmemente mientras con la otra mano le masajeaba los huevos. Despues me mandó parar, se puso encima de Rafa y empezaron a meterse mano mutuamente, mientras yo, a un lado, los observaba.

Ella bajó la cabeza a la altura de su polla y comenzó a chupársela. Rafa me dijo :

- "Mira cabrón, mira como la puta de tu mujer me chupa la polla, aunque la verdad es que no se quien lo hace mejor, si ella o tú".

Estuvo un rato chupándole la polla y luego mi mujer nos dijo que Rafa y yo nos pusiéramos en posición de 69, yo abajo y él arriba, y ella se tumbó poniendo su coño a la altura de la boca de Rafa. Sin que me dijeran nada, comencé a chuparle la polla y Rafa le comió el coño a mi mujer. Me encantaba aquella postura, con su polla y huevos aprisionándome la cara, sentir sus huevos calientes sobre mi cara mientras me tragaba su polla.

En el momento en que noté que Rafa tensaba el cuerpo y pegaba con fuerza su polla contra mi cara adiviné que iba a recibir su leche. Yo también estaba a punto, e intenté hacerlo a la misma vez que él. Me saqué su polla de la boca, la masturbé y apunté hacia mis labios, cuello y mejillas. En ese momento, empezamos los dos a eyacular, yo sobre las sábanas y él sobre mí. Fue colosal, porque sentir su leche caer sobre mi cara me provocó un orgasmo largo e intenso, de esos que no se tienen todos los días.

La noche no se había acabado, ni mucho menos, tuvimos diversión hasta altas horas de la madrugada, pero eso lo dejaré para el próximo relato...

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